a

martes, 6 de noviembre de 2018

La mustia rosa que florece-relato



La mustia rosa que florece

Protagonistas::::

Protagonista principal: Martin, de diecisiete años, sobrino de Jennifer, nieto de la abuela Consuelo, primo de Emilia

Protagonista Principal :

Jennifer, la tìa de Martìn, dueña del colegio. (44 años) mas o menos. Representa unos 38 años nada mas, cabello rubio, fina de cara, bonita figura, mamà de Emilia

Protagonista Principal :
Valentina, alumna de 9 años del 4ª bàsico, hija del Cònsul de ….. tiene cuerpo de una chica de diez años, cabello castaño claro, casi rubio, suele utilizar casi siempre cola de caballo

Protagonista Principal :
Vanessa, (33 años), mamà de Maureen, y de sus dos hijos varones, esposa del Cónsul de..... juega tenis, bastante hermosa, , amor platónico de Martín

Protagonista principal:
Emilia, de diez años, hija de la tìa Jennifer, vive con su papà , viene y suele quedarse dos meses, aunque a veces también suele venir en las vacaciones cortas y se queda un par de semanas

Protagonista Principal:
Romina, (15 años), hija del entrenador del club de atletismo donde participa Martín y polola de Martín, tez clara, cabello largo, rasgos muy lindos, naríz respingona, mirada pícara, una belleza de adolescente

Protagonista secundario, casi principal :
Manuel, 28 años, mas bien bajo pero grueso de contextura, es quièn hace el aseo del colegio, y le ayuda a la abuelita Consuelo con la huerta.

Protagonista secundaria:
Carmen, (7 años), hija de la dueña de la lìnea de autobuses de larga distancia “ ------ ----- ------ ----”” que suelen visitar a la tìa.


Protagonista secundaria:
Maureen, alumna de 9 años del 4ª bàsico, hija de Vanessa e hija del Cònsul de …... hermana de los mellizos

Protagonista secundaria:
Angèlica, alumna del 4ª bàsico, hija del empresario …....

Protagonista Terciario:
Hermano de Maureen , cabello rubio, pecoso y bien activo

Protagonista Terciario:
2ª hermano de Maureen , cabello castaño claro, pecoso y activo.

Protagonista Terciario:
Helen la profesora de inglès

Protagonista Terciario:
Beatriz la profesora del cuarto año

Protagonista Terciario
La abuela Consuelo, 80 años, mamà de la tìa Jennifer, abuela de Martìn y de Emilia.
----------------------- ----------------------- -------------------------------

Relato en primera persona
-------------- ----------------------------- ----------------------------------

Cuando esa tarde aparecì con la abuelita Consuelo en la casa de mi tìa Jennifer, (despuès de mas de treinta horas de viaje en autobùs).

El sitio era un terreno muy grande, en que casi al llegar al fondo, la casa de madera estaba a la izquierda, de allì hasta el final del sitio habìan unos veinticinco metros, (casa tipo A, una habitaciòn, una cocina, el baño era un cuarto que estaba afuera casi adosado a la casa).

Casi al fondo del sitio, a la derecha habìa un cuarto que servìa de habitaciòn que serìa compartida por mi y un trabajador llamado Manuel.

Y despuès de ella, (al fondo), habìa otra habitaciòn que servìa para que algunos de los o las estudiantes se quedaran el fin de semana.

Al costado derecho, (mirando desde la calle hacia dentro), a unos diez metros desde el fondo hacia la calle, habìan mas “habitaciones”, (6), eran grandes y servìan para que los estudiantes de enseñanza bàsica, pues estudiaran allì ya que todo ese sitio, mas el huerto que comenzaba en la entrada del sitio a los dos costados con un pasillo al medio, mas el patio enorme que habìa antes de llegar a la casa, mas el sitio que habìa despues de la casa, todo eso......era el colegio de mi tìa Jennifer.

Mi tìa Jennifer, serà una de las protagonistas principales de esta hermosa historia, mujer de ya unos cuarenta mas o menos, su cabello rubio, de tez entre blanca y canela, de cuerpo fino bien formado, hermana menor, (la menor de todos ), de mi papà, tenìa una hija llamada Emilia,.--

Emilia.-- que serà una protagonista principal, tiene diez años, cabello negro y largo hasta la cintura, vivìa con el padre en una pequeña ciudad a unos 300 kilòmetros de distancia.
Emilia viajaba a visitar a su madre, o su madre la iba a buscar una vez al año en las vacaciones, y se quedaba casi dos meses.
Aunque tambien habían ocasiones en que solamente se quedaba una semana o dos

Valentina.-- que serà una de las protagonistas principales, tiene 9 años, cabello casi rubio, (castaño claro), caìda hasta un poco mas abajo de los hombros, ojos claros, tez blanca, su cabello lo ata en forma de cola de caballo, su cuerpo representa diez años, hija del Cònsul de...... cursa el 4ª curso de enseñanza bàsica.

Maureen, que serà una de las protagonistas secundarias, tiene 9 años, de cabello negro peinado a lo prìncipe valiente, de contextura fina su tez es blanca y tiene carita de àngel, cursa el 4ª curso de enseñanza bàsica, es hermana de los mellizos y es hija del Cònsul de …... y de Vanessa

Vanessa, mamà de Maureen y de los mellizos, serà una de las protagonistas principales, tiene 33 años, le gusta el tenis, siempre va a buscar a los niños en tenida de tenis, rubia, cabello rubio con visos castaños, hermosa figura, muy bonita de cara. Es el amor platónico de Martín



Era Marzo, y no hacìa mucho que habìan comenzado las clases, la primera impresiòn que me diò el colegio, fue de que era para niñas y niños “bien”.

Porque a medida que pasaba el tiempo, fui conociendo a la hija, (9 años) del cònsul de V......... a la hija, (9 años), del cònsul de E....... a la hija, (9 años), del cònsul de P.... a los hijos del empresario que era dueño de …..... a la hija pequeña, (7 años), de la dueña de la empresa de autobuses de larga distancia, la lìnea................ y asì, muchos y muchas mas....todos y todas niñas ricas.

Yo, desde los ocho años de edad que no veìa a mi tìa Jennifer, desde esa vez que …..... ((el resto de la historia es para mas adelante ¡je! ¡je!)). Y ya habìan pasado 9 años.

Conocì a Maureen, (protagonista secundaria en esta historia), chica de nueve años, hija creo del cònsul de..... tenìa dos hermanos, (protagonistas terciarios en esta historia, mellizos entre ellos), que tambien estudiaban en el colegio, rubios y pecosos a diferencia de Maureen que era de cabello negro y corte a lo prìncipe valiente.
Me gustaba la niña, y aunque era delgadita tenìa una carita muy angelical, a todos lados me seguìa y a mi me gustaba que lo hiciera.

A medida que pasaban las semanas, mi tìa me comenzò a enseñar como hacerme cargo de algùn grupo de estudiantes, por ejemplo ir a dar paseos con ellos y enseñarles algo de la naturaleza, de hecho a mi me gustaba leer mucho, por tanto sabìa de todo un poco.

Tambièn, de vez en cuando reemplazaba por unas horas a alguna profesora que hubiese tenido que hacer algùn tràmite en la ciudad.

Una de mis partes favoritas era cuando dos veces a la semana, a el tercero y al cuarto me tocaba narrarles un cuento o una historia de algùn escritor, a todos les fascinaba que yo les narrara historias y les contara cuentos , esos Mièrcoles y esos Viernes, y no les importaba si eran cuentos conocidos porque se las contaba bajo mi interpretaciòn, como por ejemplo el de la Caperucita Roja.

Bajo mi interpretaciòn, el Lobo feroz se las veìa muy negras al enfrentarse a una Caperucita karateca y la abuelita era una experta en el lanzamientos de palillos de tejer.

Habìan libros que yo le comentaba a mi tìa para que ella me concediera la autorizaciòn de decirles a los alumnos que les pidieran esos libros a sus padres, y que los trajeran en la pròxima clase.. Cuando leìamos los libros, hacìamos representaciones de sus personajes allì en el patio, eso tambien les encantaba.

MIERCOLES
Un dìa, a media mañana, (Mièrcoles), a la hora del recreo, una de las alumnas, (Valentina, 9 años), tambien protagonista principal de esta historia, se me acercò, (yo sabìa que ella era hija del cònsul del E......), y me dijo que querìa que yo le leyera un cuento que habìa traìdo ella esa mañana.
Era un cuento que trataba de un rey y una princesa.

Valentina, no era delgada como Maureen, ni gordita como Angèlica, (protagonista terciaria de esta historia), para sus nueve años, dirìa que estaba bien formada, rubia casi castaño claro, de carita alargada, no tenìa carita de àngel pero era muy bonita, y me dijo que le habìa prometido a sus padres, leer ese cuento, pero .- continuò diciendome.- hay palabras que no entiendo.

Asì que le dije que estaba bien, que yo se lo leerìa, entonces Valentina caminò hasta el costado de la vivienda donde colinda con el sitio del lado.

Allì corre una alambrada que divide los dos sitios y està separada de la casa de mi tìa un par de metros, el patio de recreo quedaba al otro lado de la vivienda.
Asì que ella se sentò allì en el suelo, al borde de una acequia seca, y quedò como si hubiese estado sentada en una silla baja, llevaba un vestido floreado y amplio de una sola pieza, de color rosa, su cabello estaba atado como la tìpica cola de caballo.

Cuando se sentò allì, me mirò y me hizo un ademàn con la mano de que me sentara a su lado, asì que me sentè y me reclinè un poco hacia atràs apoyando mi espalda en el muro de la casa quedando bastante còmodo.

Entonces Valentina, se apegò a mi, y reclinàndose pasò su mano izquierda por encima de mi muslo derecho dejàndola caer por entre mis piernas y quedando ella apoyada su cabecita sobre mi muslo mientras su mano derecho la ponìa bajo su mejilla izquierda, .- y me dijo.- “”Ya estoy lista””.

Cuando lleguè allì al colegio por primera vez y vi a todos esos chicos y chicas.
Una de las impactantes imàgenes que me “enamoraron” a primera vista era la carita angelical de Maureen, poco me habìa fijado en las demàs niñas, sobre todo las de cuarto, que eran del curso de Maureen.

Y tampoco me habìa fijado mucho en Valentina, sin embargo, ahora que su cabecita descansaba sobre mi muslo, y su cabello me cosquilleaba el brazo, me fijè que era bastante bonita, quizàs no tenìa esa dulzura en el trato que tenìa Maureen, (era un poquito mas tosca), pero no lo necesitaba.

Con mi mano izquierda sostenìa, (casi con el brazo estirado), el libro, mi mano derecha, pues al estar la cabeza de Valentina allì sobre mi pierna, yo no sabìa donde ponerla, asì que optè por dejarla descansar sobre su cintura.

Entonces comencè a sentir como su barriguita subìa y bajaba con su respiraciòn, asì que abrì mi mano y con ella totalmente abierta la puse entre su pubis y su estòmago presionando suavemente su pubis, no pasaron mas de diez segundos cuando ella levantò la cabeza y me mirò.......

“”Acà la caguè””.- me dije para mis adentros pensando en las posibles consecuencias.-

Entonces Valentina se incorporò y me dijo.- “”yo no puedo leer asì, y quiero que leamos juntos””.
Y antes de que yo pudiera decir “pìo”, se puso frente a mi, pero de espaldas a mi, y su pierna izquierda la pasò por sobre mi pierna izquierda y su pierna derecha la pasò por sobre mi pierna derecha y afirmàndose con sus manos de mis rodillas se sentò, quedando su trasero completamente pegado a mi pubis.

Enderezò su espalda y la apegò a mi pecho, cogiò mi mano derecha y la llevò a que la rodeara por la cintura y con sus dos manitas presionò mi brazo como indicàndome que no lo sacara de allì.

Luego me arrebatò el libro de mi mano izquierda y cogiò mi mano y tambien la llevò hacia su cintura, y yo entonces me quedè rodeandola con mis brazos poniendo mi mano derecha abierta, en su pubis y mi mano izquierda abierta, en su estòmago, y ella cogiò el libro con sus dos manos y lo abriò y comenzamos a leer la historia.

Debo indicar que todo eso que hacìa Valentina, lo hacìa con la tìpica inocencia de niña.
Quizàs ella no veìa ninguna connotaciòn sexual en nuestra naciente relaciòn, sencillamente al parecer le gustaba sentirse asì, y fuera de eso, debo hacer saber que casi toda niña del colegio andaba enamorada de mi, quizàs Valentina solo querìa se una de mis preferidas o ser ..mi preferida....
A esa edad los niños y las niñas tienen su propia forma de pensar.

En esos diez minutos que estuvimos allì sentados, ella en varias oportunidades me cogìa de los brazos como afirmàndose y
levantàndose un poco, muy poco, y movìa su trasero a la izquierda, y a la derecha, (como acomodàndose), rozando ya no mi pubis, sino mi pene que se estaba erectando y no habìa manera de que no lo hiciera.

Yo le dije que ya tenìa que ir preparandose para entrar a clases porque pronto sonarìa la campana avisando que terminaba el recreo, ella me contestò que si, pero que al dìa siguiente querìa seguir leyendo el libro, yo le respondì con un .- “”ya veremos””, y ella me contestò que le prometiera que mañana seguirìamos leyendo el libro en el mismo lugar.

Asì que en el mismo momento en que mi tìa hacìa sonar la campana del tèrmino del recreo, me levantè con ella suspendida de mis brazos, (sus pies a unos treinta centìmetros del suelo), y dejàndola en el suelo le prometì que al dìa siguiente seguirìamos, y antes de salir corriendo hacia la sala de clases exclamò “”Yo soy la princesa y tu eres el rey””. Y no alcancè a decirle nada.

Cabe decir que a los quince minutos, le dije a mi tìa Jennifer que tenìa que hacer unos tràmites en el centro de la ciudad y salì de allì, necesitaba pensar, necesitaba poner en orden mis ideas,
¿còmo era posible que me estuviese pasando eso?, ¿y si ella lo contaba?, era la hija de un cònsul....me secarìan en la càrcel..... .

Pero el problema real no eran esas cosas, si me hubiesen metido en un horno ardiente para quemarme vivo, no me habrìa preocupado tanto como lo que en ese momento me tenìa con mis sentires totalmente revueltos.

Algo habìa sucedido en mì, algo que no pensè me podìa suceder, por lo menos con niñas de esa edad no.
Es que cuando estàbamos leyendo el libro en esa posiciòn de estar ella sobre mi a horcajadas, me exitè, me exitè y mucho.



Mientras caminaba por las calles, mi pene aùn ardìa y estaba semi erecto, y eso me molestaba porque las personas podìan verme asì y serìa vergonzoso, ya que mi pene no es ni muy pequeño ni muy grande, creo que es de un tamaño adecuado.
Una vez me lo medì, claro que fue con la huincha de medir las telas, y medìa entre veintitres, (23), y veinticuatro, (24), centìmetros.
Lo que si reconozco, es que creo que es muy grueso, y ahora me dolìa, pero era porque habìa estado muy apretado en mi vaquero o blue jeans.

Volvì por la tarde cuando ya habìan terminado las clases y todos se habìan ido.
Hice limpieza en todo el colegio, mi tìa me miraba de lejos como diciendo..¿Què le pasa a este que està limpiando todo?.

Esa noche no dormì bien, bueno, de tanto pensar me quedè dormido como a las cinco de la madrugada.

JUEVES
Cuando me levantè, y estaba desayunando, me puse a recordar lo que yo hice el dìa de ayer cuando estaba con ella.

Me di cuenta de que una de las cosas mas agradables que recordaba del dìa anterior era, haberle rozado el interior de su muslo con el dorso de mi mano, allì casi cerca de las ingles, fue en un momento en que una brisa le levantò su floreado y amplio vestido.

Tambien recordè que, (mientras bebìa unos sorbos de cafè), cuando ella se apegò a mi, su cabecita quedò apoyada sobre mi hombro derecho, y en el momento en que yo girè mi cabeza hacia ella para decirle algo, ella tambien girò su cabecita hacia mi, y nuestros labios tuvieron un leve y suave roce.

Todos esos pensamientos , y otros mas, volvieron a exitarme, entonces me dije que debìa ser cauto, no apresurarme, pero debìa avanzar un poco mas, hacerle alguna caricia en sus muslos para que ella supiera que era mi princesa.
Quizàs de vez en cuando darle algunos besos en la mejilla como premio por haber leìdo correctamente una frase, afirmarla bien de la cintura al rodearla con mis brazos y levantarla un poco de su trasero de vez en cuando, para inmediatamente aprisionarla hacia mi y apretarla con la excusa de acomodarla bien para la lectura.

Todo eso pensaba yo hacer cuando estuvièsemos allì, detràs de la casa leyendo.
Eran mis fantasìas.



Era Jueves y las clases comenzaban a las 8:30, luego de desayunar me dediquè a poner en orden un poco el patio de recreo de la muchachada, (la brisa nocturna habìa llevado unas pocas hojas de los àrboles que estaban mas allà del cuarto que servìa de mi habitaciòn.

La vi llegar desde lejos, ella caminaba con su mochila a la espalda, y su vestimenta era el mismo vestido del dìa anterior, vestido que aunque por arriba era ceñido a su cuerpo, desde su abdomen hacia abajo era un revuelo de volandas bastante amplio, ella no me dirigiò la mirada hasta cuando a punto de entrar a la sala de clases, me mirò y sonriò, -.- entonces me quedè mas tranquilo-. Ella no habìa contado nada.

Cuando la “tìa” de parvularios tocò la campana para el 1ª recreo, y salieron todos los cursos al patio, alcancè a vislumbrar a Valentina que se fue caminando tranquila hasta un costado de la casa llevando en su mano derecha el libro de cuentos, despues de mirar a un lado y a otro, se metiò ràpidamente al lugar de encuentro allì al lateral de la casa entre la casa y la alambrada.
Allì no solìa ir nadie porque para ir habìa que pasar por encima de los surcos que estaban llenos de plantas de camotes y que la abuela cuidaba como si fuesen oro, algo que al parecer a Valentina le importò muy poco.

Yo me encaminè hacia el “lugar de encuentro”, pero lo hice por la parte frontal de la casa, (entre la cocina y el baño habìa un metro de separaciòn), y por allì se podìa pasar hacia el lateral de la casa.

Cuando lleguè a la esquina de la casa vi a Valentina sentada con sus manitos apoyadas en sus piernas sosteniendo el libro, a cada momento miraba hacia su izquierda como esperando que yo apareciese por ese lado, entonces caminè hacia ella, girò su cabecita y al verme sonriò, y haciendo un pequeño ademàn con su mano me saludò con un tìmido “hola”.

Acercàndome, pasè por delante de ella y me sentè a su izquierda, (era mas fàcil ocultarla con mi cuerpo por si alguien aparecìa).

Aspenas me sentè, ella puso su brazo izquierdo sobre mi muslo dejàndolo caer entre mis dos piernas,casi pegado a mi ingle, (pràcticamente a mi pene), apoyò su cabecita en mi muslo y con la otra mano rodeò por debajo mi pierna, casi a la altura de mi rodilla y se puso a comer una barrita de chocolate, entonces.
Entonces es que comenzò nuevamente ese ardor en mis partes inferiores, (en mi pene en mi pubis, en las ingles), y sentì una extrema exitaciòn, pero como habìa meditado casi toda la noche, debìa de ir con cautela, con mucho cuidado para que ella no se sintiera en algùn momento agredida.

Su brazo, el que caìa entre mis piernas aùn sostenìa el libro, asì que lo tomè de su mano con mi mano izquierda y lo abrì.
Comencè a leer una de sus pàginas, y cuando iba por la mitad, escucho a Valentina decirme: “como ayer, quiero como ayer”, y esperò.

Ràpidamente pensè: “quiere lo mismo que ayer”, es seguro que ayer le agradò y hoy querìa repetir.

Asì que sin decir nada, dejè el libro a un costado de mi , le quitè su brazo que rodeaba mi pierna derecha y le quitè su brazo que caìa entre mis piernas y con mi mano derecha , la cogì de su brazo y la levantè, luego juntè mis piernas e hice que Valentina se pusiese a horcajadas en ellas mirando hacia la alambrada, la tomè con mis manos de los costados de su cadera y la atraje hacia mi y la sentè muy pegada a mi pubis.

Su vestido se subiò hasta sus muslos y mientras con mi mano derecha la aprisionaba hacia mi de la cintura casi rodeàndola,.

Con mi otra mano cogì el libro de mi costado y se lo pasè en sus manos para que ella lo abriera, y entonces abrì mis piernas y ella que estaba a horcajadas sobre ellas, lanzò un quejido de dolor haciendo ademàn de que la habìa dolido alli en los nacimientos de los muslos.
Entonces yo cerrè un poco las piernas y ella quedò con sus piernecitas casi totalmente abiertas, pero mas descansada.



Entonces mi mano izquierda se posò sobre su rodilla y comencè poco a poco a recorrer su pierna muy lentamente, acariciando su muslo y presionandolo de vez en cuando con mis dedos, (no querìa que ella notara que yo la estaba acariciando.
Debìa la caricia ser natural, como sin querer queriendo), y cuando ella arqueò un poco la espalda, pegando su cabecita a mi pecho casi en mi hombro derecho.
Yo.... entrè con mi mano totalmente bajo su vestido y lleguè a sus calzones, (bragas), que custodiaban esa fruta que ya mis labios, (de tanto que habìa fantaseado con ello), anhelaban tanto y con tantos deseos.

Y allì mis dedos, tìmidamente, (por sobre sus bragas), se posaron en su vagina, mi dedo medio fue quien se puso entre sus labios inferiores y al presionar su vagina, ella diò un pequeño “salto”, quizàs no se imaginò que yo podìa llegar a eso, o quizàs fue una reacciòn de placer, pero sus manitas siguieron sosteniendo el libro semi abierto y sus piernecitas continuaron casi totalmente abiertas.
Asì que comencè a acariciar suavemente su sexo, sus ingles, su pubis, bajando otra vez a sus labios inferiores, acariciando suavamente sus muslos que tenìan esa piel tan suave que rivalizaban con la mejor seda.

Reitero, todas esas caricias con mi mano izquierda, eran por sobre sus bragas, (calzones) .

Cabe decir que yo no me habìa puesto nuevamente los pantalones del dìa anterior, (los vaqueros azules), esos que eran bastante ajustados.

¡No!. Ahora me habia puesto unos muy anchos, que casi me quedaban grandes, es que el dìa anterior, fue tanta y tan continuada la erecciòn que tuve de mi pene que , durante toda la noche me doliò por lo prieto que se encontrò dentro de ese pantalòn, incluso ahora no me puse ni calzoncillos, por eso ahora mi pene se sentìa a sus anchas.

Y al estar Valentina sentada a horcajadas sobre mis piernas pegada a mi pubis, mi pene estaba completamente erecto y pasaba por entre sus nalgas.

Claro que todo por sobre su vestido y siempre dentro de mi pantalòn, vestido al que yo ya tenìa arremangado por delante casi hasta su cintura,
ya que como con mi mano derecha la tenìa rodeada por la cintura,
la soltè un momento e inmediatamente la volvì a coger,
pero esta vez con mi mano por debajo de su vestido,
asì que el ùnico “muro” que separaba a mis manos de su virginal sexo
eran sus bragas de color rosa estampadas con figuritas de flores.



Mientras yo hacìa todo eso, Valentina comenzò a leer la pàgina cuatro del libro donde el rey, invita a la princesa a tomar el te y unas galletas.

Estuvimos varios minutos en esa posiciòn, Valentina a horcajadas sobre mis piernas semi abiertas, el amplio vestido floreado subido hasta casi la cintura, en sus manos el libro abierto en la pàgina cuatro, y mi mano derecha posada sobre su pubis con mis dedos hurgueteando entre sus bragas y su piel tratando de abrirse camino, y mi mano izquierda, (mis dedos), acariciando por sobre sus braguitas de arriba a abajo su sexo, mientras ella a duras penas, (quizàs la exitaciòn), leìa el cuento.

De repente sonò la campana, y como un acto reflejo, los dos como resortes nos pusimos en pie, acomodè su vestido, sacudièndo con mis manos un poco el hipotètico polvo con el que se podìa haber ensuciado, le subì las calcetas que se le habìan bajado hasta los tobillos, la girè hacia mi, pasè mis manos abiertas por los costados de su cabeza como peinandola hacia atràs, le arreglè el “chape” con el que sujetaba su “cola de caballo”, (que se le habìa soltado), ràpidamente la cogì de sus mejillas y le propinè un beso cariñoso en la frente ya casi en el surco del naciente de su narìz, le di una palmada suave en el trasero y le dije: ¡¡Corre!.
Y ella me mirò, y corriò hacia la sala de clases.

Yo volvì a sentarme, y al hacerlo me di cuenta de que se le habìa quedado el libro, asì que lo cogì y me lo llevè para leerlo completo ese dìa.

Como era dìa Jueves, me tocaba en la segunda hora, darle clases de lectura al 4ª curso, justamente el de Valentina y Maureen y Angèlica, (lo de contarles una historia).

Asì que esperè la media hora que tardaba la clase de inglès, y cuando saliò Helen, (la profe de inglès), yo esperè poco mas de cinco minutos.

A todo el curso le encantaba que yo llegase cinco minutos mas tarde, porque ese tiempo todos y todas lo ocupaban en hablar de las cosas que no pudieron terminar de decirse en el recreo.

Entonces abrì la puerta y entrè a la sala, eran tres hileras de pupitres, que se llenaban con 30 alumnos, la pizarra que abarcaba casi todo el frente del muro y delante, el escritorio.

Tomè asiento detràs del escritorio, y les dije que sacaran su libro de cuentos titulado, “Hansel y Gretel” para comenzar a leerlo.
La idea era que unos cuantos alumnos fueran leyendo el cuento, y cada uno leìa uno o dos pàrrafos, y asì en unos 20 minutos, ya tenìamos el cuento totalmente leìdo.
Y entonces comenzaba yo a relatarles el cuento nuevamente, pero a mi manera.
Mientras algùn alumno leìa su pàrrafo correspondiente, Valentina, (que estaba sentada en un pupitre doble), estaba dibujando o escribiendo en un cuaderno y no levantaba cabeza, excepto cuando terminaron de leer y comencè yo.
Allì se sentò muy derechita y cruzò sus manos y se puso a escuchar atenta el relato que yo exponìa.
Luego de terminar de relatarles el cuento, recorrì los pupitres dàndoles una hoja a cada alumno y alumna informandoles que cuando estuviesen en sus hogares, escribieran en esas hojas, si es que el cuento les habìa parecido interesante o no, lògicamente encabezàndolas con sus nombres.

Terminò la clase y yo salì de la sala, dàndole una ùltima mirada a Valentina, (que estaba sentada en la quinta hilera, pegada a la ventana que daba al patio).
Cuando caminaba por el patio, alejàndome de la sala, donde ya estaba entrando a dar su clase de historia la profe Sofìa, mirè hacia la ventana en la que estaba Valentina, y la vì allì, con su carita pegada al cristal mirandome, le hice un gesto de despedida con la mano y ella respondiò con otro.....-Tenìamos ya nuestro secreto....-



Le comentè a mi tìa Jennifer que tenìa que llevar algunas herrramientas a un taller, para que las dejaran aptas para el trabajo que debìa efectuar el dìa ( Sàbado).
Porque para ese dìa por la tarde, mi abuelita Consuelo habìa quedado de enseñarme a plantar camotes, .-...- .
“”los camotes son tubèrculos que al asarlos, son un manjar””, en la parte de adelante de una de las salas de clases habìa una “cancha” de unos cinco metros de ancho por veinte de largo que yo tenìa que ir preparando haciendo los surcos con el azadòn mas sus correspondientes montìculos.

Pero habìa que “arreglar” algunas herramientas, asì que con el visto bueno de mi tìa, , sin esperar el 2ª recreo ni nada, cogì las herramientas y salì de allì.

No volvì hasta que habìan terminado las clases, porque mientras caminaba hacia el taller fui pensando en las cosas con Valentina, y ya estaba tembloroso de que se supiese o que alguien nos viera, realmente tenìa temor. ¿Que harìa yo con una niña de nueve años?.
Y sin embargo luchaba yo por no sentir lo que estaba sintiendo, pero era imposible negarme a que
me gustò lo que habìa sucedido con Valentina ese dìa, realmente me exitò, me agradò enormemente, sentì mucho cariño hacia ella y por què negar que muchos deseos sexuales tambien.

VIERNES
Pero tenìa un pavoroso miedo, miedo a que se supiera, miedo a las consecuencias, asì que al dìa siguiente, (Viernes por la mañana), casi no aparecì por los alrededores de las salas de clases, y en el primer recreo, desaparecì completamente.

Nadie me llamò, ni mi tia Jennifer me llamò.

Asì que me dije mas tranquilo, que, ya quedarìa todo eso en el olvido tanto de Valentina como de mi.
Y como era dìa Viernes, me dije: “”No verè a Valentina ni hoy por la tarde, ni el Sàbado, ni el Domingo, ese tiempo seguro que calmarà mis ansias y deseos y los de ella.

¡¡¡Craso error!!....¡¡¡Nunca se debe subestimar la inteligencia de una niña de nueve años!!!

¡¡Martìn!!..- escucho que me llama mi tìa Jennifer desde la oficina.- .
Ahora voy tìa”.- le contesto yo.- Y mientras me preguntaba yo lo que tenìa que decirle a mi tìa con respecto a Valentina, me fui acercando a la oficina, entrè casi sin pasar de la puerta, y escuchè a mi tìa decirme muy seria.

Martìn, necesito que hagas algo importante”, .- Si tìa.- le dije yo. ¿que es lo que desea?.
Pues.- me dijo.- Acaba de informarme Beatriz, (la profe del cuarto), que Valentina, una de sus alumnas està en la sala quejàndose de que le duele el estòmago, y està llorando, asì que ve ahora que ya estàn a punto de salir al segundo recreo, la llevas a la casa, le preparas una “manzanilla”, que la tome y que se acueste en mi cama un rato a descansar. “Si tìa”.- le respondì.-

¡Martìn!.- me llamò otra vez, ¿Si tìa?.- le preguntè.-

Y me dijo.- “”Y no la dejes sola, quèdate con ella hasta que estè mejor””. Yo .- añadiò mi tìa.- llamarè a sus papàs para ver que hacemos.
Entonces fue cuando yo exclamè en mi interior...- ¡¡Me cagò la niña!!.

Debo informar que a mi tìa, las mamàs y los papàs de las y los alumnos, le tenìan mucha confianza, tanta, que muchas veces algùn alumno o alumna se quedaba el fin de semana en el colegio, ya que sus padres debìan de viajar a convenciones o reuniones empresariales que les tomaban un par de dìas.

Lògicamente los hijos e hijas podìan quedarse en sus hogares con las nanas, pero en el colegio habìan àrboles, juegos, columpios, juegos de salòn, sala para dibujar, una salita para practicar la danza, etc. fuera de que siempre habìa un par de compañeras que tambien se quedaban, asì que para los niños y las niñas, quedarse en el colegio el fin de semana era como estar en el paraìso.

Para esos casos, mi tìa Jennifer habìa mandado a edificar una habitaciòn especial para los o las alumnas que podrìan quedarse los fines de semana, esta habitaciòn estaba un par de metros mas hacia el fondo de donde estaba la habitaciòn que ocupàbamos Manuel y yo.
Y constaba de un par de camarotes dobles, un pequeño refrigerador, un televisor y al costado de la habitaciòn una salita de baño.

Fui a la sala de clases del 4ª, allì estaba Beatriz, (la profe), y sentada en su silla , pero inclinada hacia adelante, con su cabeza sobre el pupitre, Valentina gimiendo, y con sus manos en su estòmago y diciendo con voz entrecortada: “”me duele mucho”.

Me acerquè, la cogì con mis brazos, la izè, la apretè hacia mi, y caminè con ella hasta la casa, cuando entramos a la casa, fui directo a la habitaciòn y allì la depositè suavemente, quedando ella en posiciòn fetal.
Fui a la cocina y preparè un agua de manzanilla para que se lo bebiese calientito.

Cuando volvì a la habitaciòn con la manzanilla, ella seguìa en la posiciòn que la habìa dejado, asì que dejè la tasa sobre el velador y me sentè en la cama y acariciè su cabello y su mejilla susurrandole bajito: “” ¿te duele algo mi princesa?. ¿te duele la barriguita?.

Yo me comencè a preocupar, seguramente era cierto que se sentìa mal, entonces, ella se girò y quedò de espaldas en la cama, y cogiò mi mano derecha y la llevò a su mejilla para acariciarse con mi mano entonces cuando me mirò supe.
Supe que todo era una farsa , un teatro montado por ella para seguir con lo nuestro.
Antes de que yo pudiese reaccionar, ella se sentò en la cama y me abrazò de la cintura y me dijo: “”no me dejes nunca mas”.

En ese momento, debo reconocer que se me confundieron no solo las ideas, sino tambien mis sentimientos. Yo la deseaba, me excitaba su cuerpecito, porque para ser una niña de nueve años, ella tenìa un cuerpo bastante armonioso y deseable.
Pero con esas palabras que me dijo allì abrazàndome, sentì como un remolonazo de cariño hacia ella.

De repente siento cerca de la casa, los pasos de mi tìa Jennifer, ràpìdamente hago que Valentina se vuelva a tumbar y yo me levanto de la cama y cojo la taza con la manzanilla y me quedo de pie como esperando que la niña se siente.
Y entra mi tìa, la ve que està acurrucada en la posicion fetal y me dice:” Cuìdala y cierra la puerta por dentro para que no venga nadie a molestarla”.

Era lo que faltaba, que me dejaran a solas con ella.

Pongan al gato a cuidar el pescado”..- pensè para mis adentros.-.

Entonces mi tìa me dice: “yo tengo que salir pronto y no volverè hasta las nueve de la noche, asì que hazte cargo de Valentina mientras veo lo que dicen sus padres””. Y se fue.

Yo estaba preocupado, porque una cosa era cerrar la puerta de la casa por dentro, y otra muy diferente que los que anduvieran por allì no atisbaran, (incluso sin querer), por las dos ventanas que daban al patio de recreo.

Asì que le dije a Valentina, mientras tomaba sus mejillas entre mis manos y le daba un suave beso en sus labios que, yo iba a salir para vigilar que no anduvieran alumnos rondando cerca de las ventanas, y que ella descansara un ratito, y le encendì la tele.

Salì de la casa y fui al patio de recreos a darme unas vueltas.

Es que realmente querìa pensar, es que no era tan fàcil que tuviese que estar con ella, yo querìa poseerla, querìa hacerla completamente mìa, pero pensaba yo en mi pene, era tan largo y grueso para ella, que yo temìa partirla, y no porque no me habrìa gustado sentir sus desgarros, sobre todo anal, sino que si a ella le doliera tanto que al final hubiese que llevarla al hospital o se lo contara todo a sus padres, entonces si que quedarìa la cagà.

Y mientras tanto, dieron las doce, la una, y ya cuando dieron las dos de la tarde, casi todos ya se habìan ido, y como siempre a Maureen la habìa venido a buscar su mamà, su excitante mamà en su excitante traje cortito de jugar tenis.
¡¡¡Què mujer mas deliciosa!!.

Siempre me miraba de lejos y me sonreìa hacièndome un gesto de saludo con su mano, mientras Maureen me lanzaba besos, y se iban las dos caminando hacia a las afueras del colegio por el camino central que dividìa la huerta.

Y de allà de lejos, se volteaban las dos y me hacìan gestos de despedida con sus manos...¡Ahhh!!,
si pudiera hacerla mìa.- pensaba yo mirando como se alejaba cimbreando sus caderas Vanessa, la mamà de Maureen.
Luego sacudìa la cabeza y me decìa.... “Martìn, que eso es fruto prohibido, no tienes posibilidades””.

Manuel, el hombre que solìa mantener en funcionamiento el huerto de la abuela, y que hacìa aseo en el colegio me dijo que esa tarde iba a salir.

Debo advertiros que cuando Manuel decìa que iba a salir, por ejemplo un Viernes por la tarde, esa tarde se le alargaba hasta el Lunes a mediodìa., asì que le dije. “Tranqui Manuel, yo no pienso salir a ninguna parte este fin de semana.
De repente escucho el telèfono allì dentro de la casa y corro para saber quien llama.
Era mi tìa Jennifer, y me llamaba para informarme que los papàs de Valentina justamente ese fin de semana tenìan que asistir a un par de conferencias, asì que Valentina se quedarìa,.- añadiò mi tìa.- en el colegio todo el fin de semana.
La ùnica alumna que se quedarìa ese fin de semana en el colegio, era Valentina.
Al final yo no sabìa si todo eso que estaba pasando ese Viernes era bueno para mi o era malo.
Todo se estaba confabulando para que Valentina y yo estuvièsemos juntos ese fin de semana.
Estaba claro que era allì, y en ese fin de semana que se decidirìa si Valentina serìa completamente mìa o no, porque si yo no poseìa ese fin de semana a Valentina, teniendo todos los factores a mi favor, entonces, nunca lo harìa.

Asì que entrè a la casa, fui al dormitorio donde estaba recostada y mirando la tele Valentina, la desplacè un poco hacia el centro de la cama y me recostè junto a ella poniendo mi brazo izquierdo por debajo de su cuello, y sin mirarla lancè una frase al aire diciendo: “”Siempre seràs mi princesa””.

Entonces ella, que estaba de espaldas a la cama, se girò hacia mi, puso su piernecita izquierda sobre las mìas y su mano izquierda sobre mi pecho y dijo con su tierna voz: “”Tu siempre seràs mi rey””.

Y asì nos quedamos un buen par de horas, como serà que hasta nos dormimos un buen rato, despertè medio asustado porque no sabìa cuanto rato nos habìamos dormido, y escuchè unos ruidos allì en el patio de los recreos.
Me asomè por la ventana y vi que era mi tìa Jennifer que recien llegaba y estaba quitando un triciclo de algùn alumno que estaba molestando la pasada.
Entonces, salì de la casa casi en puntillas, para que Valentina no despertara.

Y cuando me encontrè con mi tìa Jennifer, esta me dijo de entradita: “”Martìn, ya saquè el pasaje para ir a -.....- buscar a Emilia, (su hija de 10 años), asì que.- añadiò .- en una hora sale el autobùs y volveremos el Domingo por la noche, los papàs de Valentina.- añadiò mi tia.- van a llamar un rato mas por telèfono para decirle a la niña que se va a quedar en el colegio el fin de semana y despedirse de ella porque ya casi estàn viajando.

Entonces yo le dije a mi tìa: “”Pero, (haciendome el preocupado por la niña), ¿por què no vinieron a avisar antes de que la niña se iba a quedar acà?.

Si lo iban a hacer.- me respondiò mi tìa .- pero .- y añadiò.- como yo me comuniquè antes con ellos, ellos me lo dijeron allì.

¡Ahhh!, le respondìa a mi tìa como asintiendo y dàndome por enterado.

A las cuatro y treinta de la tarde, mi tìa se despidiò de mi, diciendome que viera que a la abuelita Consuelo no se le olvidara tomar sus medicinas, y se fue, y desde ese momento, Valentina y yo, quedamos totalmente solos en el colegio.
Bueno, tambièn con la abuelita Consuelo que estaba en la casa de al lado con la vecina.

Cuando mi tìa se fue, Valentina saliò de la casa y me dijo: “”tìo, tengo hambre”.
Ya.- le respondì yo.- voy a buscar unas frutas que hay en el refri para que comamos.
Y abriendo el refrigerador saquè un melocotòn, un melòn y un montòn de uvas.
Ella cogiò el plato con uvas, y volviò a entrar a la casa y acostandose en la cama comenzò a comer uvas mirando la tele.
A esa hora aùn era una hora de calor y no apetecìa casi no hacer nada, asì que me recostè en la cama junto a Valentina y le fui robando de vez en cuando algunas uvas del plato.
Entonces, puse mi mano izquierda otra vez debajo de su cuello y con mi derecha cogì una uva, la metì en mi boca, acerquè la cabeza de Valentina hacia mi haciendo que me mirara y que su boca quedara a la misma altura que la mìa y la besè.
Y con mi lengua, la metì entre sus labios haciendo que ella abriera un poco su boquita , entonces trasladè la uva que estaba en mi boca, hacia la suya sellando sus labios con mi mano para que no pudiera sacarla fuera.


Valentina entonces me mirò como preguntandome que es lo que tenìa que hacer, asì que le dije: “còmetela princesa”.
Y entonces comenzò un pequeño juego.
Le pusimos por nombre: “El juego de las uvas”, y era un juego solo nuestro y para nosotros.

Ella entonces comenzò a coger una uva con sus labios, metersela dentro de su boca, partirla un poco, ponerla sobre su lengua y sacarla para que yo cogiera con mis labios la uva de su lengua.
Luego hacìa yo lo mismo.
Todo esto, yo lo hacìa con la clara intenciòn de que a ella le gustara hacer cosas conmigo, que implicaran deseos, excitaciòn, etc..

Necesitaba que a ella le gustara, que ella me deseara tanto o mas que como la deseaba yo, era la ùnica manera de lograr que se entregara a mi.
Y ese Viernes por la tarde, yo tenìa que lograrlo.

El juego durò lògicamente hasta que se terminaron las uvas.
Entonces ideamos otro juego mas o menos parecido al de las uvas pero que seguro serìa mucho mas excitante sexualmente.

Entonces le dije: “”si yo te beso en la mejilla izquierda, tu como respuesta, tienes que besarme tambien en la mejilla izquierda,
luego te tocarìa a ti besarme en cualquier parte de mi cuerpo,
y yo como respuesta te besarìa en la misma parte en que me besaste tu.

Y luego otra vez me tocarìa a mi besarte en cualquier parte de tu cuerpo y tu como respuesta tambien me besarìas en la misma parte en que te besè yo.

Y asì.- le añadì.- hasta que no quede ni un lugar de nuestros cuerpos sin besos.

Tengo que reconocer que me gustò idear ese juego, y mas me gustò cuando Valentina, (inocente ella), aceptò encantada.

Entonces , acomodàndome casi sobre ella, con mis codos apoyados sobre la cama a sus costados, me acerquè y la besè en su frente, y me volvì a tender en la cama de espaldas a su lado, entonces Valentina captò el juego y ella se incorporò un poco de la cama y se subiò sobre mi, y me besò en mi frente. Y luego me besò en la mejilla derecha.

Luego, cuando me tocò a mi, le di un beso en su mejilla derecha, y a continuaciòn le di un beso en su cuello.

Le di besos en varias partes de su cuerpo, incluso le saquè el vestido para darle besos en la espalda, y me saquè la polera para que ella pudiera darme los suyos.

Entonces quedò solo con los sujetadores puestos, (que cubrìan sus nacientes pechos), y sus bragas de color rosa con bordados.

Y cuando ya nos habìamos casi besado uno al otro todos nuestros cuerpos, (solo quedaban sus nalgas y el interior de ellas, y su vagina), aunque mi lengua habìa recorrido sus ingles muy cerca de su vagina, y yo a la vez, ya me habìa quitado los pantalones).
Cogì sus manitas, con mis manos, las puse por arriba de su cabeza, (estando ella acostada de espaldas), y con una de mis manos sujetè las dos suyas.

Y asì una de mis manos quedò libre para subirle el sujetador, cosa que que quedaran al descubierto sus pechos que ya tenìan sus pezones bastante erectos, (quizàs las caricias o quizàs la excitaciòn intrìnseca que poco a poco se iba manifestando en ella, habìan hecho que se produjera en ella una clara erecciòn de sus pezones), ).

Y sin aviso previo, puse mis labios en su pezòn derecho y lo apretè con ellos, hasta que mi boca se abriò para meterse dentro de ella el bocado exquisito de todo su naciente pechito derecho.

Y lo succionè sin detenerme, mientras ella se agitaba ya que no se lo esperaba, y Valentina se movìa de derecha a izquierda queriendo zafar su senito de mi boca,
pero estando yo sujetando sus dos manos con mi mano y poniendoselas por encima de su cabeza, muy poco ella podìa hacer para que yo no siguiera succionando ahora su pezòn,

¡¡Yo querìa sacarle leche!!!.

Y no quitè mi boca, ni dejè de chuparle su pezòn hasta que ella soltò un grito como de ahogo.
Como yo no sabìa a que venia ese grito, dejè de succionarle su pezòn y le di un beso en la boca.

Entonces me puse de espaldas a su lado y la cogí pasando
mi mano por debajo de su espalda y atrayendola hacia mi le dije:”” Te toca besarme””. (Su grito ahogado se debiò a su excitaciòn),.

Antes de que terminara ese Viernes, Valentina tenìa ya que ser mìa.

Ella quedò , (cuando la atraje), montada encima de mi con su pequeño sujetador casi en su cuello, asì que tomè su sujetador de allì de los costados y se lo quitè subiendolo por sus brazos y su cabeza.

Asì Valentina quedò con sus pequeñas y nacientes tetitas, totalmente presentadas para mi para cuando yo quisiera cogerlas.

Presionado su pecho contra el mìo, yo sentìa sus pequeños pezones que aùn estaban erectos que se “clavaban” en mi pecho.
Entonces ella, poniendo sus manos en mis hombros tratò de bajar un poco para que su boca quedara a la altura de mis pezones y pudiera besarlos.

Como yo la tenìa rodeada con mis brazos, casi inmòvil, tuve que dejar de ejercer presion en su espalda y yo mismo la tomè de la cintura y la desplacè hacia abajo.

Como ella no se habìa decidido a hacer lo que le tocaba hacer, cogì con mi mano derecha su cabeza por su cola de caballo, y tomandolo firmemente en mi mano, guiè su cabecita hasta que su boca estuvo sobre uno de mis pezones, y le dije en tono imperativo: “”lame y chupa””. (se lo dije asì porque mi idea era otra, es que querìa que ella fuera aprendiendo los tèrminos que mas adelante tendrìa ella que obedecer.)

Entonces ella acercò tìmidamente sus labios a mi pezòn izquierdo y comenzò a darle besos, tomè su cabecita con mis manos y presionè su boca en mi pezòn diciendole que lamiera, y ella comenzò a lamer mi pezòn y los alrededores ya que yo con mis manos cogiendo su cabecita, la guiaba.

Estuvimos un ratito asì y le dije que le daba permiso para morderme el pezòn, ella moviò la cabecita hacia los lados en un claro tono de negaciòn, pero le volvì a repetir que mordiera mi pezòn, entonces ella lo cogiò entre sus dientes y lo apretò.

Yo sentì como una pequeña corriente elèctrica en el pèzòn, y le apretè su carita contra mi pecho mientras ella mantenìa mi pezòn en su boca, y aprovechàndo de que le tenìa su cabecita cogida entre mis manos, la comencè a subir hasta que sus labios llegaron a la altura de los mìos.

Y pegando mis labios a los suyos, la hice que me besara y cogì sus mejillas con mi mano y las apretè para que su boca quedara como un morrito y puse mi lengua entre medio obligàndole a abrirla un poco , entonces fue a jugar mi lengua con la suya, buscandola en su boca.

De esa manera estuvimos un buen rato, hasta que tomando a Valentina por sus caderas la puse a mi costado boca abajo y me subì sobre ella manteniendo mi cuerpo pegado a todo su largo, cuidando de que mi erecto pene quedara entre sus nalgas pero “mirando hacia abajo”,, lògicamente, sus braguitas y mi calzoncillo eran los lìmites entre su desnudez y la mìa.

Y me quedè sobre ella, acariciando su cabecita, besandola allì en su blanco cuellito, mientras yo me movìa pausadamente sobre ella friccionando mi pene entre sus nalguitas, era delicioso tenerla asì.

Querìa poseerla pero ya, para que durante el fin de semana se fuese acostumbrando a que me pertenecìa, y por que no decirlo, al dolor que seguro le causarìa al penetrarla desvirgandola.

Mas lo que me preocupaba , era el dolor que Valentina tendrìa cuando la penetrara por detràs, cuando la enculara, siempre me habìan atraìdo los culitos de las jovencitas, hermosos , redondos,
tiernos, frescos, crujientes, totalmente excitantes.
Realmente nunca me pregunté el porqué me atraían tanto los culitos, era algo que no tenía respuesta.


Por eso, me interesaba que ese dìa Viernes, Valentina fuese totalmente mìa, y de allì que yo no querìa bajarme de sobre ella, no me cargaba mucho sobre ella para no asfixiarla con mi peso, pero si que mi pubis con mi pene la tenìa bien aprisionada.

Ella estaba callada y con su mejilla apoyada en la cama, asì que con mis manos la cogì suavemente del cuello, dàndole pequeños apretones para luego despues de contar tres, dejar de ejercer presiòn, y asì estuve haciendolo durante un buen rato.
Le apretaba su cuello, contaba tres, y dejaba de ejercer presion y contaba tres y volvìa a apretar su cuello y contaba tres, y asì.

Ella , cuando le apretaba su cuello, lanzaba un quejido como de arcadas, como cuando dan ganas de vomitar, y se tensaba, luego cuando dejaba de apretar, entonces ella se relajaba.

Entonces, cuando vi que Valentina no hacìa resistencia a mis apretones de su cuello, dejè de apretarselo, con ello querìa dejarle en claro a Valentina que yo era su dueño y señor.
Porque si habìa algo seguro, era que cuando yo enculara a una chica, mientras las estaba enculando, les apretaría el cuello con mis manos de la manera en que acaba de apretarselo a Valentina.

Eso, en primer lugar , producìa en mi una total excitaciòn al tener pràcticamente la vida de la chica en mis manos, decidir yo, cuando permitirle respirar, y por otro lado, la niña, se mostraría totalmente sumisa y entregada sabiendo que yo era su total dueño y que tenìa la potestad de permitirle respirar.
Y eso quería yo que Valentina entendiera, que era mía totalmente.

Era como un acuerdo comùn: Yo te doy permiso para respirar y tu, te entregas totalmente a mi.

Debo aclarar que mi ilusión o fantasía era que yo no sería de esos que se acuestan de espaldas en la cama, con las manos detràs de la cabeza, esperando que la mujer sea la que haga lo que quiera. ¡No!

Yo soy de los que poseen, yo poseo a la mujer, la domino, le enseño que yo soy su dueño, que yo soy el que le permite respirar, el que les da permiso para vivir. Esos son mis sentimientos sexuales.

En un momento me deslicè a un costado de Valentina, dejando mi pierna izquierda sobre sus piernas y mi pene pegado a sus nalgas, puse mi brazo sobre su espalda y mi manos cogiendo su cola de caballo y asì nos quedamos a descansar.
Valentina no decìa nada, era como si su lengua se la hubieran tragado los ratones, quizàs se empezaba a dar cuenta de que la cosa esa de los jueguitos amorosos, no iban a ser tan delicados.

Asì nos dormimos por un rato, cuando despertè, me incorporè y fui a la cama del otro lado de la habitaciòn, la de la abuela, y cogì las cuatro almohadas y las llevè a la cama donde estaba aùn durmiendo Valentina.

Las dejè allì a la espera , y Valentina comenzò a despertar, entonces ràpidamente cogì sus braguitas con mis manos y se las comencè a bajar dejando sus nalgas totalmente a la vista de mis ojos.

Cuando ya iba por los muslos a la altura de sus rodillas, Valentina comenzò a gemir y a decir : “”¡No!. ¡no!.
Y con sus manitas trataba de subirse otra vez sus braguitas, asì que cogì sus manos y las apartè y con la otra mano seguì bajàndole sus bragas.
Cuando ya lleguè con ella a los tobillos, se las quitè totalmente, por fin Valentina estaba totalmente desnuda para mi.

Entonces girè a Valentina dejandola de espaldas a la cama y expuesto su sexo hacia mis ojos y le dije suavemente: “Me toca darte besitos”.

Tomè sus manos con las mìas, las puse a su costado e inclinè mi cabeza hacia su pubis y comencè a besarlo.
Valentina estaba quieta, no se movìa, asì que pensè que le habìa dado temor el que yo la hubiese cogido del cuello y se lo hubiese apretado y soltado varias veces.
Asì que subì un poco mi cara para besarle en su barriguita y mis manos comenzaron a llegar hasta su cuello y lo acariciè suavemente, luego pasè mis dedos por su boca y tambien suavemente la acariciè hasta que Valentina me dijo : “me gusta”.
Se le habìa quitado el temor.

Por eso continuè unos momentos con mis besos en su barriguita y por los alrededores de su cintura, (algo que le hacìa cosquillas), hasta que bajè con mis labios y mi lengua hasta su sexo.

Besè la parte interna de sus muslos y allì en el nacimiento de sus piernas , sus ingles, y mi lengua tenuemente rozaba sus pequeñìsimos labios inferiores, y mi lengua, entonces penetrò en su hermosa y limpia vagina.

Pasè ràpidamente mis manos por debajo de sus piernas y estas quedaron por sobre mis hombros mientras mi boca estaba “pegada” literalmente a su vagina.

Y mi lengua que no paraba de moverse entre su casi invisible clìtoris y la parte que casi colinda con su ano, y asì estuve lamiendo, saboreando de arriba hacia abajo, de un lado hacia el otro la exquisitèz de su fruta del cual esperaba deleitarme con su almìbar, apresando de vez en cuando con mis labios su clìtoris y sintiendo extasiado sus bruscos movimientos de pequeños “saltitos” que le producìan en su cuerpecito las caricias de mi lengua que no paraba de moverse.

De vez en cuando Valentina sufrìa unos pequeños espasmos en el cuerpo, probablemente por efecto de que se estaba excitando.

Mis manos que estaban por debajo de sus piernas, (mas precisamente la parte superior de sus piernas allì en sus muslos, estaban a la vez subiendo y posándose sobre su barriguita como amasando aquella, sintiendo como se agitaba casa vez mas su respiraciòn.

Yo querìa que Valentina tuviera un orgasmo, su orgasmo.

¿Podìa tener una niña de nueve años un orgasmo?.

Ni me lo planteaba, yo solo querìa que ella gozara.

Acto seguido tomè a Valentina por debajo de su cadera izquierda y la puse un poco de costado, metì bajo su cuerpo dos almohadas, una sobre otra, y puse a Valentina sobre ellas de espalda.
Me quitè ràpidamente mis calzoncillos y me montè sobre ella poniendo mis piernas por el interior de las suyas obligandole a abrirlas casi totalmente.

--------------------------- -------------------------------------- ----------------------------
----------------------------------- -------------------------------- --------------------------

Y levantàndole sus piernas por los tobillos, se las abrì y acerquè mi pene.

Ahora si que mi pene estaba entre sus desnudas nalgas y libre de pasear por ellas y por su vagina, y conocer ese pequeñito orificio que se le mostraba tan excitante y deseable.

Entonces Valentina, acomodò sus piernecitas alrededor de mi cintura como queriendo aprisionarme entre ellas.

Yo me sentì sorprendido, porque no me lo esperaba.

Y entonces comencè a sentir sus labios recorriendo mi pecho y ella sacando su lengua comenzaba a lamer mis pezones.

Fuè un èxtasis total para mi.

Entonces Valentina se revolviò de debajo de mi, y esforzandose saliò de allì y se puso a mi lado muy junto a mi pero de espaldas, poniendo su trasero pegado a mi pubis y cogiendo mis manos se rodeò su cintura con ellas y asì quedò totalmente pegada a mi.

Creo que le agradaba mucho esa posiciòn de estar asì conmigo, y de repente, sin darme cuenta, me dormì junto con ella.
El despertar fue un poco brusco, porque de repente, entre sueños sentì ruidos de golpes y cuando abrì los ojos, era la puerta de la cocina y la abuelita Consuelo que golpeaba la puerta de madera.

Me levantè apresuradamente, cubrì bien a Valentina, (que estaba completamente desnuda), me vestì ràpidamente y fui a abrir.

Ya la tarde habìa oscurecido, yo no sabìa la hora que era, y la abuelita venìa a acostarse, (siempre se acostaba muy pronto).

Asì que ella entrò, viò a Valentina aùn durmiendo y me preguntò. ¿se va a quedar por el fin de semana?. ¡Si! .- le respondì.- Bien.- me dijo mi abuelita.- y añadiò. “”Cuida que no me rompa las plantas””. “¡Vale! ¡Vale!. le respondì.-afirmando con la cabeza. Y se acostò.

Entonces yo encendì la tele para que la abuelita viera su teleserie favorita mientras yo iba a calentar agua y hacer unos panes con queso para cuando despertara Valentina.

Cuando Valentina despertò, ya le esperaba un buen pan con queso y una gran taza con leche allì en el velador.

Se sentò en la cama y bebiò àvidamente mientras saboreaba el sandwich.

No se habìa dado cuenta de que la abuela estaba allì en la otra cama, por eso yo ràpidamente cogì una sàbana que habìa a los pies de la cama y la cubrì, ya que ella al sentarse quedò desde la cintura hacia arriba totalmente desnuda.

Cuanto terminò, se volviò a tumbar y yo me di la vuelta por el otro lado de la cama y con cuidado me acostè a su lado, sin que la abuelita se percatara mucho de la situaciòn.

Me puse por detràs de Valentina que seguìa desnuda y la rodeè con mis brazos por la cintura y me apeguè a ella.

SÀBADO

Lamentablemente para mi, nos volvimos a quedar los dos dormidos, y ya por la mañana, a eso de las nueve, despertè.

No es que acostarme con Valentina me produjese sueño, es que su cuerpo era tan suave y càlido, que realmente me apetecìa dormir totalmente pegado a ella.

Por eso, cuando despertè, me encontrè casi completamente encima de Valentina, estando ella boca a bajo y mi pene estaba totalmente erecto y metido entre las piernas de Valentina, mientras la sangre que llenaba por completo las venas de mi pene que , le hacìa tener “latidos” fortìsimos sobre todo en mi glande que pràcticamente a cada latido, se hinchaba hasta casi reventar.

Entonces fue cuando algo me ocurriò en mi pensamiento.

Me levantè de sobre Valentina, me puse a su lado, levantè un poco la sàbana y vi mi pene.

Realmente era grueso, y mi glande era muy, pero muy grueso, puse mi mano abierta desde el nacimiento de mi pene hasta tratar de llegar a mi glande y vi que sobraba pene , casi tres centìmetros le faltaba a mi mano abierta para llegar a la punta de mi pene.

Veinticinco centìmetros de verdad que era mucho para Valentina, y el grueso de mi glande, (de la cabeza), es que la partirìa, ni su vagina ni su ano podrìan soportar ese tamaño, por muy elàstica que fuera su preciosa fruta.

Asì que en ese momento, esa mañana, optè por retirarme de la cabeza y del corazòn, los deseos de poseerla de esa manera, pero si que le podrìa hacer gozar de otras formas y de esas otras formas ella tambien me podrìa hacer gozar.
Asì que adiòs posesiòn completa de Valentina por Martìn ese fin de semana.


Me levantè despacio, para que la abuelita Consuelo no me viera que me habìa acostado con Valentina y fui a la cocina a preparar algo de desayuno, bueno, lo de preparar algo es un decir , porque lo ùnico que hice fue poenr la tetera con agua a hervir, ya que a los cinco minutos apareciò la abuelita y se puso a tostar pan y a sacar una de sus deliciosas mermeladas y ella preparò un suculento desayuno para los tres.

La abuelita en un momento me dijo que, fuera a despertar a Valentina para que se levantara a tomar desayuno, y asì lo hice.

Me acerquè a la cama y descubrì un poco a Valentina y acerquè mi cara a su cara y la besè en la mejilla susurràndole al oìdo palabras bonitas que le gustaran y diciéndole que habìa que levantarse, porque el desayuno ya estaba servido.
Mientras le susurraba, mi lengua paseaba por sus hombros y por su cuello, y detràs de las orejas, y lamièndo mas que besando su espalda, mientras mi mano derecha subìa y bajaba por la parte exterior de su muslo izquierdo....

Es que era una delicia, era como un sueño, porque Valentina se dejaba acariciar.
Introduje mi mano derecha entre sus piernas y la obliguè a abrirlas un poco, entonces fue cuando penetrè con mis dos dedos, el medio y el ìndice entre sus labios verticales, y al introducir mis dedos allì, ella apretò sus piernas aprisionandome la mano.

Y entonces, teniendo mis dedos dentro de su vagina, los arquèe, y la tomè por el hueso pèlvico , (como si le hibiese introducido un gancho), y de esa manera la atraje mas hacia mi, era una sensaciòn excitantemente maravillosa poder hacer que Valentina se moviera solamente con la “orden” que le daba yo con mis dedos al presionar a un lado o a otro de su vagina..

Le insistì que se moviera hacia delante y hacia atràs y lo hizo, lo hizo varias veces pero no hubo el resultado que yo esperaba, un orgasmo de ella.

Claro, aùn era muy pequeña y quizàs para despertar su apetito sexual se requerìa mucho mas tiempo.
Quedaba la casi totalidad del año escolar para lograr mis propòsitos con Valentina.

El problema es que yo era impaciente, me habìa vuelto impaciente al tener tan al alcance de mi mano a tan hermosa y excitante niña.
Asì que tuve que calmar mi impaciencia y vestirla para ir a la mesa a tomar el desayuno.

Despuès de desayunar, la abuelita Consuelo se fue a la huerta para arreglar algunos surcos donde plantarìa las raìces que darìan camotes.

Yo me quedè con Valentina desayunando, y al finalizar, fuimos al baño y le dije que se duchara, fui a buscar al cuarto del fondo, una toalla y se la pasè junto a shampòo y jabòn. Valentina se metiò bajo la ducha y aprovechè de entrar con ella y comencè a enjabonarla.

De hecho, acariciè todo su hermoso cuerpecito, entonces la puse frente a mi y tomandola con mis manos de sus nalgas , la levantè lo suficiente para que quedaran sus pechitos frente a mi boca, y comencè a chuparlos,

¿serìa yo capàz de sacarles leche como era mi intenciòn desde el dìa de ayer?.

Ella puso sus manos sobre mis hombros, mientras yo acariciaba su ano con mi mano derecha tratando de introducir mi dedo en el, pero Valentina se resistìa y se movìa tratando de que mi dedo anular no pudiera penetrar su ano.
Entonces la bajè y comencè a lavar su cabello, mientras le cogì una de sus manos y la llevè junto a mi pene para que ella fuera conociendolo.

Valentina en principio se resistiò a coger mi pene con su manita, pero con mi mano izquierda comencè a acariciarle su vagina y le dije: “ Si yo te acaricio allì, y te gusta, pues a mi tambien me gusta que me acaricies aquì.

Entonces fue que Valentina cogiò mi pene en su manita y comenzò tìmidamente a acariciarlo.

Cuando ella lo estaba acariciando la cogì con mis manos de los lados de su cabeza y la obliguè a bajar , arrodillàndose para que su boca quedara frente a mi pene.
Cuando quedò en la posiciòn que yo querìa, entonces le ordenè que abriera la boca y sacara la lengua.
Siempre teniendola con mis manos aprisionada por los costados de su cabeza, le ordenè que cerrara sus ojitos y puse mis pulgares sobre ellos para que los mantuviese cerrados.

Entonces acerquè su cabeza a mi pene y su boca quedò tocando mi glande, y le dije otra vez que sacara su lengua, entonces puse mi glande entre sus boca abierta haciendolo descansar sobre su lengua y le ordenè que.....

Comienza a lamer como si estuvieras comiendo un helado”.- le dije.- y Valentina comenzò a lamer mi glande y acariciarlo con sus besos.

Ella quizàs no se percataba de lo que estaba haciendo, por eso la mantuve con sus ojos cerrados presionando sus pàrpados con mis pulgares.

Cuando ya iba a eyacular, (estuve a punto de hacerlo dentro de la boca de Valentina), retirè mi pene de su boca y poniendola de pie , abrì la ducha nuevamente, (antes la habìa cerrado), y saltò mi semen sin poder contenerlo, y se derramò en su cintura a la altura de su estòmago.

Entonces la cogì con mis manos de las caderas y la girè para dejarla de espaldas a mi, y pegado a ella con mi pene aùn completamente erecto, la levantè un poco del suelo y le puse mi pene entre sus piernas, como montada a caballo, mientras que con mis manos que rodeaban su cintura comenzaba a friccionar mi semen por todo su estòmago y por sus pechitos.
De esa manera querìa hacerla sentir que era completamente mìa.

Y luego, tuve que comenzar otra vez a ducharla.

Después de ello, la llevé nuevamente a la cama y la acosté debajo de las mantas, y Valentina, quizás por la impresión de estar haciendo esas cosas conmigo, se durmió o tra vez, y no despertó hasta por la tarde, parece que le gustaba el olor de la cama, olor que se mezclaba entre el de ella y el mío.

Era como una combinación extraña, pero a la vez, muy agradable de inhalar.

Valentina , a eso de las cuatro de la tarde, se levantó, se puso los calzones, (bragas), el vestido, y salió al patio descalza, su cabello casi rubio le caía sobre los hombros.
Se veía muy hermosa, sobre todo cuando fruncía su boca como haciendo “morritos”” que invitaban a besar su delicados y finos labios.

Se acercó a mi, ya que yo estaba con la manguera, regando el patio, porque ese día estaba haciendo mas calor que los días anteriores, y aunque vivíamos en un clima que quedaba dentro de uno de los Trópicos, realmente vivíamos casi al límite de el, por tanto las temperaturas no variaban mucho, se podría decir que era templada, con 21 grados centígrados de promedio en verano y 17 en invierno.
Pero ese día, la temperatura había subido hasta los 27 grados, y eso para ese lugar.. era mucho calor.

Yo me había puesto unos short medio sueltos de piernas y de la manguera salía un buen chorro de agua, .
Entonces, al ver a Valentina que salía somnolienta, refregándose los ojos por haber despertado recién, es que le mandé sin que se diera cuenta, un chorro de agua que al parecer la hizo despertar rápidamente porque lanzó un grito, que casi me deja sordo, y huyó.
Mientras ella huía, yo la perseguía mojandola mas aún, hasta que ella se dio media vuelta y fue directamente hacia mi, con esa carita que ponía cuando estaba a punto de enfadarse, así que devié un poco el chorro de agua y dejé que se acercara.
Apenas llegó a mi altura, tendió sus brazos hacia arriba como esperando algo que ella ya sabía.

Yo la cogí con mis manos por debajo de sus piernas, , debajo de su trasero y la levanté poniendo su carita a la altura de la mía.
Ella me rodeó el cuello con sus brazos, apegó su cabecita con sus labios posandose tenuemente en mi cuello y me susurró. “””voy a soñar””.

Yo no le dije nada, al parecer ese era un momento muy delicado para ella, y me mantuve en silencio, y sentí, mas que sentir, escuché, como susurraba cerca de mi oído diciendo. “”eres mi rey, yo soy tu princesa””.

Entonces supe, supe que había hecho muy bien al no insistir en poseerla físicamente, porque por un lado, la habría destrozado con mi pene, y por otro lado, le habría tambien destrozado su pequeña y hermosa vida, su futuro como personita.
Y entonces sentí, un tremendo cariño y afecto por una niña que sin pensarlo, me lo estaba dando todo.

Entonces la tuve así en mis brazos casi una hora, mientras yo le susurraba, “”Nunca dejarás de ser tu, mi única princesa””.

Cuando la dejé sobre el suelo, la posé muy delicadamente, como una flor de esas que apenas hay que tocar para que no se rompan.

Cuando la bajé, me dijo “llévame a la habitación”, entonces yo la cogí de la mano y comencé a caminar hacia la casa para llevarla a la habitación de mi tía Jennifer, pero ella me detuvo y me dijo.
“”¡¡No!!. quiero ir a mi habitación, esa de allá!!”” y apuntando con su dedo hacia la habitación de las alumnas que suelen quedarse algún fin de semana , comenzó a caminar hacia ella, cogiéndome con su mano derecha por el short y prácticamente arrastrándome hacia el cuarto.

Entró, y fue directamente a una de las camas, (hay dos literas dobles). Y se tumbó en una de las, (la de abajo) que quedaba cerca de la ventana. Y me dijo. “”Esta es mi cama””, y me invitó a tumbarme con ella.
Al hacerlo, me di cuenta de que ella seguía mojada.
Así que abría las mantas de su cama, y a Valentina le quité el vestido, las bragas (calzones), y la metí debajo de las mantas, ella se dejó hacer y se acurrucó en la cama y se movió hacia el muro como haciéndome espacio, para que yo también me acostara.

Así que fui a la puerta, puse el pestillo, (por si aparecían intrusos), y rápidamente me acosté junto a Valentina.
Mi pene, al haber estado mojado tanto tiempo, pues con todo esto, no se había erectado, así que eso me ayudó mucho a poder acostarme con Valentina sin tener mi pene entre sus piernas.
Sin embargo ella bajó su manita, y con delicadeza lo cogió entre sus dedos y así mantuvo su manita sujetando mi pene, como para cuidar que este no quisiera marcharse.

La apegué a mi de frente y mi mano derecha la pasé por debajo de su axila hacia atrás de su cabeza y la cogí de su cabello y la atraje hacia mi y con mi mano izquierda la cogí de sus nalgas y la apegué mas aún hacia mi, mientras su manita no soltaba mi pene.
Ese fue , por el rato que duró, un momento muy hermoso, eran dos cuerpos que se fundían entre ellos, llenos de cariño, llenos de inocencia.
Yo, la acariciaba de arriba hacia abajo, tratando de no dejar ni un poquito de su cuerpo sin ser acariciado.
Entonces al no soltar ella mi pene de su mano, este comenzó poco a poco a reaccionar, (típico de mi pene).

Mientras acariciaba su cabeza y su cuello, me di cuenta de que pronto anochecería, así que me levanté de la cama, le dije a Valentina que ya volvía, y salí.
Me tenía preocupado el que la abuelita Consuelo no daba señales de haber llegado, mas cuando iba cruzando el patio, la vi que venía por el camino.

Se acercó y me preguntó si acaso la niña dormiría otra vez en la cama de Jennifer, a lo que yo le contesté que no, que la niña Valentina dormiría en la habitación de las alumnas.

¡que bien!.- exclamó la abuelita .- y añadió.- porque anoche esta niñita no paró de hacer ruido ni de moverse.
A lo que yo le dije.- Pues ahora ya no la molestará.

Y la abuelita Consuelo dió media vuelta y caminó hacia la cocina, entró y ya no volvió a aparecer hasta la mañana siguiente.
Yo caminé hacia la salida del colegio, cerré el portón y volví sobre mis pasos para ir donde me esperaba Valentina.

Ya se me había secado el cuerpo, por tanto también mi pene se había secado y comenzaba a nuevamente erectarse, cuando entré en la habitación, Valentina estaba viendo televisión.
Entonces yo me metí en la cama, la abracé, la puse de costado de espaldas hacia mi, puse mi pene entre sus piernas a la altura de las nalgas, la abracé rodeándola por la cintura, y apegué mi cara sobre su carita y me puse a mirar televisión con ella.

Entonces, como que no quiere la cosa, le pregunté por la noche anterior y le dije: ¿qué tanto te movías anoche?.
A lo que ella me respondió.- es que me puse a jugar con eso, y tomó suavemente mi pene con su manita, levantando un poco su pierna derecha para poder coger mi pene, y lo acarició,.

Vale, .- le dije yo.- está bien.- añadí con una sonrisa.-.
Entonces supe que Valentina comenzaba a apreciar el sexo, le di un beso en su mejilla y nos acomodamos mejor en la cama, hasta lógicamente quedarnos dormidos.
Pero antes de dormirme, me dije .- voy a aprovechar esta noche y mañana Domingo de estar casi sin despegarme de Valentina.- es que le había cogido tanto cariño, que era como si yo hubiese decidido acariciar su vida.

Entonces desperté por la madrugada, con mi pene totalmente erecto, lleno de fuerza y energía, y comencé a acariciar a mi Valentina, pero la sentí tan delicada que solo la llené de caricias casi toda la madrugada, y ella mientras dormía respondía a mis caricias moviéndose de vez en cuando, como si estuviese soñando, y volví ya cerca del amanecer, a quedarme dormido.


DOMINGO por la mañana:

Despertamos cerca de las nueve, y nos pusimos a mirar televisión, (es que anoche se quedó encendida).

Al rato le dije a Valentina.- Ya princesa, hay que levantarse para aprovechar el día.-
a lo que ella a regañadientes aceptó, tampoco ella había dormido muy bien.
Las bragas y el vestido ya se habían secado, así que se vistió, de hecho ella se puso el vestido y yo le puse sus bragas, (calzones).

Y salimos al patio, ya la abuelita Consuelo estaba por la huerta, y me recordé de que me había dicho que le ayudara en la huerta, porque quería enseñarme a plantar camotes.
Así que me acerqué a ella con Valentina y le dije.- Abuelita .- lo de enseñarme a plantar camotes dejémoslo para otro día porque la tía Jennifer me encargó que cuidara a Valentina.

La abuelita me miró, miró a Valentina, y dijo:
Bien, cuida a la niña, y que se vaya a lavar la cara que parece que aún duerme.
Si abueli.- le respondí rápidamente.- y me llevé a Valentina de allí.-
y mientras nos marchábamos de la presencia de la abueli,
escuché decir a la abuelita Consuelo: .- y que se ponga las chalas que hay detrás de la puerta que así como anda parece pordiosera.

Entramos a la cocina, puse a hervir agua, preparé un par de panes con mantequilla y abrí un pote de mermelada y la esparcí por los panes.
Luego se me ocurrió una idea con lo de la mermelada.

Así que le di prisa a Valentina para que se tomara el desayuno rápido, y cuando terminó, salimos a caminar un poco por el camino y llegando a la calle, estuvimos unos momentos allí y luego nos fuimos adentro.

Entonces introduje a Valentina en el baño para darle una ducha, pero con mucho cuidado que no me viera la abuelita Consuelo, entonces también entré y nos duchamos.
Yo era el “”encargado””, de lavarla y de enjabonarla completamente.

Luego de aclararnos y quitarnos el jabón, nos rodeamos con las toallas, y
le dije que fuera a la habitación, yo entré a la cocina y cogí la mermelada, (era la típica mermelada de durazno, o melocotón).

Cuando llegué a la habitación, Valentina ya estaba dentro de la cama, totalmente desnuda.
Yo, dejé mi toalla con la que me cubría allí encima de una silla,
y me introduje dentro de la cama con mis pies acariciando los pies de Valentina, y le dije,
: .- Traje una sorpresa.- entonces ella quiso ver lo que traía en la mano, eso que yo escondía tras mi espalda, y le mostré el pote con mermelada y le dije.
Quiero que aprendamos a tomar desayuno.
Bueno .- me dijo ella.- pero ¿cómo?.
Yo te enseñaré .- le contesté.-
Acuéstate, .-le ordené suavemente .-, así de espaldas y abre un poquito las piernas.

Valentina así lo hizo, entonces yo acerqué el pote con mermelada sobre sus pechos, y derramé algo allí sobre sus pequeños pezones, y a continuación derramé mermelada sobre su pubis, y un poco de esa mermelada de melocotón en su vagina.

Ella se estremeció un poco, al ver y sentir que la mermelada era un poco fresca, pero luego se calmó.
Y acerqué mi boca a sus pechos, lamiendo amorosamente la mermelada de sus pezones, y tomando sus pezones con mis labios los tuve medio mordisqueando suavemente, y poco a poco bajé mi lengua, sin dejar de lamerle su cuerpecito, pasando por su ombligo hasta sus........

Entonces yo me puse con mi cabeza entre sus piernas y comencé a lamer la mermelada que había en su vagina.

A Valentina al parecer le gustó porque se puso a mover hacia los lados mientras yo no cejaba, y seguía lamiendo sus pequeños labios verticales.

Y en un momento la cogí con mis manos por las nalgas y la apreté hacia mi cara, e introduje mi lengua en su vagina, cogiendo entre mis labios su aún minúsculo clítoris.

Y sentí como Valentina, mi princesa, gemía de placer, y con sus manitas, me cogía de mis brazos y me rasguñaba causándome un placer indescriptible, y unos deseos enormes de que ella también tomara desayuno de mi pene.


Lamí y lamí hasta que acabé la mermelada y todo el sexo de Valentina quedó totalmente limpio de mermelada.
Si Valentina no eyaculó y no tuvo un orgasmo, sería porque aún, a su corta edad, no estaba su cuerpo preparado para esos placeres, pero sus reacciones fueron lo mas cercano a un orgasmo que yo pude conocer.

Cuando “terminé”, con mi lengua, de comerme toda la mermelada de su cuerpecito.
Mi pene que ya no podía aguantar mas las ansias y deseos de ser lamido por la lengûita de Valentina, “saltó” prácticamente de entre mis piernas y se puso duro como un palo y mi glande totalmente hinchado, casi mas que otras veces.

Y me retiré de mi posición en que estaba con Valentina y cogí el tarro con mermelada, e introduje mi pene dentro y lo saqué lleno mi glande de esa deliciosa mermelada que ahora le tocaba comer a Valentina.

Incluso unté mis dedos con mermelada y embadurné mis testículos con ella para que Valentina también los lamiera.

Me puse de pie, frente a la cama, puse un par de almohadas en la orilla, y luego invité a Valentina a ponerse boca abajo con su pechito sobre las almohadas, por tanto su cabecita quedaba sobresaliendo de la cama, y le cogí del cabello, claro que esta vez por el que estaba cerca de su frente.

Así pude “levantarle” un poco su cabeza para que su carita, con su boca, quedara mirando a mi pene.

Entonces le dije: “Ahora te toca tomar desayuno”.
Y acto seguido, con mi mano izquierda tomando su boca, se la abrí y le dije en tono imperativo.: ¡Saca la lengua!.
Y Valentina tímidamente sacó su lengua y acerqué a ella mi pene lleno de mermelada, y entonces le dije a Valentina que lamiera.
Y Valentina comenzó a lamer la mermelada de mi glande, (de la cabeza de mi pene).

Ya en un momento, con mi mano izquierda cogí mi pene, y lo puse “mirando” hacia arriba, ya con mi glande sobre mi pubis y así entonces quedaron la base de mi pene y mis testículos frente a la boca de Valentina.

Y acerqué mis testículos a su cara y ella sin que yo se lo pidiera u ordenara, comenzó a lamerlos de abajo hacia arriba para “comer su mermelada”.
-------------------- ------------------------------ ----------------------------

Sentir su lengua acariciando mis testículos era realmente delicioso, excitante, y mi pene parecía que había crecido más aún de lo que era.
Entonces cogí con mis dos manos la cabecita de Valentina por los costados y comencé a dirigirla por aquí y por allá para que ella lamiera las partes que mas me excitaban.

Valentina lamía y tragaba mermelada, lamía y saboreaba la mermelada.

Cuando estaba llegando al clímax de mi excitación, puse mis dedos pulgares sobre los párpados de Valentina para que no mirara lo que le tocaría hacer ahora.
Y mientras le cerraba los ojos, yo dirigía mi pene apuntalando ya hacia su boca, y cuando estuvo frente a su boca, le dije a Valentina que chupara.

Y Valentina, comenzó a lamer y a chupar mi glande , (cabeza de mi pene), pero como la cabeza de mi pene era tan grande como la boca abierta de Valentina, entonces fue cuando le cogí con firmeza su cabecita entre mis manos y acomodé mi pene y lo apuntalé para que entrara en su boca, (solo pudo entrar la cabeza de mi pene en su boca), y fue cuando eyaculé.

Tanta fue la excitación que tuve, que mi eyaculación fue como el chorro de agua con el que perseguía a Valentina cuando estaba yo regando.

Aún cuando Valentina trató de zafarse porque la cantidad y la fuerza de mi semen dentro de su boca, este traspasó su garganta tragando parte de mi semen.
Yo la sujeté con fuerza para que nada de mi semen se perdiera de su boca, pero como ella tosió porque se atragantó con mi primer chorro, una parte de mi semen salió despedido de su boca.

Entonces cogí su cabecita fuertemente y la puse casi boca arriba, girándo su cuerpo y quedara casi de espaldas a la cama, para que ella no pudiera derramar ni una gota mas fuera de su boca.
Y le ordené que tragara, y Valentina fue poco a poco tragando, no sin haber antes hecho esfuerzos por no toser.

Por fin, después de tanto bregar por tantos días, Valentina llegó a ser mía, es cierto que no la había penetrado ni vaginal ni analmente pero esto de ahora. Era maravilloso.

Cuando vi que Valentina ya había tragado la totalidad de mi semen, entonces le quité mis pulgares de sus ojos y retiré mi pene de su boca.

Me acosté a su lado rápidamente, la abracé y le susurré a su oído que era ella la chica mas deseada de mi corazón y la mas linda, ella se acurrucó con su cabecita en mi pecho y descansó.
Luego me incorporé de la cama, le dije a Valentina que ya volvía y fui rápidamente a la cocina a buscar un par de panes y algo de queso, regresando rápidamente junto a Valentina, le di un pan con queso, ella lo devoró.
Y al rato, volvió a recostar su carita en mi pecho y así poco a poco fue durmiéndose.

Ya podía darme yo ahora, por contento, y le brindé a Valentina durante el resto del día muchas caricias y cariño y muestras de afecto, porque se había comportado como mi verdadera chica, como mi verdadera princesa.

A las 9 de la noche, sentí ruidos afuera y me levanté, Valentina quería levantarse también pero le dije que mejor se quedara acostada, que yo iría a ver quien había llegado.
Y Valentina se quedó allí en la cama, bien acurrucadita.

------------------------- --------------------------------------------------


LLEGADA DE EMILIA

Era mi tía Jennifer que llegaba con la niña Emilia, su hija de diez años, de tez un poco mas morena que la de Valentina, (por el hecho de vivir en zona desértica), ojos muy negros, mas alta que Valentina, (lógico con diez años pensé yo), venía con un vestido que le marcaba su ya casi delineada figura, sus pechos ya estaban ràpidamente formándose, y sobresalían de debajo de su vestido unos pezones que no podía ella negar que eran herencia de su mamá, (grandes y erectos de por si), cabello largo con caída hasta la cintura donde se detenía allí para dejar ver la salida de un precioso trasero, sus piernas se verían ya mas contorneadas que las de Valentina.

Salude a mi tía con un beso en la mejilla casi al borde de la comisura de sus labios.
Me acerqué a Emilia para saludarla también con un beso en la mejilla pero esta bajó la cabeza y dió un paso atrás, así que no le dije nada, cuando de repente Emilia alzó su cabeza y miró por detrás de mi,.
Cuando giré la cabeza para mirar hacia atrás, vi que era Valentina la que salía de la habitación y se acercaba para saludar a mi tía Jennifer.

Cuando Valentina se acercó a mi tía y le dió un beso en la mejilla, Emilia la miró de reojo, y Valentina respondió a esa mirada con una mirada fija y casi sin pestañear.
Es que Valentina se sentía segura de que era ella mi Princesa y le estaba dando a entender a Emilia que yo era su rey . Y que ella, (Emilia), solo era una recién llegada.

Lo que sucede es que esa recién llegada, me había impactado, me había impresionado su linda cara, su cabello muy largo, sus pezones que se marcaban por dentro de su vestido floreado, sus piernas un poco mas llenitas que las de Valentina y …. su trasero.. ¡¡Que culito mas hermoso!!. Era, ese culito, totalmente deseable.
En un momento la imaginé desnuda y entre mis brazos gozando sin parar, y haciéndome gozar.

Pero Emilia no sería fàcil, al parecer mi tía, durante el viaje le había hablado de mi, y Emilia se hizo a la idea de que yo era un competidor, alguien que quería “robarle” el cariño de su mamá.

Por eso, Valentina se acercó a mi tía, la saludó, pero a Emilia no la saludó ni Emilia saludó a Valentina, (parece que es lo que suelen hacer las niñas).

Mi tía correspondió al beso de Valentina y le preguntó que, ¿qué tal lo había pasado el fin de semana?.

A lo que Valentina respondió, mirándome a mi un buen rato y después a Emilia, y contestó: “Muy bien tía, lo he pasado muy bien, el tío , (tomándome de la mano), me ha enseñado muchas cosas, y volvió a mirar a Emilia.

Algo tramaba esta Valentina, no se, pero algo tramaba.

Yo me sentí algo incómodo así que para aliviar el momento, (ese momento mío), cogí la maleta de Emilia y el bolso de mi tía Jennifer y me encaminé hacia la casa.

En ese momento Emilia le dijo a mi tía que ella quería dormir en la habitación de las alumnas, donde estaba durmiendo Valentina), entonces mi tía me dijo: “”Martín, lleva la maleta de Emilia a la habitación de las niñas”.

A lo que yo asentí con la cabeza y partí para allá mientras mi tía entraba a la cocina a preparar una ensalada para todos.
A Emilia parece ser que le gustaba dormir sola, y otras veces ya se había quedado allí en esa habitación.

Ya después de haber cenado, mi tía Jennifer dijo. : “Ahora hay que acostarse porque mañana tenemos que levantarnos temprano”.

Entonces Valentina, y Emilia se levantaron, salieron de la cocina, Valentina entró al baño a asearse y al poco salió y se encaminó a la habitación allá al fondo, Emilia hizo lo mismo y también encaminó sus pasos hacia la habitación del fondo.
Mi tía me dijo que las acompañara para hacerles, (ordenarles), las camas.

Así que me di prisa y llegué a la habitación, le arreglé un poco a Valentina su cama de debajo de la litera, y también le arregle la cama a Emilia, que seguía sin mirarme, y si lo se encontraban nuestras miradas, ella fruncía el ceño.

Es que parece que no le gustaba nada que yo fuera el sobrino querido de su mamá.
Quizás que cosas le habló mi tía durante el viaje acerca de mi, que al verme, me rechazó inmediatamente.

Emilia se metió así como estaba dentro de la cama al igual que lo hizo Valentina.
Entonces me acerqué a Valentina y le traté de dar un beso en la frente mientras ella movía la cabeza para darme un beso en la boca, (siempre tratando de que Emilia mirara).
Luego que pude darle el beso en la frente, me cogió de la mano derecha, y dijo en voz alta. :”tío, las sábanas parece que tienen migas de pan”.

Así que cogí a Valentina de la cama y la levanté en brazos, (una mano por la espalda y la otra debajo de su trasero), y la puse sobre la litera de arriba mientras sacudía las sábanas de su cama.

Luego, cogí nuevamente a Valentina y la deposité cariñosamente en su cama y la cubrí con la manta.

Parece que Emilia miraba todo eso y “hervía” de celos, se le notaba cierta sensación de deseos en su carita, mientras cogía sus manitas y las refregaba entre ellas.

Entonces, me despedí de Valentina y acercándome a la litera de abajo de Emilia también quise darle un beso en la frente, pero ella cogió con sus manos la manta y se cubrió hasta la cabeza.

Así que dije un : “Hasta mañana princesita Valentina” y salí de allí y me fui a mi habitación que quedaba un par de metros más hacia afuera..
Lo dije así para que Emilia supiese que Valentina era mi princesa, y para incentivarla a que quisiera ella mirarme mejor.

Cuando entré a mi habitación, Manuel no estaba, claro, aún era Domingo y el no aparecería hasta el Lunes a mediodía.

A eso de las dos de la madrugada, sentí ruidos en la habitación de las niñas y escuché que Valentina me llamaba: “tío, tío .- decía.- venga rápido”

Así que nada mas me puse los pantalones, y fui.
Entré a la habitación, encendí la luz y vi que Emilia estaba acostada con Valentina, (en la cama de Valentina), acurrucada de cara a la pared, y Valentina estaba acostada de costado hacia afuera.

Le pregunté a Valentina que ¿qué es lo que pasa?. Y ella me dijo que le tenían miedo a las arañas y habían visto una allí cerca de la cama de Emilia.

A ver.- voy a aclara una cosa... ¡¡¿¿Qué Valentina le tiene miedo a las arañas??!!. ¡jua! ¡jua! ¡jua!.

Bueno. Entonces me puse a revisar los rincones de donde estaba la cama de Emilia, le quité todas las mantas y sábanas, la sacudí completa , la volví a hacer y no encontré a la famosa araña.

Pero Valentina, al ver a Emilia que temblaba un poco, (por el miedo a las arañas), le preguntó a Emilia:”¿Quieres que se quede el tío con nosotras mejor?”.
A lo que Emilia no dijo palabra pero asintió con su cabeza.

me dijo : “Tío, quédese acá porque puede aparecer otra vez la araña”.

Y diciendo eso, Valentina se puso de costado de cara a la pared, pegada su cuerpo al de Emilia y sus piernas pegadas a la parte posterior de las piernas de Emilia.
Ella ya era especialista en estar en esa posición.

Yo me acerqué a la puerta, la cerré bien con el pestillo y apagué la luz.

Entonces yo, me bajé a medias mis pantalones, y me acosté de la misma forma en que estaban ellas, bien pegado a Valentina y quedando mi pene, entre sus piernas.

Metí mi brazo derecho por debajo de la cintura de Valentina y la abracé con el.
Mi brazo izquierdo lo pasé por sobre su cintura para poner mi mano abierta, (a Valentina le gustaba que la tuviese así), sobre su pubis y acariciarlo suavemente.

La cuestión es que al pasar mi mano hacia delante de Valentina, rocé el trasero de Emilia, (ya que Valentina estaba bien pegada a Emilia por detrás).

De hecho, el roce fue bastante significativo, porque pude sentir la unión de sus tersas nalgas en mi mano.
Incluso pude percibir que las nalgas de Emilia “daban pequeños saltitos” como pequeñas convulsiones cuando las toqué.

Valentina tocando el hombro de Emilia le dijo. : “mi tío se va a quedar con nosotras por si la araña aparece”.
A lo que Emilia le respondió casi en un susurro: Bueno”.

En todo caso abracé muy bien a Valentina y así nos quedamos.

Al tener a las dos allí, me entró una excitación que apenas podía aguantarme,
así que eso de dormir, como que esa noche pasó a la historia.

Mas o menos a las cuatro y media de la madrugada, yo, medio dormido pero medio despierto, quité mi mano del pubis de Valentina y la estiré mas allá.

Necesitaba que mi brazo descansara un poco de estar tanto rato recogido, sin embargo al estirarlo, este “descansó” sobre la cintura de Emilia.

Ella durmiendo profundamente, (cansada lógicamente por el viaje), ni se percató de que mi brazo estaba casi rodeándo su cintura.

Me apegué mas aún a Valentina, (que tambien dormía profundamente), para que mi brazo abarcara la mayor cantidad del cuerpo de Emilia, entonces fue que mi mano, la llevé a depositarla en el pubis de Emilia, lo mas abajo posible, lo más cerca de su virginal vagina.
De la misma forma que le gustaba a Valentina, y comencé suavemente a acariciar su pubis.

Emilia, aún en su profundo sueño, no se percató de que levemente abrí sus piernecitas y pude meter mas aún mi mano y ponerla sobre su vagina, (claro que todo esto por sobre su vestido).

Entonces yo , decidí en ese momento, que alguien, de una u otra manera, tenía que ser completamente mía.

Era ya desesperante sentir esos deseos y esa constante excitación, día y noche, .
Si estaba con mi tía, no paraba de pensar excitadamente en ella, si estaba con Valentina, no paraba de pensar excitadamente en ella, ahora que llegó Emilia, ya no paraba de pensar excitadamente en ella.

Ya se estaba convirtiendo en un deseo imperioso.

Mi tía Jennifer sería en algún momento completamente mía, pero para eso, necesitaba ganarme a Emilia.
Tenía que lograr que Emilia se excitara conmigo.

Que sintiera ella que llegaba a ser mi preferida.
Sin embargo eso tenía que ser con el tiempo, porque lo importante ahora era que Emilia dejara de “odiarme”, y la manera de lograrlo, tenía que ser con Valentina.

Así que Emilia, de costado de cara a la pared, con las piernas recogidas y casi cubierta hasta la cabeza.

Valentina de costado de cara a la espalda de Emilia, pegadas sus piernas a la parte posterior de las piernas de Emilia y con su brazo izquierdo pasando por sobre el hombro de Emilia y descansandolo sobre el.

Yo, de costado mirando la parte posterior de la cabecita de Valentina y pegadas mis piernas a la parte posterior de las piernas de Valentina y con mi mano pasando por sobre la cintura de Valentina y llegando al pubis y vagina de Emilia acariciandolas, me quedé dormido.

Como prácticamente por la noche no dormí, pues me levanté bien pronto, (como a las seis y media de la mañana), fui a la cocina y me preparé un té, Necesitaba pensar, porque Emilia venía para quedarse un par de semanas, ya que el papá tenía que ir a la capital para asistir a unos cursos.

Y si ya bastantes deseos tenía hacia mi tía Jennifer, y bastantes deseos hacia Valentina, pues ahora que se le vinieran a juntar a esos deseos, los que comencé a sentir por Emilia, es que era el no va más de la cuestión.

Luego de beberme el té salí al patio y me puse a regarlo para que no se levantara tanto polvo.
Ya cerca de las siete y media de la mañana se levantó mi tía, y saliendo al patio me dijo que fuera a despertar a las niñas para que desayunaran, para que estuviesen listas cuando comenzaran las clases.

Yo entonces fui a despertarlas, y cuando entré a la habitación las vi.
Estaban muy abrazadas frente a frente casi besándose, entonces. Entonces se me vino una idea a la cabeza.
Haría que ellas se quisieran y se gustaran, y fueran novias entre ellas y novias mías.

Así que me senté en la cama y acaricié la carita de Valentina hablándole suavecito para que despertara.
Y lo mismo hice con Emilia, aunque esta, me quitó un poco la cara sorprendida, pero al abrir los ojos, se dejó acariciar un poquito.
--------------- ------------------------------------ ---------

VACACIONES ESCOLARES CORTAS

Un dìa, mi tìa Jennifer me avisò que ese dìa serìa el ùltimo dìa de clase porque salìan de vacaciones por un par de semanas.
La semana que siguiò a ese dìa, transcurriò sin nada que destacar.
La abuelita Consuelo, estaba feliz de que por un tiempo no iba a tener que luchar con los alumnos para que no le pisaran la huerta y destruyeran sus plantaciones.

Sin embargo, otro que estaba contento de que llegaran las vacaciones, era Manuel., ya no necesitarìa estar sobrio ni el Viernes ni el Lunes, que eran los dìas en que mas le costaba estar “vivo”.
Por eso, ese Viernes, Manuel me invitò a ir a una fiesta allì por la calle de detràs del colegio. Era la tìpica fiesta de gente de trago.
Le dije a Manuel que yo lo acompañarìa pero que recordara que yo no bebìa.
El me dijo que si, que no me preocupara, que tambien habìan Coca Colas.

A las nueve de la noche partimos a la fiesta, al principio todo iba muy bien, hasta que Manuel, bastante bebido, se pone a discutir con unos chicos de allì, de esa parte del barrio.
En realidad a Manuel le vino eso al que le llaman, “el tabacazo”.

El tabacazo es algo que le pasa a algunas personas que beben mucho y acompañan el trago fumando tabaco, pero que de alguna manera ese tabaco, se mezcla con el trago, sea vino o sea cerveza.

Y Manuel bebìa vino, y fumaba cigarrillos sin filtro, asì que en algùn momento, Manuel tiene que haberse tragado, (borracho el), un poco de las hojas del tabaco y eso debe haberle causado esa “locura”, porque estaba realmente desaforado amenazando a un grupo de seis hombres jòvenes que tambien estaban bebidos.

Cogì a Manuel como pude, y a empujones lo saquè de esa casa.

El problema estaba que Manuel seguìa amenazando a esa gente, gente que no se veìa que era de buena cepa.
En ese momento me preocupè un poco, porque la “patota”, (grupo de amigos que actùan juntos cuando existe un problema), querìa darle de cuchilladas a Manuel.

Entonces, ya en la calle recordè que por allì vivìa un compañero del club de fùtbol con el que yo jugaba, pero como no sabìa en cual de las casas vivìa comencè a llamarlo a gritos.
Es que esa muchachada ya querìa tambièn incluìrme a mi en lo de las cuchilladas.

Pasados unos minutos, cuando ya Manuel y yo estàbamos acorralados por esos enojados jòvenes, entonces sin saber por donde, apareciò mi compañero de club.

Era un joven de cerca de un metro noventa y de contextura gruesa y lo mas importante es que conocìa a los chicos, asì que el los calmò y de esa manera pudimos Manuel y yo , salir de ese atolladero y caminar al colegio.

Manuel entonces se recordò de los empujones que yo le habìa dado cuando lo saquè de esa casa, y mientras caminàbamos hacia el colegio, me fue amenazando y diciendome que yo lo había dejado solo, que no lo había defendido ni apoyado etc. y se me acercaba amenazante.

Así que cuando llegamos al colegio, (ya eran las dos de la madrugada), pasamos directamente al fondo, donde estaba nuestra habitación.

Manuel se tumbó en su cama pero seguía farfabullando de que yo no lo había defendido y etc..

Asì que por precaución, ya que si me acostaba en la misma habitaciòn con el, lo mas seguro es que ya por la madrugada Manuel despertara, cogiera un palo y me diera con el en la cabeza, es que optè por dejarlo allì que durmiera la “mona”, y salì de la habitación, crucè el patio y entré a la cocina.

Ya en la cocina me acerquè a la puerta de la habitación de mi tía Jennifer y golpée.
Mi tía respondió con un “¿que pasa?”.
A lo que le respondì: “Soy yo tìa, ¿puedo entrar?”
Ella me dijo que si, y entrè, la abuelita Consuelo estaba durmiendo ya, acostada en la cama de la izquierda de la habitaciòn, y mi tìa en la otra cama estaba mirando televisión.
Le comenté a mi tìa lo que había sucedido con Manuel en la fiesta y de como estaba Manuel.
Y le preguntè a mi tía Jennifer si acaso podía quedarme esa noche a dormir allí.

Mi tía me respondió que si, que me quedara y que al día siguiente ella hablaría con Manuel.
Y se movió un poco a la orilla de la cama para hacerme sitio.

Así que yo rodée la cama y fui por el otro lado y sin sacarme los pantalones , levanté la manta, dejándo la sábana con la que se cubría mi tía, por debajo de mi, así que mi tía quedò debajo de la sábana y yo quedé con los pantalones puestos y encima de la sábana. Habré sido imbécil.

Porque debo confesar que esa noche la pasé muy mal.

Los calzoncillos me apretaban, el pantalón me producía un calor agobiante, mi tía se movía inquieta, quizás también incómoda al estar yo sobre la sábana aprisionandola prácticamente dejándole poco movimiento.
El cansancio de la incomodidad al parecer hizo que nos durmiéramos.

Antes de dormirme, pensaba que estaba muy bien lo que sucediò con Manuel, porque asì yo podía comenzar a “entrar”, y poder tener una relación mas cercana, (en términos sexuales), con mi tía Jennifer.
Porque yo, a fin de cuentas, no deseaba solamente sus turgentes pezones, es que quería yo poseér completamente su trasero, me excitaba tanto ver su trasero cuando ella caminaba que solamente pensaba en encularlo. Donde ella caminara, allì estaba yo tratando de rozar sus nalgas.

Pero pasó esa noche, y no sucedió nada, mi juventud quizás, o mi nada de experiencia, me estaban jugando una mala pasada.

Ya a la mañana siguiente, mi tía se levantó primero que yo, entonces pude ver que ella para acostarse, utilizaba una enagua de seda blanca, y no vi que se le marcara algo así como los bordes de alguna braga o calzón que llevara puesto.
Por tanto, mi tía Jennifer, solía acostarse sin calzones, y lógicamente también sin sujetadores.
Por lo menos, algo había yo adelantado.

A lo largo del día, al parecer mi tía Jennifer habló con Manuel, y a este lo vi que comenzaba a arreglar y a ordenar sus cosas, pero salió por la tarde y al rato lo vi volver con una botella de vino y se encerró en la habitación.

Así que ya por la noche, al ver yo que Manuel seguía bebiendo, pues como a las once de la noche entré a la habitación de mi tía Jennifer, y7 la vi que estaba acostada, y sin decirle yo nada, ella me preguntó. ¿Manuel dónde está?. En el cuarto.- le respondí.- ¿y sigue tomando?..- me preguntó mi tía.- Si. Le respondí.
Entonces duerme acà porque Manuel se va mañana de vacaciones.

A mi se me encendió la excitación... ¡Mi tía me invitaba a acostarme con ella!!.

Entonces comencé a cranear mi estrategia. Mi tía dormía sin bragas, (calzones), sin sujetadores, (sostén), solamente con esa enagua blanca de seda.

O sea, especial para mi. Ya no iba a cometer la tontería de la noche anterior.
Esta vez avanzaría con más resolución para llegar a mi meta.

La tele estaba encendida, y la abuelita Consuelo estaba interesadísima en la película que estaban exhibiendo.

No sería yo tan imbécil como la noche anterior, y me fui al otro lado de la cama, me saqué la polera, me quité el pantalón y solamente quedé con el boxer puesto.
Levanté las mantas, (con la sábana incluída), y me introduje en la cama, en principio me acosté de espaldas a la cama mientras mi tía estaba de costado mirando hacia la orilla de la cama, de hecho estaba acurrucada y con dos almohadas bajo su cabeza mirando la tele.

Como la cama, (de hecho el somier), era de esos de alambres enroscados, pues con el uso ya estaban esos alambres vencidos y es por ello que quien se acostara en esa cama, sin querer llegaba a estar semi hundido en el centro.

Y eso es lo que le pasaba a mi tía, que estaba al centro semi hundida y acurrucada.
Por eso, al yo acostarme, sin querer quedé “pegado” a ella, mi cadera totalmente pegada a su trasero.
Así estuvimos casi una hora, yo casi sin moverme, pero sintiendo su blanca y sedosa enagua por mis caderas y mis muslos.

Entonces acabó la película, y la abuelita Consuelo dijo: “”Jennifer, apaga la tele que voy a dormir”. Entonces mi tía echó para atrás las mantas y se incorporó.
Entonces pude vislumbrar , (a la luz de la tele), que debajo de esa casi transparente enagua, no llevaba nada, solo su excitante cuerpo incluyendo ese hermoso, tierno y crujiente culito.

Mi tía llegó a los pies de la cama, apagó la tele y volvió a acostarse,.
En el momento en que se metía a la cama para ponerse como estaba antes de levantarse, (acurrucada dándome la espalda), yo, ni corto ni perezoso, aprovechando sus movimientos, me puse también de lado poniendo mi pubis, (con mi pene ya casi erecto), pegados a su trasero.

Ella no dijo nada, era normal que termináramos en esa posición, ya que la cama obligaba a estar así.
Como estábamos los dos de costado, yo detrás de ella y pegados, tuve que subir mi mano derecha entre su cabeza y la mía, pero la izquierda, al no tener donde ponerla, “”no me quedó mas remedio”” y “sin querer” , que dejarla caer sobre su muslo izquierdo un poco mas abajo de su cadera.

Mi tía no se movió, y yo por un rato no moví tampoco mi mano de allí , (sobre su enagua claro), esperando que pasara un poco mas la noche, esperando que ella se quedara dormida.

Mi pene terminó de erectarse, y quedó “mirando hacia abajo”, pegado casi a mi muslo, (por efecto de mi boxer), pero sobresalía de la tela casi la mitad hacia abajo.

Entonces bajé mas mi mano por el muslo de mi tía y la puse allí donde terminaba la enagua que estaba un poco mas arriba de su rodilla.

Mi mano entonces quedó la mitad sobre la enagua y la otra mitad, sobre su desnuda pierna, y allí la dejé por unos minutos, esperando y deseando que mi tía no hiciera algún movimiento que me “sacara” mi mano de su pierna.

Entonces como no había movimiento por parte de mi tía, comencé a subir mi mano, sin despegarla de su pierna y arrastrando hacia arriba , su enagua hasta que mi mano llegó a estar sobre su cadera.
Su piel, era tersa, deseaba tenerla para mi, deseaba poseerla completamente.

Estaba allí, con su culito descubierto, pegado a mi, y mi pene entonces sintió el calor de sus nalgas que habían quedado, (por lo menos la izquierda), totalmente descubierta, mientras que la derecha solo quedó a medias.

Pero el culito de mi tía estaba lo suficientemente al aire como para que mi pene, (que seguía estando bajo mi calzoncillo, pero con la mitad afuera), pudiera pasear mi glande, por su muslo y por su nalga, mientras mis piernas se “pegaban” a las de ella.
Y poniendo mi pierna izquierda sobre el interior de su pierna derecha. (posición natural para dos personas que duermen en una cama que se hunde por el medio).

De esa manera pasaron varios minutos hasta que el sueño, (maldito sueño), me venció.
Sin embargo , ya de madrugada, comencé a sentir que soñaba, enculando a mi tía , y que la embestía por detrás mientras ella refregaba su trasero por mi pene.
De pronto desperté, y me encontré teniendo a mi tía, tomada con firmeza de la parte de adelante de la cadera y embistiéndola por su trasero mientras ella se apegaba a mi pubis y a mi pene, y movía su culo hacia atrás, hacia adelante y hacia los lados.

Entonces, cuando en segundos me di cuenta, (despues de despertar) lo que estaba sucediendo, dejé de moverme, y mi tía , al parecer también despertó y quizás tambien se dio cuenta de lo que pasaba y dejó de moverse.

Yo dejé de presionar su cadera con mi mano , y relajé esta para que ella notara que yo me volvía a dormir, (caso que no era así).
De hecho, nos quedamos los dos quietos, y yo comencé a sentir una pequeña humedad que al parecer había salido de mi pene.

Había eyaculado, y mi eyaculación había recorrido parte de las nalgas de mi tía y parte del borde de su enagua.

Yo sentía en mi pubis, algo de esa humedad viscosa, pero no me moví, porque si me separaba de mi tía, entonces ya no habría habido excusa para seguir pegados y habría habido una incomodidad de parte de los dos por culpa de mi eyaculación.

Así que yo me relajé y ella por lo visto hizo lo mismo y nos dormimos hasta la mañana.

Cuando desperté, casi inmediatamente me levanté de la cama, y fui a ducharme.
Cuando salí del cuarto de baño, mi tía estaba esperando la ducha, me miró, me saludó con un “Hola” y al salir yo, ella entró.
Nada pasó, nadie dijo nada, nunca pasó.
Y así transcurrió el día.

Al día siguiente, cuando salí a hacer algunas diligencias al centro de la ciudad, de vuelta subí a un bus equivocado que casualmente pasaba por el estadio de la ciudad.
Así que decidí bajarme allí , (siempre me gustaron los deportes), y entré al estadio.
Me fijé que habían bastantes deportistas de atletismo entrenando tanto en el campo como en la pista.

Me acerqué a un señor de edad, que parecía ser el entrenador y después de saludarle, le comenté mi situación.
Yo jugaba en un club de fútbol, y lo hacía de delantero, mas propiamente de puntero izquierdo, (al yo ser zurdo).

Pero la cuestión es que yo era malo para el fútbol, y aunque era el goleador, y el que mayormente convertía los goles, pues nada mas era por mi rapidez.

Es por eso que quería probar cuán tan rápido era.

Es señor este me dijo: “Pues ve a la pista y yo te cronometro”
¿Así mismo como estoy vestido?.- le pregunté.-
Si, .- me respondió.- Si eres rápido, tengas puesto lo que tengas puesto, serás rápido”.

Resultó que para los cien metros planos era nada mas del montón, pero para los doscientos, entonces es que era una bala.
Y eso era porque me costaba mucho salir de los tacos, la salida mía era lenta, pero ya cuando cogía el tranco, allí si que era rápido.

Por tanto, si era rápido, también sería un buen saltador de largo.
Y fue así que poco a poco me metí en ese club de atletismo.
Esto fue allí, estando aún en el colegio antiguo.

Y lógicamente, me puse a “pololear” Romina, de 16 años, la hija del entrenador.

Pero con ella solo nos tomábamos de la mano y uno que otro “atraque”.

El “atraque” solo eran manoseos y forcejeos de quién se apretaba mas al otro, pero de allí , no se pasaba. Era como tener sexo..... pero con ropa.

Romina era una chica muy linda y bonita, muy bonita figura.

Debo decir que me fue bien en cuanto a resultados en los deportes , porque en salto largo,
fuí campeón de la competencia entre clubes.

Y la gente del club quedó de hacerme una fiesta en mi honor-.








-------------------------- -----------------------


COLEGIO NUEVO

Cuando llegó la finalización de las clases en el colegio, (a mediados de Diciembre), mi tía Jennifer, al parecer alquiló otra casona muy grande para instalar allí el colegio,

La nueva casona tenía un terreno bastante grande, en su parte delantera estaba llena de árboles grandes y frondosos, y el suelo era una alfombra de hierba verde.

Luego estaba la gran casona, tenía varias “habitaciones y un par de salones muy grandes, luego, detrás de la casona había un terreno que subía , como una pendiente en que la mayoría del suelo era de arena, y hierba.

Y a la orilla del muro que hacía de división con la propiedad adyacente, pues estaba desde el principio hasta el final del terreno, lleno de árboles grandes y frondosos.

Y al final ya del terreno, en la parte de arriba, dominaba una piscina de grandes dimensiones, rodeada por hierba y unos cuantos árboles medianos que procuraban sombra a su alrededor.

Al término del colegio nuevo, había como un cerro de rocas que el espacio que había entre algunas de ellas se asemejaban a unas cuevas, y servían para meterse allí cuando uno quisiera que nadie lo encontrara je je .

A un costado de la piscina, había una serie de tres cuartos contiguos, en el que uno servía para guardar las herramientas con el que se mantenía la piscina y sus alrededores, los otros dos estaban vacíos, o sea, para mi y mis sexuales ideas..........todo era un paraíso.

Mi tía Jennifer un día, (un 3 de Enero y estando aún en el colegio antiguo, Manuel llegaría cerca del mes de Marzo), me dijo:

Martín, debemos trasladar todo lo de acá al colegio nuevo, pero antes debemos limpiar allá, así que hoy comenzaremos a llevar las cosas de aseo, y mañana llevaremos mantas y un colchón porque tendremos que quedarnos allí de vez en cuando, hasta que terminemos de trasladar todo”.

El camino de un colegio a otro no era muy largo, pero si lo suficiente como para no tener que andar volviendo cada día.

Así que ese día por la mañana, mi tía y yo llevamos varios utensilios de aseo.

Cuando llegamos, vimos que la gran casona, (o sea el nuevo colegio), quedaba a la orilla del río San josé,
y aunque este la mayor parte del año estaba seco, cuando llegaban las tormentas dela cordillera lejana, este río llegaba a producir inundaciones graves en la comarca por el caudal que solía llevar.

En el mapa se podrá ver lo que era la inmensa casona, o el ya colegio de mi tía Jennifer.




El primer día que llegamos mi tía y yo, hicimos un recorrido por todo el colegio.
Llegamos hasta la piscina y allí mi tía me dijo que yo en ese mes haría un curso de monitor de natación para que fuera el monitor y cuidador de los alumnos que fueran a la piscina.
Porque mi tía vió en la piscina, otra fuente de ingreso que redundaría en una mejor vida, y de paso los alumnos y sus familias podrían pasarlo muy bien un par de días a la semana..

Yo asentí a esa propuesta de mi tía y pensé que si, que yo trataría de pasarmelo muy pero muy bien.

Luego revisamos las salas y estuvimos “diseñando” cuales serían para cuales cursos etc. y vimos una sala especial para párvulos, tenían todas unos grandes ventanales por las que se podían ver la inmensidad de tantos árboles.

Ese primer día, hicimos aseo a unas cuantas que serían las salas de estudio de los alumnos. Ya cerca de las nueve de la noche comenzamos a marcharnos de allí, salimos a la calle y vimos que estaba oscureciendo rápidamente y que la calle por la que teníamos que transitar era larga, muy larga y solitaria, y encima....oscura ya que no tenía farolas.

Llegamos al antiguo colegio y mi tía se duchó primero, después lo hice yo y nos acostamos en su cama pero sobre las mantas, porque teníamos aún mucho calor y de rendidos que estábamos, nos dormimos.

Como a las doce de la noche, la abuelita Consuelo, que viajaba al día siguiente muy temprano, porque tenía que volver a su hogar que quedaba en la capital a mas de mil kilómetros de distancia, pues nos despertó y nos tenía preparado un a buena taza de café con leche y unos sandwich de mermelada con queso blanco.

Mi tía que no le gustaba mucho el café con leche prefirió servirse ella un té solo. La abuelita entonces se acostó y nosotros nos quedamos comiendo esa deliciosa “merienda”.

Entonces mi tía, después de comer, se levantó, fue al baño y cuando a los cinco minutos volvió, venía con su sedosa enagua blanco invierno puesta en su cuerpo , (nunca dijo algo acerca de lo que pasó esa noche, acerca de mi semen en su enagua), y como era su costumbre, sin nada debajo.

Yo tuve que contener mis ansias porque casi exclamo en voz alta. “”Que cosa mas rica””. Menos mal que me di cuenta a tiempo y cerré mi boca.

Mi tía me dijo que me levantara un momento de la cama, entonces ella la abrió, (quitó las mantas), y se acostó, dejando mi lado abierto, con las mantas atrás para que yo me acostara a su lado.
Yo me quité el pantalón quedando solamente con un boxer puesto, y me acosté a su lado, quedando totalmente pegado mi cuerpo a su cuerpo. Creo que para ella eso era natural, no había en ella nada que pudiera mostrarme algo como que lo hacía para provocarme o algo parecido, fui entendiendo que mi tía, era así.
Era como si ella dijera: “”Eres mi sobrino, yo soy tu tía, y no pasa nada, no hay ningún problema, puedo mostrarme ante ti ya que somos familiares””. Pero yo......

¡No!!! Yo no pensaba así.
Para mi ella tenía que un día, el menos pensado, ser totalmente mía, nada de sobrino o tía o lo que sea, mi tía Jennifer, sería mía costase lo que costase, como si tuviese que atarla completamente para poseerla.

Es que cada día me entraban a mi mente, mas y mas deseos hacia ella, se estaban volviendo incontrolables, una vez al día me encerraba en el baño y me masturbaba solamente pensando en ella, estaba ciego de deseos por ella.

Los recuerdos de haberla visto , (cuando yo de pequeño), totalmente desnuda desde ese agujero que había en la puerta de mi habitación que daba al cuarto de baño.
Agujero que apuntaba directamente a la bañera, habiéndose quedado pegados en mis deseos ese trasero tan tierno de mi tía y esos grandes pezones, es que de verdad que me tenían loco.

Día y noche pensaba, craneaba, maquineaba la forma de hacerla mía, era imposible que de la forma en que estaban sucediendo las cosas, yo no la hiciera mía.
Encima de que al día siguiente, otra vez dormiríamos juntos y a solas, y ahora donde nadie escuchara, ya que el nuevo colegio estaba casi lejos de todo vecino, y podía poseer a mi tía día y noche, y nadie se daría cuenta.

Pensando e imaginando todas esas cosas, me di vuelta quedando mi tía dándome la espalda y con su trasero bien apegado a mi pubis, (como esa vez de lo de Manuel).
Esta vez pasé mi mano izquierda por debajo de su brazo y la puse con mi palma abierta, sobre su cara, pero suavemente, ella no dijo nada, no se movió como rechazo a esa acción, así que de esa manera la dejé un buen rato.

Le estaba mostrando a mi tia que comenzaba a ser mía, mientras ella se dejaba porque se sabía sumisa ante mí.

Con mi pene erecto, puesto hacia arriba pegado a mi pubis, sobresaliendo por la parte superior de mi boxer, muy bien asentado entre las nalgas de mi tía, pero por sobre su enagua, de rendido de haber trabajado mucho limpiando salas en el otro colegio, pues me dormí.

Desperté bastante pronto por la mañana.

Serían las seis de la mañana y me encontré que tenía a mi tía muy apegada a mi, abrazándola con mi mano izquierda, y mi pierna izquierda sobre su pierna derecha y bien apegada por detrás de su pierna izquierda
Prácticamente la tenía atenazada, solo faltaba que mi mano derecha pasara por debajo de su cintura para completar ese atenazamiento, pero claro, no podía hacerlo, aún no era el tiempo adecuado.
Yo ya había diseñado el lugar, (en el colegio nuevo), y la forma, (esa era variable), en donde la haría completamente mía..

Después de un rato, despertó la abuelita Consuelo, y se levantó para ordenar las cosas que pondría en la maleta.
Y allí sentí moverse a mi tía que seguro también al igual que yo , se había quedado profundamente dormida, entonces me retiré suavemente como si fuese por casualidad, y me separé de su cuerpo para darle libertad de desperezarse y a continuación levantarse.

Entonces mi tía se levantó de la cama, y cuando lo hizo, pude observar otra vez bajo su enagua, esas hermosas y tiernas nalgas que ….¡¡que culito mas delicioso y tierno el de mi tía Jennifer!!. .- me dije para mis adentros.- .

Yo voy a llevar a mi mamá al terminal de autobuses, .-me dijo mi tía .-, mientras se ponía por los pies una falda ceñida que le costó subir, y que mientras se esforzaba por ponérsela, lo que hacía era dejarme ver sus nalgas ya que mientras ella subía la falda, también subía la enagua.

Y pude ver, un poco de esas nalgas que me tenían loco.

Así que tu lleva.- continuó diciéndome.- al colegio nuevo, (ya habíamos comenzado a llamar al otro colegio, “colegio nuevo”).

Una manta y sábanas y un par de velas y una caja de fósforos, (cerillas).
Bien tía.- le respondí.-
Y.- añadió.-
cuando vuelva de dejar a mi mamá, nos llevamos entre los dos este colchón para allá.

¡Claro!. Tenía que ser entre los dos, porque la calle para llegar al colegio nuevo era larga, pero muy larga.
Lo de las velas era porque aún no habían ido a restaurar la energía eléctrica.

Como a las 8:30 mi tía Jennifer con mi abueli, partieron para el terminal de autobuses.

Yo me levanté, me duché para refrescarme,
me bebí una taza de te con un pan con queso,
cogí todas las cosas que mi tía me había dicho que llevara.

La manta y las sábanas las metí en una bolsa grande junto con dos velas y una caja de cerillas.

Y. (esto es un secreto), cogí de su ropero, de uno de los cajones, tres pañuelos grandes de seda que mi tía utilizaba en los inviernos y que ya los tenía guardados porque se acercaba el verano.
Estos pañuelos serían parte de mi estrategia sexual para mas adelante, es que quería tenerlos a mano para cuando llegara el momento en que poseyera a mi tía.
Había visto, (en el cuarto de baño grande allí en el colegio nuevo), una pequeña estantería allí arriba sobre el espacio que había, (un armario empotrado), donde se colgaban las toallas y trajes de baño.

Esta estantería estaba a una altura tal, que mi tía no podía alcanzarla ni aún estirando sus brazos hacia arriba, ni subiéndose a una banqueta de unos treinta centímetros de alto.
Encontré que era especial para ir guardando allí , mis otros implementos sexuales, como una pluma grande que hay colgada de adorno en medio de una sala del colegio antiguo, y un cinturón de cuero de pantalón de hombre, con su correspondiente hebilla de bronce que hay en algún cajón del ropero de mi tía Jennifer.
La pluma no se si es de ganso o de pavo, pero es grande fuerte y flexible.

Esa pequeña estantería que estaba allí sobre el armario empotrado en uno de los muros del cuarto de baño, sería mi cofre del tesoro.
Así que me encaminé hacia el colegio nuevo, llevando al hombro la bolsa en que dentro llevaba la manta, las dos sábanas, las dos velas, la caja de cerillas, y en mis bolsillos, los tres pañuelos grandes de seda.

Me quedé toda la mañana limpiando las salas allí en el colegio nuevo, y me dediqué también a limpiar el cuarto de baño.
Este era grande, bastante grande.
La puerta de entrada al cuarto de baño era de cristal, de ese como arrugado, que solo dejaba ver las siluetas de quienes estaban dentro.

Apenas uno entraba, ya a su izquierda estaba ese armario empotrado con la estantería allí arriba que sería mi “cofre del tesoro”.

Luego a continuación seguía el muro que daba a uno de los patios, en ese muro estaba el lavamanos, el bidé y ya un poco mas arriba de mi cabeza, una pequeña ventana sin cristal que dejaba entrar la brisa en los días de mucho calor.
En el siguiente muro, el que quedaba al frente del muro del armario empotrado, estaba la taza del excusado o el water, y un espejo que iba desde el suelo hasta casi el techo, uno se paraba frente a el, y podía verse entero.

Y pegado al muro que quedaba frente al muro de la ventana pequeña, estaba lo más importante para mi..
La dichosa bañera, esta era blanca, sin pifias por ninguna parte, o sea muy bien cuidada, y lo importante, bastante larga, yo cabía completamente estirado dentro de ella y aún así, sobraban como cuarenta centímetros.

Algo tendría yo que inventar, para que ese cuarto de baño, y especialmente la bañera, fueran testigos de algún enculamiento que le daría yo a mi tía Jennifer.

Es que era todo el día, no paraba de pensar en la manera de poseer sexualmente a mi tía.
Cada rincón de ese nuevo colegio, era para mi, parte de un instrumento que serviría a mi propósito de poseer sexual y completamente a mi tía Jennifer.
------------------------- ----------------------------------- ---------------------------

------------------- ------------ -------------------------------------------------------
Cuando estaba en lo mejor limpiando el cuarto de baño, apareció mi tía Jennifer.
Traía un bolso de mano colgando de su hombro izquierdo y se le veía muy contenta, dejó el bolso en el suelo y subiéndose un poco el vestido para bajarse las bragas, (calzones) , y sentándose en la taza del baño con la clara intención de orinar, me dijo:
Traje un regalo.-
Será algo interesante.- le repliqué yo.-
Y estirando la mano cogió su bolso y sacó de dentro un mazo de naipe inglés.

Ella tenía la costumbre de jugar con la abueli Consuelo al Carioca, un juego donde se utilizan doce cartas en la mano y se comienza tratando de hacer un trío de cartas con números iguales y un par,, y se supone que hay que “bajarse” con ello y poco a poco ir eliminando las cartas que le quedan en la mano, al ir “robando” de un montón de cartas que quedan en la mesa.

Luego hay que armar dos tríos, y así sucesivamente hasta terminar en que hay que completar una escalera del mismo color y de la misma pinta.

Gana quien tiene al final del juego.... menos puntos, porque cuando uno se “baja” y luego se descarta de todas las cartas que le han quedado en la mano, en teoría gana esa partida, (el juego aún no).

Y al que le quedaron cartas en la mano se cuentan lo que esas cartas valen y se van sumando como puntos de pérdida.
Así que le contesté a mi tía, ¡¡Que bien, así podremos entretenernos algo. ¡Si!, me dijo mi tía, y podemos jugar apostando. ¡Claro que si!.- le repliqué e inmediatamente se me vino a la cabeza lo que “apostaríamos”.

En cuanto a que mi tía entró al cuarto de baño casi corriendo y mientras entraba se iba subiendo el vestido y casi al mismo tiempo bajándose las bragas para sentarse en el water.
Debo decir que mi tía, era así de natural, yo en principio pensaba otra cosa, pero al ver que esas cosas las hacía de manera normal estando yo presente, pues lo vi esa vez, normal.
Y lo digo porque allí comprendí que cuando yo era pequeño, y en otra ocasión, (la segunda), en que vi a mi tía Jennifer desnuda, fue tambien en el cuarto de baño.
Esa vez que yo entré a lavarme las manos y la cara, (con siete años), y mi tía entró detrás de mi , se quitó toda la ropa y se metió a la bañera y comenzó a ducharse.
En esa ocasión, también admiré su cuerpo, sus nalgas y sus grandes pezones.

Bien, pero retomando el punto en que mi tía saca el mazo de cartas del bolso, me pregunta:
¿Sabes jugar al Carioca?. Pues no.- le respondo.-
Bien.- dice ella.- no te preocupes que yo te enseñaré como se juega.
¡¡Ya!!! .- le dije yo.-
Contento de que poco a poco mis maquiavélicos planes en cuanto a poseer a mi tía Jennifer, iban adelantando .

Se levantó del water, se limpió, se subió las bragas, (calzones), y el vestido cayó suavemente por la fuerza de gravedad cubriendo parte de sus piernas casi hasta las rodillas y salió del cuarto de baño.

Terminé de limpiar el cuarto de baño y fui donde mi tía que había entrado a la cocina a hacerse un té.
Y entrando yo a la cocina le pregunté:
¿ Por qué llegó tan contenta tía?.
Entonces ella sonriendo me dijo que, después de haber ido a dejar a la abueli al terminal de autobuses,
fue a la Dirección del Ministerio de Educación, y se encontró con la buena noticia de que ya habían homologado al colegio nuevo.

Y añadió sonriendo: “Habrá que celebrarlo algún día de estos”..
¡¡Si!! le contesté efusivamente!
Pensando yo para mis adentros:
Ya se yo la forma que que vamos a celebrarlo”.

Es que es cierto, cada cosa, cada palabra que escucho de mi tía o frase o acción, siempre la llevo a ese momento, al momento en cuando poseeré completamente a mi tía Jennifer.

Ya como a las seis de la tarde, después de merendar unos sandwich que trajo mi tía con unos refrescos, encaminamos nuestros pasos a buscar el famoso colchón.
Cuando lo traíamos, tuvimos que hacer bastantes “paradas” porque era incómodo de trasladar, yo lo llevaba por delante y ella por detrás, como lógicamente yo era mas fuerte, pues lo cogí casi de la tercera parte, así que podría decir que lo llevaba solo.

Llegamos al colegio nuevo, y pusimos el colchón en el suelo de lo que iba a ser la habitación de mi tía. Y después de ello, rápidamente me fui a duchar. Apenas salí de la ducha medio desnudo, entró mi tía Jennifer con una bata de baño.
Mientras yo frente al espejo me sacudía el cabello, ella entraba a la bañera y sacándose la bata comenzó a refrescarse, al quitarse ella la bara, pude ver su hermoso cuerpo llamándome.

Yo salí casi sin mirarla, (sentí que no debía mirarla, quizás por respeto de que fuera mi tía o quizás porque no me habría podido contener, pero por algo fue.) Lo único que se, es que esa noche, yo dormiría con ella en ese colchón.

Entonces escuché a mi tía llamarme desde el baño.: “¡Martín!, ¡Martin!. Tráeme la toalla por favor”. Ahora mismo tía .- le contesté desde el pasillo, y fui a la que sería su habitación.-

Busqué una toalla, y no encontraba ninguna, hasta que no rebusqué en su bolso, y allí la encontré.
Abrí la puerta del cuarto de baño que estaba entreabierta, y entré llevando la toalla en mi mano derecha, mientras con mi mano izquierda, (sin que se notara), sacaba mi pene, y lo refregaba en la toalla, (quería dejar en su toalla el aroma de mi pene incrustado).

Cuando pasé por el lado de mi tía que estaba sentada en la bañera cubierta de agua hasta casi el ombligo, ella me dijo: “”Déjala arriba del lavamanos”. Y allí la dejé.

Entonces cuando me giré, quedé mirando a mi tía Jennifer, sus piernas, sus brazos con sus manos cubriendo apenas sus pechos, y me dijo: “Martín, friégame la espalda ¿quieres?.”.

Bueno.- le respondí.- y cogiendo una esponja de la misma bañera allí en el agua, me incliné y con mi mano derecha comencé a pasarle la esponja a mi tía por toda la espalda.
Si hubiese sido más valiente, si hubiese sido más decidido, me habría metido a la bañera por detrás de ella, me hubiese sentado por detrás de ella y le habría pasado la esponja no solamente por la espalda, si no por todo su frente, y especialmente por sus pechos.
Pero ¡no!. Me quedé allí , “acariciando “ su espalda, nada mas que eso.
De repente le digo que ¡ya terminé!, y dejé la esponja en el agua,
Y luego salí del cuarto de baño.

Como ya se hacía de noche, mi tía me dijo que cogiera las velas que estaban en la cocina, (ella estaba a medio camino, entre la cocina y el que sería su habitación”.

Cuando cogí las velas, las encendí y caminé por ese pasillo hasta encontrarme con mi tía Jennifer.
Ella me dijo : “Yo llevo las velas, tu dirígeme, claro, porque yo al ir detrás de ella, no veía nada hacia adelante, así que cogí a mi tía por la cintura, la rodée con mis brazos y la levanté un poco, lo suficiente como para que ella se subiera sobre mis pies.

Y así nos fuimos caminando, yo abrazándola por la cintura y ella encima de mis pies llevando las dos velas..

Cuando llegamos a la habitación, mi tía acomodó las velas sobre unos platillos que encontró por la cocina, estiró la sábana sobre el colchón y se sentó sobre el al modo oriental.

Yo, por mas que intenté, no hubo caso, ni modo oriental ni nada, me puse de costado con el codo sobre el colchón y frente a mi tía,. Es que iba a comenzar al juego de cartas en que mi tía me enseñaría a jugar “Carioca”.


FEBRERO A FINALES

Esa tarde comenzaron a llegar mis compañeros del club de atletismo y de otros clubes.
Los llevé a una sala, que mas que sala era un salón muy grande.
Algunos comenzaron a instalar los implementos que habían traído, como parlantes, micrófonos, dos tocadiscos, y mucha bebida de la una y de la otra.
Como por ejemplo Colas, y vino tinto y vodka y ron.

Ya cerca de las 21:00 comenzó en serio la fiesta de celebración por mis triunfos en la pista de atletismo.

Poco tardó para que los primeros fiesteros estuvieran ya medio ebrios.
Suelen ser esos que beben y beben pero no comen, o sea no afirman el estómago.
Ya cerca de la 1 de la madrugada , la gran mayoría no sabía ni siquiera donde estaba.

Unos estaban dentro de la piscina, chapoteando, (menos mal que estaba de agua hasta la mitad nada mas),.

Alguien me dijo (mientras yo bailaba con Romina, la hija del entrenador, que unas chicas estaban en el cuarto de baño, (el grande), y que al parecer habían roto algo.
Así que fui a ver, y efectivamente habían roto una jabonera de porcelana.
Les conminé a que se fueran al otro cuarto de baño, (mas pequeño),. Cuando se fueron, arreglé un poco el desastre.

Salí del cuarto de baño, y en vez de devolverme por el camino de la cocina, (que era mas corto para llegar al salón de baile), me encaminé hacia la derecha para salir por la sala de parvularios al patio del frente, el que da al portón de calle, mas que nada para controlar un poco como estaba todo..

Pero al caminar por el pasillo , me encontré pasando frente a la puerta de la habitación de mi tía Jennifer.

Entonces sentí algo en mi interior, algo muy raro pero a la vez excitante.
Algo que no puedo describir tan sencillamanete, pero mi cerebro comenzó a trabajar muy rápidamente.

Y puse mi mano izquierda sobre la manilla de la puerta, y con la derecha di tres golpes suaves, y llamé diciendo: “”Tía Jennifer, ¿está ahi?.
Tía.- volví a decir.- ¿está dormida?..
Como nadie contestó, (yo sabía que mi tía estaba allí acostada porque se acostó bastante pronto).

Entonces, me fui hacia la cocina, busqué en un armario un frasco pequeño que tenía unas dos pastillas para poder dormir.
Esas me las había dado el entrenador de atletismo, cuando le dije que me costaba mucho conciliar el sueño, pero nunca las utilicé.

Cogí una pastilla, la puse dentro del moledero, que es un cuenco de madera, con una maza pequeña con la que se aplastan algunas especias como el ajo o la pimienta etc.. hasta que quedan totalmente trituradas, y molí la pastilla hasta que quedó como un polvo blanco.

Luego cogí un vaso, puse dentro de el la pastilla ya molida, y lo llené con vino tinto de una botella que estaba allí en la alacena esperando ser abierta para la celebración del colegio, (en su inauguración),.
Con una cuchara revolví y revolví hasta que se perdió todo vestigio de que allí dentro del vaso había una pastilla.

Entonces, cogí el vaso, la botella, pasé por el cuarto de baño, cogí de mi “cofre del tesoro” los tres pañuelos de seda, y con todo ello ,me dirigí hacia la habitación de mi tía Jennifer.
Volví a golpear tres veces la puerta, y llamé: “¡Tía!. ¿Está despierta tía?.
Como no contestó.


Entonces giré despacio la manilla, y la abrí un poco.
Las puertas del colegio nuevo no tenían pestillos ni pasadores, ya que era por seguridad de los alumnos, para que no se quedaran por casualidad encerrados.

Como en la oscuridad no veía nada, pues abrí mas la puerta y recién pude vislumbrar algo.
Mi tía estaba cubierta hasta casi los ojos con las mantas, y sus manos cogiéndolas como si estas fuesen un escudo protector, (igual como se tapa Emilia),.

La ventana que daba al patio de salida, tenía una cortina gruesa que hacía que la habitación fuese oscura, por tanto, aunque la noche estaba estrellada y con luna llena, la gruesa cortina tapaba la entrada de la luz.
Y en el pasillo, las chicas habían quebrado la bombilla, por tanto no se veía bien.
Pero entré, me senté al borde de la cama, y le dije a mi tía: “”Vamos tía a bailar, que la fiesta está muy buena”.
Mi tía no me respondió, pero lanzó algo como un gemido, y movió la cabeza negativamente.

Deposité en el suelo a un costado de la cama la botella de vino y el vaso, los pañuelos los dejé sobre la cama a la altura de los pies de mi tía.
Noté que mi tía no se movía, estaba en la misma posición, de costado mirando hacia la parte de afuera de la cama, pero cogiendo las mantas con sus manos y llevándo las mantas hasta taparse casi sus ojos..

Entonces le dije: “”Tía, ahora es el momento en que tenemos que celebrar la inauguración del colegio nuevo, aprovechemos la fiesta”.
Así que.- continué diciéndole.- traje una botella de vino para que celebremos.

Mientras le hablaba así a mi tía Jennifer, con mi mano derecha arreglaba suavemente su cabello, como dándole a entender que no me tuviera miedo, que yo no estaba borracho, (ella no sabía que yo no bebía licores).

Como mi tía no decía nada, (seguro estaba nerviosa), cogí el vaso con vino.
Entonces miré a mi tía y teniendo yo el vaso en mi mano izquierda, cogí su cabeza por detrás, (mas bien del cabello),, y se la levanté un poco.
Mi tía, trató en un momento resistirse a ello, pero al ver mi determinación al cogerla del cabello, pronto dejó de hacerlo.

Eso hizo que mi tía se sintiera obligada a levantarse mas aún, hasta que forzosamente tuvo que bajar los pies de la cama y sentarse.
Tengo sueño.- me dijo con la cara medio escondida y como bostezando.-

Entonces la cogí firmemente del brazo izquierdo y la casi obligué a sentarse recta, y puse el vaso lleno de vino, tocando sus labios y le dije imperiosamente:

“” ¡¡Brindemos por el colegio, .- y añadí susurrándole al oído.- y bébaselo todo!!.
Luego dormirá tranquilita.

Mi tía me miró, quiso negarse a beber, pero yo la miré como con enojo
y diciendo esto, le cogí la barbilla y puse el vaso sobre sus labios, con una leve inclinación, y entonces mi tía abrió la boca un poco y se puso a beber.

Luego ella tímidamente cogió el vaso de mi mano, y bebió hasta que terminó todo el vino del vaso.
Cogí nuevamente el vaso y la botella y lo volví a llenar de vino,.

Al pasárselo en la mano le dije; “”Brindemos ahora, porque en este nuevo colegio nos vaya bien”.
Y terminando de decir eso, le ayudé a su mano, (que tenía el vaso lleno con vino), a llevárselo a la boca y comenzar otra vez a beber.

Mientras ella bebía en silencio, yo, con mis manos la cogí de la cintura y la puse de pié.
Ella estaba con su enagua de seda, y al ponerla de pié, alcancé a tocar un poco mas abajo de su cintura y noté que , no tenía las bragas , (calzones), puestas.

En ese momento se escuchaba desde el salón de fiesta, una melodía de esas canciones lentas, así que abrazándo a mi tía por debajo de sus hombros, y atrayéndola hacia mi, le dije: “Ahora bailemos”.

Yo estaba sorprendiéndome de que mi tía estuviese tan sumisa conmigo, pero en principio no le di importancia, pero si yo con mi mano tocaba su cabeza dándole un par de golpecitos en su nuca, ella inmediatamente acercaba su boca a mi cuello y se ponía a besarlo.
Esos golpecitos eran para ella como una orden.

Sin embargo yo no sabía el por qué mi tía estaba siendo tan sumisa, tan obediente.
No sabía yo cual era la razón de que me obedeciera en silencio, sin reclamar.
¿Sería quizás que mi tía ante mi se sentía totalmente desvalida?.

¿O quizás era el nerviosismo de saber que esos momentos serían los momentos en que sería poseída por mi?.

¿O ella en su interior quizás estaba deseosa de que eso pasara y poder entregarse libremente a mi ya que durante tanto tiempo siempre se estuvo a punto pero nunca pasó nada?.

¿Podía ser el nerviosismo de tener tanta gente en la casona y que ella no conociera a nadie?.
¿O podía ser que se daba cuenta de que yo, ya estaba decidido a poseerla, y la mejor manera era entregarse a mi sin chistar pero estar lo menos consciente posible, (por lo de haberse bebido los dos vasos llenos con vino?.

Como esas veces que teníamos roces casi totalmente sexuales, pero que los dos hacíamos como que no los habíamos tenido, como cuando la vez esa de Manuel, en que me acosté con ella y le manché la enagua con semen, pero ni ella ni yo , dijimos “ni pío”?.

Yo me inclinaba mas por lo de que quería quedar inconsciente ya que sucediera lo que sucediera, ella tendría el argumento de haber estado “dormida”, de que no estaba enterándose de lo que le pasaba.

Aunque pensándolo bien, yo creo que todas las posibilidades aportaban con algo y eran las correctas.

Mi tía se bebió todo el vino del vaso y ya había hecho yo que pusiera sus brazos alrededor de mi cuello, y su cabeza apoyada en mi hombro mirando hacia mi cuello.
Yo me estaba moviendo suavemente, y hacía que ella se moviera conmigo.

Pero ahora que tenía rodeado mi cuello con sus brazos y su cabeza caída mas que apoyada sobre mi hombro.
Es que puse mi pierna derecha entre sus dos piernas y dejando mi mano derecha sobre su espalda a la altura de su cintura, la atraje hacia mi.
En un momento, con mi mano derecha le di otra vez, dos golpecitos en la nuca, y ella inmediatamente, puso su boca en mi cuello y comenzó a besarlo.
Estaba dominandola, ella estaba comprendiendo de que sería mía.

Mi mano izquierda la puse sobre su trasero, mas bien sobre su nalga derecha y masajeándola y haciendo presión, la apegaba a mi cuerpo de tal manera que su pubis y su sexo, se friccionaban en mi pierna.

Y algo hermoso sucedía también.
Pezones.... esos hermosos, grandes y turgentes pezones, estaban presionando mi pecho.
Y yo la movía, (presionando su espalda), cosa de que ella sintiera como sus pezones se friccionaban sobre mi pecho y como su sexo estaba atenazado prácticamente por mi pierna, a la altura de mi muslo, casi levantándola por su vagina.

Así estuvimos un buen rato, incluso hasta después que terminó la canción.

Entonces me acerqué a la cama bailando con mi tía, moviéndonos cadenciosamente, e hice que se sentara nuevamente sobre el borde de la cama mientras yo me inclinaba para llenar otra vez el vaso.

¡Venga tía! .- le dije a mi tía, casi ordenándole que se levantara.-

Al hacerlo, le pasé el vaso con vino, y luego de cogerlo a regañadientes, y comenzar a bebérselo a sorbos, yo la cogí nuevamente con mi brazo derecho de la espalda y con el izquierdo de su trasero, que ella comenzaba a moverlo como para defenderlo de ese ataque de masajes que le daba con mi mano.

Mi tía se bebió la mitad y quería pasármelo, pero le dije que no, que tenía que bebérselo todo, así que cogiéndola por el cabello detrás de la cabeza, la sujeté firmemente y tomé su mano que tenía el vaso y le acerqué a su boca y la hice beberse todo lo que quedaba de ese tercer vaso de vino.

Cuando terminó de beberse el licor, cogí el vaso y lo tiré a la cama y le dije a mi tía que me abrazara del cuello , mientras yo con mis dos manos la cogía de las nalgas.
Poco a poco, mientras nos movíamos lentamente, noté que mi tía comenzaba a tastabillar y a dejar caer la cabeza sobre mi hombro como adormilada, gimiendo entrecortadamente.

El alcohol y la pastilla para dormir del primer vaso de vino seguramente estaba haciendo efecto.
Entonces al estar cogiéndola de las nalgas, la sujeté fuertemente y la levanté del suelo unos veinte centímetros, manteniéndola bien apretada a mi, mientras mi pierna derecha seguía “incrustada” entre sus dos piernas.

Así es como yo quería tener en esos momentos a mi tía Jennifer, y seguro que así es como ella quería estar poco a poco siendo poseída por mi.

Ya que las veces anteriores ella nunca estuvo realmente dormida o inconsciente, como para no darse cuenta de lo que sucedía.
Solamente nos hacíamos los dormidos o que no nos enterábamos, excepto esa vez de lo de Manuel

Por eso ahora, y en estos momentos, todas las condiciones estaban dadas, para que mi tía Jennifer fuera total y completamente mía.
Ya que la única manera de que mi tía se sintiera poseída por mi, era entre ebria, (borracha), y dormida como lo estaba ahora.

Entonces con ella cogida entre mis manos de las nalgas, y levantada del suelo unos veinte centímetros, y su vagina y pubis siendo friccionado por mi pierna derecha, y con sus brazos rodeándome el cuello, mientras su cabeza mirando a mi cuello descansaba sobre mi hombro, di unos cuantos pasos y me incliné hacia la cama para ponerla allí.

Cuando lo hacía, escuché que mi tía, balbuceaba algunas palabras como por ejemplo: “Martín, ¿que me has dado?. Soy tu tía Martín”. Y entre balbuceos y balbuceos, se quedó dormida.

La deposité con cuidado sobre la cama y fui hacia la puerta, cogí una silla y la puse un poco inclinada debajo de la manilla, para evitar que alguien quisiera entrar.

Ese era mi tiempo tan deseado, ese era el momento en que por fin , mi tía Jennifer, sería total y completamente mía.

Me acerqué a la cama, ya mis ojos se habían acostumbrado a la tenue luz que había en la habitación.

La miré, y seguramente por efecto de las bebidas, mi tía dormía profundamente.

Así que para probar si ella estaba dormida, la cogí del cabello, por detrás de la cabeza, y le levanté un poco la cabeza y soltándola la dejé caer sobre la cama.

Ella no lanzó ni un gemido, ni hizo algún movimiento como para demostrar que estaba algo despierta.

Entonces, con mis manos tomé de sus hombros los tirantes de su enagua, y los comencé a deslizar por sus brazos hacia abajo.

La enagua aún le cubrían sus senos así que cogí la enagua del centro, (entre medio de sus senos), y la deslicé hasta llevarla a la altura de su estómago.

Entonces pude contemplar la hermosura de sus pezones, que estaban como llamando a mi boca para ser chupados, turgentes y deseosos de ser succionados.
Me tenían extasiados, eran mas hermosos de lo que yo recordaba.
Mientras sus senos dispuestos a ser parte de mi boca esperaban también ser acariciados por mi lengua y mis labios.

Le retiré la enagua hasta las rodillas y mientras lo hacía pude admirar su pubis, (con algunos rubios rizos), su vagina, sus labios mayores, de verdad que mi tía era muy deseable.

Le retiré la enagua por los pies y entonces mi tía Jennifer quedó totalmente desnuda ante mi.
Admiré sus bien contorneadas piernas, yo estaba totalmente excitado y mi pene ya no podía soportar tanta espera.

Entonces me quité el short, y quedé desnudo.
Así que me tumbé a su lado estando ella de espaldas a la cama y yo de costado.
Pasé mi brazo derecho por sobre su cintura pero acercando mi mano a su seno izquierdo, lo cogí y comencé a apretarlo intermitentemente, como cuando se ordeña las ubres en una vaca, dejando que su pezón sobresaliera de entre mi dedo índice y mi pulgar.

Me quedé admirando su pezón derecho que estaba erecto como desafiando a mi boca, y comencé a chuparlo.
Al principio bien suavemente, pero cada chupada que venía era mas y mas fuerte y con bastante ímpetu.

Y abriendo totalmente mi boca, traté de introducir todo su seno dentro de ella, y comencé a mordisquearlo, sintiendo como “crujían” sus nervios mamarios dentro de su pecho izquierdo.

Luego solté de mi mano su seno y pezón izquierdo, y bajé mi mano derecha y la puse entre sus piernas, acariciando su vagina, y tratando de separar un poco sus piernas.
Poco a poco se las fui separando haciendo fuerza con mi mano entre sus rodillas, me subí sobre ella y metí mi pierna derecha entre sus piernas, y así pude hacer fuerza para abrirle mas aún sus piernas.

Al estar sobre ella me acomodé para que mi boca quedara a la altura de sus senos y comencé rápidamente a chupar su pezón izquierdo, (que aún no lo había tenido en mi boca), unas pocas veces y luego cambiaba a su pezón derecho, y así sucesivamente.

Eran tanto los deseos que tenía de chupar esos pezones, ya que desde mi niñéz que los deseaba, que cada vez lo hacía con más ímpetu, con mas fuerza, tratando casi de tragarme sus pezones que yo aplastaba entre mi lengua y mi paladar, hasta que sentí que algo salía de ellos, quizás un líquido o quizás algo de leche, pero se que algo salió de esos pezones, por eso, desde ese momento los consideré que serían solamente para mi.

En una de esas succionadas, quité mi boca y miré su seno derecho.
Un líquido blanco en forma de gotitas salía por los poros de su pezón.
¡¡Eso era lo que quería que mi tía me diera!!


Mi tía, mientras yo le chupaba sus senos junto a sus pezones, se movía casi por inercia.
También le escuchaba gemir, seguramente estaba soñando, porque sus caderas también se movían levemente, ya que mientras le chupaba sus senos , mi mano derecha hurgueteaba su vagina jugando con su clítoris, haciéndola reaccionar.
O sea , ella aún dormida, estaba respondiendo.

Mi pene. ¿qué puedo decir de mi pene?.
Este ya no era un palo, estaba tan duro como el acero, yo me lo tocaba y realmente era un cilindro del mas duro hierro.
Después de solazarme chupando los pechos de mi tía, sus pezones, comencé nuevamente a tratar de coger todo su pecho izquierdo con mi boca y comencé a presionar su seno con mis dientes, sintiendo crujir entre mis dientes todos los nervios mamarios.

Cuando ya de tanto chupar, casi le separo los pezones de sus senos, descansé un momento dejando de chuparlos y noté que mi tía Jennifer, aún se movía , sobre todo las caderas y seguía emitiendo leves gemidos..

Lo mas probable es que entre dormida, sentía el dolor que le causaba esa fuerza succionadora de mi boca en la que casi me trago sus pezones.
Pero se confundía con el vaivén de sus caderas que al parecer se sentía gustosa.

Al parecer, mi tía estaba soñando, como esa vez cuando nos despertamos y nos dimos cuenta de que soñábamos el mismo sueño.
Yo enculándola y ella siendo enculada, y que nos despertamos aún moviéndonos, yo para adelante y para atrás con mi pene sobre su trasero, y ella moviendo su trasero de un lado hacia el otro refregándose en mi pene, mientras yo la sujetaba fuertemente de sus caderas para mantenerla bien pegada sobre mi pene.

Sin embargo yo de lo que estaba completamente seguro, era de que es noche, nada ni nadie interrumpiría ni se opondría a la posesión total y completa que yo haría de mi tía Jennifer.

Por fin, casi un año entero de frustraciones, esa noche, llegarían a su fin.


Al estar casi sobre ella, con mis piernas entre las piernas de mi tía, me puse de rodillas y fue que con mi mano derecha la metí por debajo de su muslo de su pierna izquierda, a la altura de su pantorrilla y levantándola , la puse sobre mi hombro derecho.
Lo mismo hice con mi mano izquierda y al quedar las dos piernas de mi tía Jennifer sobre mis hombros, (patitas al hombro), me incliné hacia adelante.

Sus piernas habían quedado sobre mis hombros y sus pantorrillas descansaban sobre ellos, mientras sus tobillos quedaban casi a la altura de mi cabeza.

Al inclinarme sobre ella, sus tobillos quedaron a la altura, (sobrepasandola un poco ), de su cabeza, entonces apoyé mis manos sobre la cama un poco mas arriba de su cabeza, cabeza que quedaba a la altura de mi cuello y mi pecho, y por ende...su boca.

Entonces me cargué con todo mi cuerpo sobre ella, mientras con una de mis manos la cogía fuertemente de su cabello para tener su cabeza pegada su boca a mi pecho sin poder quitarla.
Al cargarme de esa manera sobre ella es que su vagina y su ano quedaban medio levantados y totalmente expuestos a cualquier contrariedad.

Y mi pene, quedó allí, entre su vagina y su ano, como pensando, como tratando de resolver ese nuevo problema.

Era en ese momento que tenía que tomar una decisión importante.
¿por dónde la penetraría?, ¿por delante?. ¿por detrás?.

Disyuntiva que me tuvo pensando un par de minutos.
Me habría gustado haberla penetrado por detrás porque su culito era el sueño de mi niñez, era el sueño de cada día de mi vida.

El problema es que yo cuando he soñado que la enculo, (y eso desde mi niñez), pues la enculo estando ella despierta, sabiendo ella que va a ser enculada por mi, haciendo que ella sepa que va a ser penetrada analmente por mi largo y grueso pene.

Por eso, al estar ella medio dormida, casi sin enterarse de lo que estaba pasando, es que decidí penetrarla vaginalmente.

Al tenerla tan inmovilizada, que solo le quedaban sus pies que sobresalían de mis hombros para poder patalear y defenderse, es que acomodé mi erecto y duro como un acero pene a la entrada de su vagina.

Me erguí un poco para poder ver la cara de mi tía, pero poco pude ver ya que ella estaba con su cabeza a la altura de mi pecho, casi de mi cuello.

Así que puse bien mis codos a la altura de su cabeza, (, un poco mas arriba), y puse mi brazo derecho sobre su boca, y el izquierdo sobre su frente, cosa de mantener su cabeza completamente inmóvil, (lo de la mano cubriendo su boca era porque me excitaba tenerla así.

Entonces con mi pene totalmente duro, no le costó nada encontrar la entrada que lo llevaría a las profundidades del éxtasis.
Y mientras tenía a mi tía Jennifer en esa posición, puse mi pene suavemente para que entrara solamente el glande, (la cabeza), y un poco mas.

Quería estar así unos momentos, realmente quería extasiarme sabiendo que por fin a mi tía la estaba penetrando, y soñé lo que de allí en adelante significaría, pero también vinieron a mi mente todos esos momentos de frustración en que siempre estuve a punto de, a las puertas de, y nunca resultó.

Recordé esa vez, esa vez que Manuel se emborrachó y yo me tuve que acostar con ella, y que la primera noche, (inocente o tonto), me acosté con ropa, y se me viene el recuerdo de que a la segunda noche, ya me preparé mejor, y allí hubo fricciones sexuales donde ella dormida y yo dormido soñábamos con sexo y mi tía refregaba su culito en mi pene mientras yo hacía movimientos de estar enculandola, fue esa vez que eyaculé y le manché su enagua de seda.

Sentí a mi tía moverse como si se hubiera percatado entre su inconsciencia que algo la penetraba, entonces antes de que ella pudiese despertar, moví mi pene para que entrara hasta la mitad, (unos 13 centímetros.
Entonces preparé mi pene, me acomodé bien, metí a mi tía debajo de mi, y comencé lo que sería follarmela. Poseerla.

Le sujeté con mas firmeza aún su cabeza debajo de mi, apreté con mis brazos sus piernas hacia su cabeza, y la embestí por segunda vez.

Y mientras la embestía, recordé otra de mis frustraciones, como cuando ella estaba en el cuarto de baño, allí dentro de la bañera y me dijo que con la esponja le lavara la espalda, y yo le lavé la espalda y no hice nada mas, cuando pude, haberme metido en la bañera por detrás de ella y haberla poseído allí mismo.

Saqué mi pene y lo acomodé para entrar a mas profundidad, en ese momento mi tía se relajó.
Entonces se lo introduje por tercera vez, ella se quejó, pero soportó el embite, entonces dejé quieto mi pene dentro de lla, y sentí como mi pene se llenaba y latía, y cada vez que latía este se hinchaba, y sentí que mi tía cada vez que mi pene se hinchaba allí quieto, ella lanzaba un gemido, es que la grosura de mi pene hacía que apenas su vagina pudiera contenerlo.

Mi tía, cuando yo embestía con mi pene se quejaba.
En algún momento de mis embestidas, ella pareció que despertó un poco porque entre gemidos, le escuchaba que decía : ¡Martín! ¡Martín!.pero luego callaba y seguía con sus gemidos.

Tenía a mi tía tan sujeta que lo único que ella podía mover eran sus pies de los tobillos hacia abajo, esa era la única forma de comunicarse conmigo.

Por eso, cuando la embestí fuertemente y mi pene entró mas de las dos terceras partes de su largura, mi tía lanzó un grito, que se ahogó al yo tener tapada su boca con mi mano, pero movió rápidamente sus pies mientras retorcía sus dedos, entonces le pregunté:
¿Le duele tía?”. ¿te duele perrita mía?. Y ella con todo su cuerpo trató de decirme que si, que le dolió.

Es que mi pene había encontrado un muro, y chocaba mi glande en ese muro, y cada vez que mi pene lo golpeaba, el cuerpo de mi tía sufría espasmos que ella no podía dominar.

Dejé de tapar su boca porque quería escuchar como suplicaba, y apenas pudo comenzó a gemir entrecortadamente diciendo: “Martincito, por favor me duele mucho”.
Pero cuando la escuché, más ganas me dieron de meter todo mi pene dentro de ella, aunque tuviera que traspasar ese muro que lo impedía.
Entonces es que comencé a bombear con fuerza, cada vez con mas fuerza.

Y comencé a bombear sin parar, mientras recordaba mas frustraciones, como la de esa vez que estuve a punto de que ella me hiciera sexo oral y yo lamerle su vagina hasta hacerla eyacular,.

Fue esa vez que yo estaba acostado debido a no se qué razón comenzó a dolerme el testículo derecho.
Y cuando mi tía fue a donde estaba yo, le dije lo que me pasaba y ella, sentandose en la cama y levantando las mantas, puso su mano en mi ingle y después cogió mistestículos y comenzó a masajearlos delicadamente.

Sus dedos rozaban sin querer mi pene que comenzó a despertar de su sueño.

Yo con mi mano derecha la cogí del cabello por detrás de su cabeza y comencé a acercar su cabeza hacia mis testículos, mas que a ellos pues a mi pene que se estaba poniendo erecto, peeeeeero (siempre hubo un pero), mi tía como despertando de un sueño, dejó de masajearme los testículos, se levantó y me dijo que buscaría una crema etc. etc.. y salió de la habitación.

Y yo me quedé soñando y masturbándome pensando que mi tía tenía que haberme chupado el pene y haber tragado todo el semen que yo le daría directamente por la garganta.

Y seguí embistiendo a mi tía Jennifer, cada vez mas ràpido, tratando de trapasar ese muro que impedía que mi pene entrara totalmente.

Un bombeo de sube y baja rápido hizo que en mi cabeza hubieran algunos “choques eléctricos”, Bueno, esa era la sensación, es que estaba tan excitado que parecía un pulpo envolviendo a su presa.
Entonces llegué al clímax de mi excitación, y con un sonido de rugido que salió de mis entrañas eyaculé dentro de mi tía, allí al fondo de su sexo.

Cuando estaba eyaculando, con mi pene casi erecto, y casi totalmente dentro de ella, pegado mi pene a ese muro que no podía traspasar, cogí con tanta fuerza a mi tía, que ella no podía mover ninguna parte de su cuerpo excepto un poco sus pies de los tobillos hacia abajo y sus dedos.

Estaba yo tan encima de ella cubriendo su cara con mis manos y manteniendo su cabeza pegada a la cama que mi tía luchaba desesperadamente por respirar.
Yo de vez en cuando , dejaba de ejercer presión con mis manos sobre su cara para permitirle respirar, pero luego volvía a cubrirle toda su cara. Me gustaba esa sensación de sentir que mi tía se ahogaba y que yo era quien le permitía respirar.

Estuve sobre ella bastantes minutos.
Luego que mi pene “bajó” un poco su presión sin dejar de estar casi completamente erecto, me erguí un poco poniendo mis codos sobre la cama a los costados de los pies de la cabeza de mi tía.

Luego me erguí más aún y puse mis manos con los puños cerrados a los costados de la cabeza de mi tía, mientras sus piernas seguían estando sobre mis hombros pero ahora ya mas libres.

Y miré hacia abajo de mi pecho.
Mi tía Jennifer aún seguía bastante adormilada por efecto de los tragos y la pastilla.
Entonces apoyé mis rodillas sobre la cama, y fui retirando poco a poco mi pene de dentro de su sexo. Sus piernas seguían sobre mis hombros, pero mas libres aún de como las tenía antes, ya que no estaban presionadas a la cama.

Me quedé un rato en esa posición para que las piernas de mi tía se fueran acostumbrando y no le diera un calambre porque yo sabía lo doloroso que eran.

Apoyándome con mi mano izquierda sobre la cama, con la derecha le quité sus brazos que estaban cruzados sobre su estómago y los puse a sus costados.

Entonces cogí sus piernas y las retiré de sobre mis hombros y las dejé caer suavemente sobre mis caderas.
Así estuve un rato, mirando la carita de mi tía que dormía y se me vino a la memoria otra de mis grandes frustraciones con respecto a poseer completamente a mi tía.

Recordé esa frustración de esa vez que ella encontró mi “cofre del tesoro” allí en el cuarto de baño.
Ella estando en el cuarto de baño, se fijó en las puertas pequeñas que habían arriba del “ropero” empotrado al muro, y buscó una escalera pequeña que encontró en el patio y subiéndose sobre ella, alcanzó con sus manos las manillas de ese “cofre”. Al esforzarse por intentar abrirlo, (cosa que no pudo hacer), la escalera cedió y mi tía Jennifer quedó prácticamente colgando de un pequeño saliente, mientras sus pies trataban de apoyarse en una de las tablas donde se ponían las toallas.

Al ver que la tabla tampoco resistía su peso es que comenzó a llamarme a voz en cuello.
Cuando llegué donde ella , la vi, estaba con sus brazos totalmente estirados hacia arriba, mientras con sus manos trataba de no soltarse.
Su amplio vestido floreado que le llegaba hasta un poquito mas arriba de las rodillas dejaban ver sus estilizadas piernas.
Sis pantorrillas quedaban a la altura de mi pecho, Claro, una caída desde esa altura no sería necesariamente fatal pero podría romperse una pierna si caía mal o como muy poco podría producirle un esguince.
Entonces la escuché: “Bájame Martín por favor”.
Así que me puse detrás de ella y mis manos las puse sobre sus rodillas, sujetandola firmemente hacia mi pecho y le dije que se soltara y comencé a bajarla despacio.
Mientras ella se deslizaba hacia abajo , mis manos cada vez iban subiendo por sus muslos, su vestido , (al estar ella bien apegada a mi , ya que su trasero se encontraba a la altura de mi boca), comenzó a “quedarse” pegado arriba, y mientras mis manos se deslizaban por sus muslos hacia arriba, yo aprovechaba de ir como masajeándolos, ejerciendo presión con mis dedos y apretando sus piernas hacia mi pecho mientras mis manos ya estaban llegando al nacimiento de sus muslos, entonces me di cuenta de algo maravilloso.
Debajo del vestido, donde mis manos ya querían comenzar a hurguetear, me encontré con la hermosa sorpresa de que mi tía estaba sin calzones, (bragas).

Excitante, no puedo decir otra cosa, completamente excitante.
Mi tía de espaldas a mi, yo manteniendola en el aire con mis manos firmemente sobre sus muslos, entonces la bajé un poco mas hasta que mis manos quedaron a las puertas de su sexo.
Ella aún , al parecer no se había percatado muy bien de la situación, así que de repente la bajé hasta que quedó a unos veinte centímetros del suelo mientras con mis manos, la cogía por dentro de sus muslos, quedando mi mano izquierda cogiéndola del muslo izquierdo y mi mano derecha de su muslo derecho pero casi pegadas entre sí , solamente dejando un pequeño espacio entre ellas para que la vagina de mi tía se sintiera aún libre.

Así la tuve por unos momentos, mientras mi tía al parecer esperaba que yo terminara de bajarla, pero no lo hice, porque rápidamente quité mi mano derecha y dejándo solamente mi mano izquierda soportando el peso de mi tía, puse mi mano derecha sobre su seno izquierdo cogiéndolo con firmeza, mientras mi mano izquierda al mismo tiempo se introducía entre sus piernas aferrándose a su vagina.
Sin darle tiempo a mi tía Jennifer para que reaccionara, me giré con ella en andas y quedamos frente al espejo que parecía mural, ya que era para reflejar cuerpo entero.
Al girar con mi tía en esa posición y verse ella de la manera que yo la tenía, entonces mi tía lanzó un leve gemido, que se convirtió en un gemido mas gutural y fuerte al yo introducir mi dedo índice y el del medio dentro de su vagina a modo de gancho.
Resumiendo, mi tía estaba “colgada” de mi mano con dos de mis dedos metidos en su vagina como gancho para mantenerla separada del suelo mientras con la otra mano la sujetaba del pecho, mas bien de su seno izquierdo el cual con mis dedos presionaba intermitentemente.

Como decía, al verse así en esa posición, mi tía echó su cabeza hacia atrás quedando esta sobre mi hombro derecho mientras abría sus piernas y las trataba de pasar hacia atrás de las mías cogiendo mis pantorrillas con sus empeines, .
Mi tía estaba totalmente excitada, y movía sus caderas y su culito de un lado a otro, al yo mover de vez en cuando mis dedos dentro de su vagina. Entonces le pregunté a mi tía. (como cuando un policía pregunta en un interrogatorio a un criminal). “¿Qué estaba haciendo allí arriba tía?

¿No sabe que está prohibido ver lo que hay allí dentro?.
Mientras le interrogaba, su vestido había quedado sobre su cintura y su culito estaba totalmente descubierto pegado a mi pubis, solamente faltaba que yo me bajara los short para encular a mi tía en ese momento.
Pero vaya frustración. En ese momento mi tía medio jadeando me dice. “Recuerda Martín que tienes que ir a la feria a comprar”.

Entonces dejé de ejercer presión con mi mano derecha sobre su seno izquierdo y dejando a mi tía que apoyara sus pies en el suelo, quité mi mano izquierda de su vagina, no sin antes apretar su vagina un poquito , presión que hizo que mi tía soltara un pequeño grito y una risita.

Pero hasta allí llegó eso, ella se acomodó el vestido, yo cogí la escalera y saliendo del cuarto de baño la llevé al patio donde la lancé lo más lejos que pude, enrabiado de haber otra vez perdido la oportunidad de haber enculado a mi tía.
Yo seguí mirando como mi tía aún estaba adormecida y entonces me retiré un poco más y dejé que las piernas de mi tía descansaran ya sobre la cama.

Me tumbé unos momentos a su lado y me puse a pensar. ¿En qué posición pondría a mi tía para el enculamiento?.
Me gustaría que mi tía llorara, gritara, me insultara, me suplicara, pero obedeciera mis órdenes. Si todo eso sucediera como yo lo había soñado, es que sería como estar en el Olimpo.
Me levanté de la cama, como era una noche calurosa, cubrí hasta el cuello a mi tía con una sábana y una manta delgada, para que no cogiera frío al estar desnuda, me puse los short, y fui al cuarto de baño, me di una ducha rápida, me puse una polera limpia y unas sandalias y me encaminé al “salón de baile”.

Allí estaba Romina, (mi polola), que por mucho rato me estaba buscando, me acerqué a ella, nos besamos, en ese momento tocaron un lento y nos pusimos a bailar.
El problema es que yo venía de haber poseído a mi tía y mi pene aún seguía medio erecto. (sufro de erección continua parcial), suele estar así por horas y se “baja” en unas cuatro horas suponiendo que entre esas horas no haya existido ningún estímulo sexual, y recién, desde mi tía, habían pasado no mas de cuarenta minutos.
Por eso, en principio, durante el baile con Romina, mantuve mi pene y mis piernas un poco alejados de su cuerpo. Romina era una belleza, sensual, linda figura, senos turgentes, mirada pícara, etc. etc. y etc.
Poco a poco me fui acercando a Romina, la abracé por la espalda y apegué sus pechos a mi pecho, ella se sintió mas confiada y me rodeó el cuello con sus brazos.
Pasamos bailando por el costado de una mesa donde habían unas botellas de vino y de vodka, y nos detuvimos a beber un par de vasos de vodka con limón.
Eso al parecer alegró un poco mas a Romina, y a mi me dió algo de “chispa”.
Y ya nos pusimos a bailar mas apegados y mi pene se puso pegado a su vientre, mientras yo la sujetaba hacia mi y mi pierna derecha se introdujo entre sus piernas y ella comenzó a moverse cadenciosamente apretándose a mi. Estábamos completamente excitados.

Entonces Romina comenzó a susurrarme algo al oído, y me dijo: “Quiero hacer algo peligroso, algo que me de la sensación de sentirme bien, de sentirme poderosa”.
¿Y qué te gustaría hacer?.- le pregunté.-
No se.- me respondió.- pero quiero hacer algo que me haga salir de mi aburrida vida porque hago todos los días lo mismo.
Voy al colegio por la mañana, vuelvo a las cuatro de la tarde, hago aseo en casa, después veo televisión, excepto cuando vas a buscarme para salir.
Es que necesito hacer algo peligroso.- reiteró Romina.- Quiero sentirme viva. Porque me siento esclavizada

Entonces, algo pasó en ese momento por mi cabeza, algo que cambiaría un poco el rumbo de los acontecimientos, y le dije a Romina:”¿de verdad que te gustaría hacer algo peligroso?.
¡Si!. .-Me dijo.-
¿Lo que sea?.- le pregunté.-
¡Si!.- me contestó animada.- lo que sea.
Entonces.- le dije.- vamos a hacer algo peligroso y que nos dejará satisfechos, Tu.- le dije.- te lo pasarás bien, y será muy arriesgado.
¡Si!.- me dijo exclamando ansiosa.-

Bien .- le dije yo.- pero Existe una regla en todo eso.
¿Cuál es?.- me preguntó Romina.-
Pues de que sea un secreto, nadie debe saberlo.

¡Si! .- me dijo Romina.- Es cierto, tiene que ser un secreto
será .- añadió.- nuestro secreto compartido.

Y como comenzó otro lento , pues continuamos bailando, frotando nuestros cuerpos, casi haciendo el acto sexual allí mismo.
Porque yo cogí a Romina de las nalgas y la apreté a mi, mientras besaba su cuello de tal manera que lo estaba dejando marcado.

En un momento de la música, Romina me preguntó del porqué yo no había ido el Sábado anterior al estadio, ya que me estuvo esperando casi toda la tarde.
Yo le comenté que mi tía Jennifer no me había dejado ir porque me pidió que limpiara a fondo una de las que serían salas del parvulario, y que por eso no había podido ir.
(En realidad yo me había entretenido limpiando y controlando a mi tía que estaba también allí, para ver si algo resultaba).
Entonces, en ese momento, en ese preciso momento se me ocurrió construir una pequeña trama.
Y continué, (mientras nuestros cuerpos continuaban apretados y pegados como si fuesen a querer fusionarse), diciéndole a Romina que en varias ocasiones mi tía no me había dejado ir al estadio a entrenar y así aprovechar de estar con ella, y por eso había ocasiones en que no iba.

Entonces romina me dijo: “Tu tía es un poco mala contigo”. ¡Si! .- le respondí yo a Romina, y añadí.- Parece que tiene celos de que yo conozca a alguien y la deje sola y me vaya del colegio.
Pues.- me dijo Romina, tu tía necesita un correctivo, necesita una lección, que sepa que tu eres libre y que puedes hacer lo que quieras.

Cierto, .- le dije a Romina.- mi tía necesita una lección.-

Mientras hablábamos acerca de eso, poco a poco la fui llevando fuera del salón , camino por el pasillo hacia la cocina, y pasando por ella la llevé hasta el otro pasillo donde estaba el cuarto de baño y un poco mas allá la habitación en que mi tía Jennifer estaba durmiendo.


Nos metimos al cuarto de baño y comencé a desnudar poco a poco a Romina.

Ella por su parte me sacó la polera, y metió su mano por dentro de mi short buscando lo que Romina deseaba.

Nos metimos a la bañera, mi pene totalmente erecto, (aún seguía así), y Romina comenzó a acariciarlo con su mano derecha mientras yo acariciaba su espalda y su cuello.
Sus senos que se apegaban a mi pecho, eran duros, turgentes, jóvenes, dispuestos a ser acariciados y succionados.

Entonces hice algo que sabía le iba a gustar a Romina, me arrodillé frente a ella, hice que abriera sus piernas y fui con mi boca directamente a su vagina y comencé a lamer su sexo.
Yo quería que ella tuviera un orgasmo o eyaculara, porque mi idea era que ella después chupara mi pene recibiendo su alimento.
Así estuve sin sacar mi boca de su sexo, cogiendo con mis labios su hermoso clítoris mientras mi lengua lo acariciaba haciendo que Romina gimiera de excitación.

Era una chica muy hermosa, su piel completamente suave y sin marcas , de verdad que era bella y totalmente deseable.

De repente sentí en mi boca un líquido que se inmiscuía entre mis labios mientras Romina movía sus caderas, y cogiéndome la cabeza con sus manos me la apretó hacia su vagina para que yo recibiera en mi boca todo su torrente de deseos.
Me deleité saboreando todo lo que pude su exquisitez y al poco

me puse de pie lentamente , subiendo con mi lengua pegada a su cuerpo , lamiendo el camino que me llevaba hacia su boca.

Y cuando mi boca encontró sus labios, le introduje mi lengua aún con vestigios de su eyaculación, y la paseé por todo el interior.

Entonces Romina quiso comenzar a ponerse de rodillas, pero la detuve y le dije que aún no era el momento, que yo quería que fuese un momento especial. (yo tenía ya preparado algo especial en mi mente para Romina y para mi tía).
Romina aún se encontraba excitada y me dijo que era bonito hacer cosas peligrosas.
(seguramente Romina pensaba que lo que hacíamos en ese momento era lo riesgoso y peligroso).

Si.- le respondí . Es excitante el peligro , pero hablando de eso.- le dije a Romina.-
mi tía está durmiendo en su habitación, y.- le informé a Romina.- bebió bastante y está profundamente dormida, así que sería bueno ir allí y que nos amemos junto a ella mientras ella duerme.

Eso si que sería peligroso, eso sería un riesgo.- le dije a Romina.-.

¡Cierto!, .-exclamó Romina.- y ya que está dormida.- me comentó Romina con su mirada pícara.- podemos enseñarle, y castigarla por haberse portado mal contigo.
Si.- le dije a Romina.- ya allí idearemos algo.

Y acto seguido me subí a una banqueta, (mientras Romina se vestía), y abrí mi cofre del tesoro y saqué los pañuelos de seda y el cinturón y la pluma de pavo o de ganso.

Cuando Romina vió esos artefactos me preguntó que para qué eran, y le respondí de que eran para “castigar” y para “premiar”.

Romina se imaginó cual podría ser el uso de cada artefacto y le brillaron los ojos, y me dijo.
Quiero ser yo la que castigue y tu el que da los premios.

Como quieras .- le dije besándola efusivamente en su boca.

Y nos encaminamos hacia la habitación de mi tía, que esperaba yo que aún estuviese dormida.

Mi trama, estaba dando resultado, sobre todo porque nunca mi tía Jennifer me había prohibido o me había dado algo que hacer que impidiera que yo fuera al estadio y ver a Romina, ya que las veces que no fui a ver a Romina eran porque yo estaba tratando de estar con mi tía.

Me alegré porque pensé que desde ese momento tendría una aliada sexual, que me permitiría lograr mis objetivos.
Abrí la puerta de la habitación de mi tía sumamente lento, para ir viendo si mi tía había despertado o seguía en sus sueños.

Puede comprobar que aún dormía., pero ahora ya no estaba de espaldas como la había yo dejado, ahora estaba de costado.

Romina entró detrás mío, y pronto se puso al lado de la cama mirando como dormía mi tía Jennifer.
Entonces cogí a Romina por la cintura y apretándola hacia mi , me puse a bailar con ella simulando que tocaban un lento.
Poco a poco la fui desnudando y yo me quité el short, así que quedamos los dos totalmente desnudos.
Hice que Romina se sentara sobre la cama, levantara la manta con la sábana que cubría a mi tía, y se acostó tratando de no tocar a mi tía.

Le indiqué con un ademán que se moviera para yo poder acostarme junto a ella, así lo hizo, y quedamos, mi tía Jennifer al rincón, cerca de la pared, y de costado mirando a ella.

Romina , al centro, entre mi tía y yo.
Y yo, pues a la orilla.
Entonces cogí a Romina por las caderas y la giré para que quedara de costado y pegada a mi tía, con su pubis pegada al trasero de mi tía, mientras yo me ponía también en esa posición con mi pene pegado al trasero de Romina.

Como mi tía no daba visos de despertar aún, es que abrí un poco las piernas de Romina y puse mi pene por detrás, entre sus nalgas, (otro culito que sería mío), y comencé a buscar su vagina.
Entonces acomodé mi glande frente a su vagina y lo introduje despacio, ya que Romina dió un pequeño grito.

Necesitaba hacer que Romina sintiera agrado porque llegado el momento, mi idea era encular a mi tía Jennifer y a Romina esa misma madrugada.

Tenía que actuar con precaución porque no quería perder a ninguna de las dos, ni que lo pensado se me fuera de las manos.

Tenía que incentivar a Romina para que en algún momento esas cosas peligrosas y arriesgadas que ella quería hacer, tomaran forma incluyendo a mi tía Jennifer.

Romina en verdad que era hermosa, y me tenía tan excitado como me tenía mi tía.

Por eso comencé poco a poco a acariciar los senos de Romina, cogiendola de la barbilla y haciendo que girara su cabeza lo suficiente como para besar su voluptuosa boca, y sellando sus narices cosa de que su respiración solo formara parte de la mía.

Entonces comencé a penetrar con mas rapidéz a Romina haciendo que ella se mueva cadenciosamente, mientras que cogí su mano derecha y la llevé pasandola por sobre mi tía y se la acerqué al seno derecho de mi tía para que Romina fuese entrando en acción.
Sentí en un momento como mi tía ya se estaba moviendo como para despertar, por eso había que actuar rápido, así que dejando a Romina con su mano cogiendo el pecho derecho de mi tía , la tomé por la cintura y fuí embistiéndola cada vez más rápido
Escuché como Romina gemía y a veces su gemido se mezclaba de placer y dolor ya que mi pene la hiba penetrando cada vez mas y en un momento sentí como Romina gritó. La había desflorado, era una preciosidad, entonces en ese momento no aguanté más y acabé, (eyaculé) dentro de mi Romina.

Ella sintió lo que derramaba yo en su interior y se excitó mas y mas sin para de moverse y comenzó a jugar con el pezón del pecho de mi tía.

En sus movimientos, Romina que estaba detrás y apegada a mi tía, comenzó a mover sus caderas, en constante movimiento de atrás hacia adelante para con su pubis ir presionando el trasero de mi tía Jennifer.

Entonces acerqué mi boca al oído de Romina y le dije: “¿Quieres hacer algo de verdad arriesgado?.

¡¡Sí!!.- me respondió rápidamente Romina.- ¡¡Quiero ahora!.- insistió.
Entonces.- le dije.- Levantémonos y pongamos a mi tía en posición antes de que despierte.

Y acto seguido, nos levantamos de la cama, yo cogí a mi tía de su hombro derecho y la giré para que quedara acostada de espaldas, y me subí a la cama y me puse de rodillas a los pies de mi tía.

Entonces le dije a Romina, que cogiera los pañuelos de seda y me los acercara, porque lo primero que había que hacer era atar a mi tía para que, cuando despertara no pudiera moverse mucho.

Romina me acercó los pañuelos y yo cogí las piernas de mi tía por los tobillos y se las levanté llevándolas hacia los costados de su cabeza.
Mi tía comenzó a gemir entre dormida dada la posición en que le estaba yo poniendo sus piernas.

Entonces le dije a Martina, (que estaba de pie al costado de la cama), que se subiera a la cama y se arrodillara por detrás de la cabeza de mi tía y que le sujetara los pies allí pegados a la cabeza de mi tía, y yo cogí las manos de mi tía y se las pasé por encima de sus piernas abriendo sus brazos a la altura de la parte de atrás de las rodillas.
Y cogiéndo sus manos, las pasé por su espalda, no sin antes levantarla de su trasero para juntarle las manos por detrás.

Y diciéndole a Romina que ahora ella ocupara mi lugar, nos intercambiamos, y yo me puse a horcajadas sobe la cabeza de mi tía mientras y levantándole su culito para que Romina pudiese atarle las manos a la espalda.

Fue que le dije a Romina, ¡¡átále ahora las manos por las muñecas!!, y Romina le ató las manos con uno de los pañuelos poniendo bien ajustadas sus ataduras.

Mi tía ya gemía con más ganas y era porque ya estaba despertando, pero ya por lo menos la habíamos en parte asegurado atándole las manos a la espalda.

Entonce le dije a Romina, (mientras yo giraba a mi tía para ponerla boca abajo a la cama), que le atara un pañuelo al cuello de mi tía y que uno de sus extremos lo atara al pañuelo que ataba las muñecas de mi tía.

Eso era para que mi tía, cuando se pusiera a hacer movimientos de querer soltarse, no pudiera pasar sus manos atadas por debajo de su trasero.
Romina ni corta ni perezosa, la ató rápidamente, y cuando terminó de hacerlo yo le di la vuelta a mi tía.
Y antes de que pudiera abrir los ojos, (tenía que hacerlo rápido), le pedí a Romina que sacara del desván una pantaleta o un jersey con el cual cubrir la cabeza de mi tía junto con sus pies.
Romina encontró una chaleca entre delgada y gruesa y le conminé a que se la pusiera en la cabeza a mi tía.
Y Romina así lo hizo, quedando mi tía en una postura total de entrega y sin poder ver quién o quienes la poseerían.

POSTURA DE LA ALMEJA
















POSTURA DE LA ALMEJA SIN VER

Yo miraba a Romina que estaba totalmente excitada, y ansiosa por “castigar”, eso al parecer le excitaba mucho.
Entonces mi tía Jennifer... despertó completamente y comenzó a gemir y a preguntar que ¿que es lo que pasaba?. ¿quienes éramos?, que por favor no le hiciéramos daño.
Y suplicaba para que la soltáramos.
Entonces con un ademán, le señalé a Romina que yo, estaría con la boca cerrada, y que ella es la que hablaría.
Y le pasé a Romina el cinturón y la pluma grande de pavo.

Y le susurré al oído que le preguntara a mi tía “castigo” o “premio”.
El castigo, lógicamente sería el cinturón.
Y el premio sería la pluma de pavo.

Mi tía como recién había despertado, farfabulló unas palabras que no se le entendieron y dijo ¿Martín?.
Yo seguí en silencio y Romina le dijo que : “Martín estaba bailando en la fiesta”.
Y Romina volvió a preguntarle: ¿“castigo” o “premio”?.

Como mi tía no sabía lo que sucedía, no respondió a las preguntas de Romina ya que aún estaba mareada y encima en esa posición y cubierta la cabeza sin poder ver, pues mal podía responder.

Sin embargo Romina no dejaba de preguntarle “¿castigo?” o “¿premio?”.
Como mi tía seguía sin responder, Romina exlamó:
¡¡Contesta vieja culiá! ¿castigo” o “premio”?. Si no eliges te voy a meter a la bañera y la voy a llenar con agua. ¡¡¡¡¿Oíste!???.

Entonces mi tía se dió cuenta de que estaba en manos de gente peligrosa y pensó que era mejor responder.
Decidió decir “premio” porque pensó que el castigo sería muy doloroso.

Entonces pudimos ver, Romina y yo, que mi tía ya se estaba doblegando.
Y que al final de cuentas, sería poseída completamente por mi, y como premio, por Romina.

Ya eran poco mas de las cuatro de la madrugada, como a las ocho de la mañana yo daría por terminada la fiesta.
Le dije a Romina en un susurro.
quiero hacerte el amor mientras estás encima de ella y le dices que es una perra sucia y lo que se te ocurra, pero no quiero que te vea ni que me vea, así no sabrá por un tiempo , quien la castiga”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario