La
mustia rosa que florece
Protagonistas::::
Protagonista
principal: Martin, de diecisiete años, sobrino de Jennifer, nieto
de la abuela Consuelo, primo de Emilia
Protagonista
Principal :
Jennifer,
la tìa de Martìn, dueña del colegio. (44 años) mas o menos.
Representa unos 38 años nada mas, cabello rubio, fina de cara,
bonita figura, mamà de Emilia
Protagonista
Principal :
Valentina,
alumna de 9 años del 4ª bàsico, hija del Cònsul de ….. tiene
cuerpo de una chica de diez años, cabello castaño claro, casi
rubio, suele utilizar casi siempre cola de caballo
Protagonista
Principal :
Vanessa,
(33 años), mamà de Maureen, y de sus dos hijos varones, esposa del
Cónsul de..... juega tenis, bastante hermosa, , amor platónico de
Martín
Protagonista
principal:
Emilia,
de diez años, hija de la tìa Jennifer, vive con su papà , viene y
suele quedarse dos meses, aunque a veces también suele venir en las
vacaciones cortas y se queda un par de semanas
Protagonista
Principal:
Romina,
(15 años), hija del entrenador del club de atletismo donde participa
Martín y polola de Martín, tez clara, cabello largo, rasgos muy
lindos, naríz respingona, mirada pícara, una belleza de adolescente
Protagonista
secundario, casi principal :
Manuel,
28 años, mas bien bajo pero grueso de contextura, es quièn hace el
aseo del colegio, y le ayuda a la abuelita Consuelo con la huerta.
Protagonista
secundaria:
Carmen,
(7 años), hija de la dueña de la lìnea de autobuses de larga
distancia “ ------ ----- ------ ----”” que suelen visitar a la
tìa.
Protagonista
secundaria:
Maureen,
alumna de 9 años del 4ª bàsico, hija de Vanessa e hija del Cònsul
de …... hermana de los mellizos
Protagonista
secundaria:
Angèlica,
alumna del 4ª bàsico, hija del empresario …....
Protagonista
Terciario:
Hermano
de Maureen , cabello rubio, pecoso y bien activo
Protagonista
Terciario:
2ª
hermano de Maureen , cabello castaño claro, pecoso y activo.
Protagonista
Terciario:
Helen
la profesora de inglès
Protagonista
Terciario:
Beatriz
la profesora del cuarto año
Protagonista
Terciario
La
abuela Consuelo, 80 años, mamà de la tìa Jennifer, abuela de
Martìn y de Emilia.
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Relato
en primera persona
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Cuando
esa tarde aparecì con la abuelita Consuelo en la casa de mi tìa
Jennifer, (despuès de mas de treinta horas de viaje en autobùs).
El
sitio era un terreno muy grande, en que casi al llegar al fondo, la
casa de madera estaba a la izquierda, de allì hasta el final del
sitio habìan unos veinticinco metros, (casa tipo A, una habitaciòn,
una cocina, el baño era un cuarto que estaba afuera casi adosado a
la casa).
Casi
al fondo del sitio, a la derecha habìa un cuarto que servìa de
habitaciòn que serìa compartida por mi y un trabajador llamado
Manuel.
Y
despuès de ella, (al fondo), habìa otra habitaciòn que servìa
para que algunos de los o las estudiantes se quedaran el fin de
semana.
Al
costado derecho, (mirando desde la calle hacia dentro), a unos diez
metros desde el fondo hacia la calle, habìan mas “habitaciones”,
(6), eran grandes y servìan para que los estudiantes de enseñanza
bàsica, pues estudiaran allì ya que todo ese sitio, mas el huerto
que comenzaba en la entrada del sitio a los dos costados con un
pasillo al medio, mas el patio enorme que habìa antes de llegar a la
casa, mas el sitio que habìa despues de la casa, todo eso......era
el colegio de mi tìa Jennifer.
Mi
tìa Jennifer, serà una de las protagonistas principales de esta
hermosa historia, mujer de ya unos cuarenta mas o menos, su cabello
rubio, de tez entre blanca y canela, de cuerpo fino bien formado,
hermana menor, (la menor de todos ), de mi papà, tenìa una hija
llamada Emilia,.--
Emilia.--
que serà una protagonista principal, tiene diez años, cabello negro
y largo hasta la cintura, vivìa con el padre en una pequeña ciudad
a unos 300 kilòmetros de distancia.
Emilia
viajaba a visitar a su madre, o su madre la iba a buscar una vez al
año en las vacaciones, y se quedaba casi dos meses.
Aunque
tambien habían ocasiones en que solamente se quedaba una semana o
dos
Valentina.--
que serà una de las protagonistas principales, tiene 9 años,
cabello casi rubio, (castaño claro), caìda hasta un poco mas abajo
de los hombros, ojos claros, tez blanca, su cabello lo ata en forma
de cola de caballo, su cuerpo representa diez años, hija del Cònsul
de...... cursa el 4ª curso de enseñanza bàsica.
Maureen,
que serà una de las protagonistas secundarias, tiene 9 años, de
cabello negro peinado a lo prìncipe valiente, de contextura fina su
tez es blanca y tiene carita de àngel, cursa el 4ª curso de
enseñanza bàsica, es hermana de los mellizos y es hija del Cònsul
de …... y de Vanessa
Vanessa,
mamà de Maureen y de los mellizos, serà una de las protagonistas
principales, tiene 33 años, le gusta el tenis, siempre va a buscar
a los niños en tenida de tenis, rubia, cabello rubio con visos
castaños, hermosa figura, muy bonita de cara. Es el amor platónico
de Martín
Era
Marzo, y no hacìa mucho que habìan comenzado las clases, la primera
impresiòn que me diò el colegio, fue de que era para niñas y niños
“bien”.
Porque
a medida que pasaba el tiempo, fui conociendo a la hija, (9 años)
del cònsul de V......... a la hija, (9 años), del cònsul de
E....... a la hija, (9 años), del cònsul de P.... a los hijos del
empresario que era dueño de …..... a la hija pequeña, (7 años),
de la dueña de la empresa de autobuses de larga distancia, la
lìnea................ y asì, muchos y muchas mas....todos y todas
niñas ricas.
Yo,
desde los ocho años de edad que no veìa a mi tìa Jennifer, desde
esa vez que …..... ((el resto de la historia es para mas adelante
¡je! ¡je!)). Y ya habìan pasado 9 años.
Conocì
a Maureen, (protagonista secundaria en esta historia), chica de nueve
años, hija creo del cònsul de..... tenìa dos hermanos,
(protagonistas terciarios en esta historia, mellizos entre ellos),
que tambien estudiaban en el colegio, rubios y pecosos a diferencia
de Maureen que era de cabello negro y corte a lo prìncipe valiente.
Me
gustaba la niña, y aunque era delgadita tenìa una carita muy
angelical, a todos lados me seguìa y a mi me gustaba que lo hiciera.
A
medida que pasaban las semanas, mi tìa me comenzò a enseñar como
hacerme cargo de algùn grupo de estudiantes, por ejemplo ir a dar
paseos con ellos y enseñarles algo de la naturaleza, de hecho a mi
me gustaba leer mucho, por tanto sabìa de todo un poco.
Tambièn,
de vez en cuando reemplazaba por unas horas a alguna profesora que
hubiese tenido que hacer algùn tràmite en la ciudad.
Una
de mis partes favoritas era cuando dos veces a la semana, a el
tercero y al cuarto me tocaba narrarles un cuento o una historia de
algùn escritor, a todos les fascinaba que yo les narrara historias y
les contara cuentos , esos Mièrcoles y esos Viernes, y no les
importaba si eran cuentos conocidos porque se las contaba bajo mi
interpretaciòn, como por ejemplo el de la Caperucita Roja.
Bajo
mi interpretaciòn, el Lobo feroz se las veìa muy negras al
enfrentarse a una Caperucita karateca y la abuelita era una experta
en el lanzamientos de palillos de tejer.
Habìan
libros que yo le comentaba a mi tìa para que ella me concediera la
autorizaciòn de decirles a los alumnos que les pidieran esos libros
a sus padres, y que los trajeran en la pròxima clase.. Cuando
leìamos los libros, hacìamos representaciones de sus personajes
allì en el patio, eso tambien les encantaba.
MIERCOLES
Un
dìa, a media mañana, (Mièrcoles), a la hora del recreo, una de las
alumnas, (Valentina, 9 años), tambien protagonista principal de esta
historia, se me acercò, (yo sabìa que ella era hija del cònsul
del E......), y me dijo que querìa que yo le leyera un cuento que
habìa traìdo ella esa mañana.
Era
un cuento que trataba de un rey y una princesa.
Valentina,
no era delgada como Maureen, ni gordita como Angèlica, (protagonista
terciaria de esta historia), para sus nueve años, dirìa que estaba
bien formada, rubia casi castaño claro, de carita alargada, no tenìa
carita de àngel pero era muy bonita, y me dijo que le habìa
prometido a sus padres, leer ese cuento, pero .- continuò
diciendome.- hay palabras que no entiendo.
Asì
que le dije que estaba bien, que yo se lo leerìa, entonces Valentina
caminò hasta el costado de la vivienda donde colinda con el sitio
del lado.
Allì
corre una alambrada que divide los dos sitios y està separada de la
casa de mi tìa un par de metros, el patio de recreo quedaba al otro
lado de la vivienda.
Asì
que ella se sentò allì en el suelo, al borde de una acequia seca, y
quedò como si hubiese estado sentada en una silla baja, llevaba un
vestido floreado y amplio de una sola pieza, de color rosa, su
cabello estaba atado como la tìpica cola de caballo.
Cuando
se sentò allì, me mirò y me hizo un ademàn con la mano de que me
sentara a su lado, asì que me sentè y me reclinè un poco hacia
atràs apoyando mi espalda en el muro de la casa quedando bastante
còmodo.
Entonces
Valentina, se apegò a mi, y reclinàndose pasò su mano izquierda
por encima de mi muslo derecho dejàndola caer por entre mis piernas
y quedando ella apoyada su cabecita sobre mi muslo mientras su mano
derecho la ponìa bajo su mejilla izquierda, .- y me dijo.- “”Ya
estoy lista””.
Cuando
lleguè allì al colegio por primera vez y vi a todos esos chicos y
chicas.
Una
de las impactantes imàgenes que me “enamoraron” a primera vista
era la carita angelical de Maureen, poco me habìa fijado en las
demàs niñas, sobre todo las de cuarto, que eran del curso de
Maureen.
Y
tampoco me habìa fijado mucho en Valentina, sin embargo, ahora que
su cabecita descansaba sobre mi muslo, y su cabello me cosquilleaba
el brazo, me fijè que era bastante bonita, quizàs no tenìa esa
dulzura en el trato que tenìa Maureen, (era un poquito mas tosca),
pero no lo necesitaba.
Con
mi mano izquierda sostenìa, (casi con el brazo estirado), el libro,
mi mano derecha, pues al estar la cabeza de Valentina allì sobre mi
pierna, yo no sabìa donde ponerla, asì que optè por dejarla
descansar sobre su cintura.
Entonces
comencè a sentir como su barriguita subìa y bajaba con su
respiraciòn, asì que abrì mi mano y con ella totalmente abierta
la puse entre su pubis y su estòmago presionando suavemente su
pubis, no pasaron mas de diez segundos cuando ella levantò la cabeza
y me mirò.......
“”Acà
la caguè””.- me dije para mis adentros pensando en las posibles
consecuencias.-
Entonces
Valentina se incorporò y me dijo.- “”yo no puedo leer asì, y
quiero que leamos juntos””.
Y
antes de que yo pudiera decir “pìo”, se puso frente a mi, pero
de espaldas a mi, y su pierna izquierda la pasò por sobre mi pierna
izquierda y su pierna derecha la pasò por sobre mi pierna derecha y
afirmàndose con sus manos de mis rodillas se sentò, quedando su
trasero completamente pegado a mi pubis.
Enderezò
su espalda y la apegò a mi pecho, cogiò mi mano derecha y la llevò
a que la rodeara por la cintura y con sus dos manitas presionò mi
brazo como indicàndome que no lo sacara de allì.
Luego
me arrebatò el libro de mi mano izquierda y cogiò mi mano y tambien
la llevò hacia su cintura, y yo entonces me quedè rodeandola con
mis brazos poniendo mi mano derecha abierta, en su pubis y mi mano
izquierda abierta, en su estòmago, y ella cogiò el libro con sus
dos manos y lo abriò y comenzamos a leer la historia.
Debo
indicar que todo eso que hacìa Valentina, lo hacìa con la tìpica
inocencia de niña.
Quizàs
ella no veìa ninguna connotaciòn sexual en nuestra naciente
relaciòn, sencillamente al parecer le gustaba sentirse asì, y
fuera de eso, debo hacer saber que casi toda niña del colegio andaba
enamorada de mi, quizàs Valentina solo querìa se una de mis
preferidas o ser ..mi preferida....
A
esa edad los niños y las niñas tienen su propia forma de pensar.
En
esos diez minutos que estuvimos allì sentados, ella en varias
oportunidades me cogìa de los brazos como afirmàndose y
levantàndose
un poco, muy poco, y movìa su trasero a la izquierda, y a la
derecha, (como acomodàndose), rozando ya no mi pubis, sino mi pene
que se estaba erectando y no habìa manera de que no lo hiciera.
Yo
le dije que ya tenìa que ir preparandose para entrar a clases porque
pronto sonarìa la campana avisando que terminaba el recreo, ella me
contestò que si, pero que al dìa siguiente querìa seguir leyendo
el libro, yo le respondì con un .- “”ya veremos””, y ella me
contestò que le prometiera que mañana seguirìamos leyendo el
libro en el mismo lugar.
Asì
que en el mismo momento en que mi tìa hacìa sonar la campana del
tèrmino del recreo, me levantè con ella suspendida de mis brazos,
(sus pies a unos treinta centìmetros del suelo), y dejàndola en el
suelo le prometì que al dìa siguiente seguirìamos, y antes de
salir corriendo hacia la sala de clases exclamò “”Yo soy la
princesa y tu eres el rey””. Y no alcancè a decirle nada.
Cabe
decir que a los quince minutos, le dije a mi tìa Jennifer que tenìa
que hacer unos tràmites en el centro de la ciudad y salì de allì,
necesitaba pensar, necesitaba poner en orden mis ideas,
¿còmo
era posible que me estuviese pasando eso?, ¿y si ella lo contaba?,
era la hija de un cònsul....me secarìan en la càrcel..... .
Pero
el problema real no eran esas cosas, si me hubiesen metido en un
horno ardiente para quemarme vivo, no me habrìa preocupado tanto
como lo que en ese momento me tenìa con mis sentires totalmente
revueltos.
Algo
habìa sucedido en mì, algo que no pensè me podìa suceder, por lo
menos con niñas de esa edad no.
Es
que cuando estàbamos leyendo el libro en esa posiciòn de estar ella
sobre mi a horcajadas, me exitè, me exitè y mucho.
Mientras
caminaba por las calles, mi pene aùn ardìa y estaba semi erecto, y
eso me molestaba porque las personas podìan verme asì y serìa
vergonzoso, ya que mi pene no es ni muy pequeño ni muy grande, creo
que es de un tamaño adecuado.
Una
vez me lo medì, claro que fue con la huincha de medir las telas, y
medìa entre veintitres, (23), y veinticuatro, (24), centìmetros.
Lo
que si reconozco, es que creo que es muy grueso, y ahora me dolìa,
pero era porque habìa estado muy apretado en mi vaquero o blue
jeans.
Volvì
por la tarde cuando ya habìan terminado las clases y todos se
habìan ido.
Hice
limpieza en todo el colegio, mi tìa me miraba de lejos como
diciendo..¿Què le pasa a este que està limpiando todo?.
Esa
noche no dormì bien, bueno, de tanto pensar me quedè dormido como a
las cinco de la madrugada.
JUEVES
Cuando
me levantè, y estaba desayunando, me puse a recordar lo que yo hice
el dìa de ayer cuando estaba con ella.
Me
di cuenta de que una de las cosas mas agradables que recordaba del
dìa anterior era, haberle rozado el interior de su muslo con el
dorso de mi mano, allì casi cerca de las ingles, fue en un momento
en que una brisa le levantò su floreado y amplio vestido.
Tambien
recordè que, (mientras bebìa unos sorbos de cafè), cuando ella se
apegò a mi, su cabecita quedò apoyada sobre mi hombro derecho, y
en el momento en que yo girè mi cabeza hacia ella para decirle
algo, ella tambien girò su cabecita hacia mi, y nuestros labios
tuvieron un leve y suave roce.
Todos
esos pensamientos , y otros mas, volvieron a exitarme, entonces me
dije que debìa ser cauto, no apresurarme, pero debìa avanzar un
poco mas, hacerle alguna caricia en sus muslos para que ella supiera
que era mi princesa.
Quizàs
de vez en cuando darle algunos besos en la mejilla como premio por
haber leìdo correctamente una frase, afirmarla bien de la cintura al
rodearla con mis brazos y levantarla un poco de su trasero de vez en
cuando, para inmediatamente aprisionarla hacia mi y apretarla con
la excusa de acomodarla bien para la lectura.
Todo
eso pensaba yo hacer cuando estuvièsemos allì, detràs de la casa
leyendo.
Eran
mis fantasìas.
Era
Jueves y las clases comenzaban a las 8:30, luego de desayunar me
dediquè a poner en orden un poco el patio de recreo de la
muchachada, (la brisa nocturna habìa llevado unas pocas hojas de
los àrboles que estaban mas allà del cuarto que servìa de mi
habitaciòn.
La
vi llegar desde lejos, ella caminaba con su mochila a la espalda, y
su vestimenta era el mismo vestido del dìa anterior, vestido que
aunque por arriba era ceñido a su cuerpo, desde su abdomen hacia
abajo era un revuelo de volandas bastante amplio, ella no me dirigiò
la mirada hasta cuando a punto de entrar a la sala de clases, me mirò
y sonriò, -.- entonces me quedè mas tranquilo-. Ella no habìa
contado nada.
Cuando
la “tìa” de parvularios tocò la campana para el 1ª recreo, y
salieron todos los cursos al patio, alcancè a vislumbrar a Valentina
que se fue caminando tranquila hasta un costado de la casa llevando
en su mano derecha el libro de cuentos, despues de mirar a un lado y
a otro, se metiò ràpidamente al lugar de encuentro allì al lateral
de la casa entre la casa y la alambrada.
Allì
no solìa ir nadie porque para ir habìa que pasar por encima de los
surcos que estaban llenos de plantas de camotes y que la abuela
cuidaba como si fuesen oro, algo que al parecer a Valentina le
importò muy poco.
Yo
me encaminè hacia el “lugar de encuentro”, pero lo hice por la
parte frontal de la casa, (entre la cocina y el baño habìa un metro
de separaciòn), y por allì se podìa pasar hacia el lateral de la
casa.
Cuando
lleguè a la esquina de la casa vi a Valentina sentada con sus
manitos apoyadas en sus piernas sosteniendo el libro, a cada momento
miraba hacia su izquierda como esperando que yo apareciese por ese
lado, entonces caminè hacia ella, girò su cabecita y al verme
sonriò, y haciendo un pequeño ademàn con su mano me saludò con un
tìmido “hola”.
Acercàndome,
pasè por delante de ella y me sentè a su izquierda, (era mas fàcil
ocultarla con mi cuerpo por si alguien aparecìa).
Aspenas
me sentè, ella puso su brazo izquierdo sobre mi muslo dejàndolo
caer entre mis dos piernas,casi pegado a mi ingle, (pràcticamente a
mi pene), apoyò su cabecita en mi muslo y con la otra mano rodeò
por debajo mi pierna, casi a la altura de mi rodilla y se puso a
comer una barrita de chocolate, entonces.
Entonces
es que comenzò nuevamente ese ardor en mis partes inferiores, (en mi
pene en mi pubis, en las ingles), y sentì una extrema exitaciòn,
pero como habìa meditado casi toda la noche, debìa de ir con
cautela, con mucho cuidado para que ella no se sintiera en algùn
momento agredida.
Su
brazo, el que caìa entre mis piernas aùn sostenìa el libro, asì
que lo tomè de su mano con mi mano izquierda y lo abrì.
Comencè
a leer una de sus pàginas, y cuando iba por la mitad, escucho a
Valentina decirme: “como ayer, quiero como ayer”, y esperò.
Ràpidamente
pensè: “quiere lo mismo que ayer”, es seguro que ayer le agradò
y hoy querìa repetir.
Asì
que sin decir nada, dejè el libro a un costado de mi , le quitè su
brazo que rodeaba mi pierna derecha y le quitè su brazo que caìa
entre mis piernas y con mi mano derecha , la cogì de su brazo y la
levantè, luego juntè mis piernas e hice que Valentina se pusiese a
horcajadas en ellas mirando hacia la alambrada, la tomè con mis
manos de los costados de su cadera y la atraje hacia mi y la sentè
muy pegada a mi pubis.
Su
vestido se subiò hasta sus muslos y mientras con mi mano derecha la
aprisionaba hacia mi de la cintura casi rodeàndola,.
Con
mi otra mano cogì el libro de mi costado y se lo pasè en sus manos
para que ella lo abriera, y entonces abrì mis piernas y ella que
estaba a horcajadas sobre ellas, lanzò un quejido de dolor haciendo
ademàn de que la habìa dolido alli en los nacimientos de los
muslos.
Entonces
yo cerrè un poco las piernas y ella quedò con sus piernecitas casi
totalmente abiertas, pero mas descansada.
Entonces
mi mano izquierda se posò sobre su rodilla y comencè poco a poco a
recorrer su pierna muy lentamente, acariciando su muslo y
presionandolo de vez en cuando con mis dedos, (no querìa que ella
notara que yo la estaba acariciando.
Debìa
la caricia ser natural, como sin querer queriendo), y cuando ella
arqueò un poco la espalda, pegando su cabecita a mi pecho casi en mi
hombro derecho.
Yo....
entrè con mi mano totalmente bajo su vestido y lleguè a sus
calzones, (bragas), que custodiaban esa fruta que ya mis labios, (de
tanto que habìa fantaseado con ello), anhelaban tanto y con tantos
deseos.
Y
allì mis dedos, tìmidamente, (por sobre sus bragas), se posaron en
su vagina, mi dedo medio fue quien se puso entre sus labios
inferiores y al presionar su vagina, ella diò un pequeño “salto”,
quizàs no se imaginò que yo podìa llegar a eso, o quizàs fue una
reacciòn de placer, pero sus manitas siguieron sosteniendo el libro
semi abierto y sus piernecitas continuaron casi totalmente abiertas.
Asì
que comencè a acariciar suavemente su sexo, sus ingles, su pubis,
bajando otra vez a sus labios inferiores, acariciando suavamente sus
muslos que tenìan esa piel tan suave que rivalizaban con la mejor
seda.
Reitero,
todas esas caricias con mi mano izquierda, eran por sobre sus
bragas, (calzones) .
Cabe
decir que yo no me habìa puesto nuevamente los pantalones del dìa
anterior, (los vaqueros azules), esos que eran bastante ajustados.
¡No!.
Ahora me habia puesto unos muy anchos, que casi me quedaban grandes,
es que el dìa anterior, fue tanta y tan continuada la erecciòn que
tuve de mi pene que , durante toda la noche me doliò por lo prieto
que se encontrò dentro de ese pantalòn, incluso ahora no me puse ni
calzoncillos, por eso ahora mi pene se sentìa a sus anchas.
Y
al estar Valentina sentada a horcajadas sobre mis piernas pegada a
mi pubis, mi pene estaba completamente erecto y pasaba por entre sus
nalgas.
Claro
que todo por sobre su vestido y siempre dentro de mi pantalòn,
vestido al que yo ya tenìa arremangado por delante casi hasta su
cintura,
ya
que como con mi mano derecha la tenìa rodeada por la cintura,
la
soltè un momento e inmediatamente la volvì a coger,
pero
esta vez con mi mano por debajo de su vestido,
asì
que el ùnico “muro” que separaba a mis manos de su virginal sexo
eran
sus bragas de color rosa estampadas con figuritas de flores.
Mientras
yo hacìa todo eso, Valentina comenzò a leer la pàgina cuatro del
libro donde el rey, invita a la princesa a tomar el te y unas
galletas.
Estuvimos
varios minutos en esa posiciòn, Valentina a horcajadas sobre mis
piernas semi abiertas, el amplio vestido floreado subido hasta casi
la cintura, en sus manos el libro abierto en la pàgina cuatro, y mi
mano derecha posada sobre su pubis con mis dedos hurgueteando entre
sus bragas y su piel tratando de abrirse camino, y mi mano
izquierda, (mis dedos), acariciando por sobre sus braguitas de arriba
a abajo su sexo, mientras ella a duras penas, (quizàs la
exitaciòn), leìa el cuento.
De
repente sonò la campana, y como un acto reflejo, los dos como
resortes nos pusimos en pie, acomodè su vestido, sacudièndo con
mis manos un poco el hipotètico polvo con el que se podìa haber
ensuciado, le subì las calcetas que se le habìan bajado hasta los
tobillos, la girè hacia mi, pasè mis manos abiertas por los
costados de su cabeza como peinandola hacia atràs, le arreglè el
“chape” con el que sujetaba su “cola de caballo”, (que se le
habìa soltado), ràpidamente la cogì de sus mejillas y le propinè
un beso cariñoso en la frente ya casi en el surco del naciente de su
narìz, le di una palmada suave en el trasero y le dije: ¡¡Corre!.
Y
ella me mirò, y corriò hacia la sala de clases.
Yo
volvì a sentarme, y al hacerlo me di cuenta de que se le habìa
quedado el libro, asì que lo cogì y me lo llevè para leerlo
completo ese dìa.
Como
era dìa Jueves, me tocaba en la segunda hora, darle clases de
lectura al 4ª curso, justamente el de Valentina y Maureen y
Angèlica, (lo de contarles una historia).
Asì
que esperè la media hora que tardaba la clase de inglès, y cuando
saliò Helen, (la profe de inglès), yo esperè poco mas de cinco
minutos.
A
todo el curso le encantaba que yo llegase cinco minutos mas tarde,
porque ese tiempo todos y todas lo ocupaban en hablar de las cosas
que no pudieron terminar de decirse en el recreo.
Entonces
abrì la puerta y entrè a la sala, eran tres hileras de pupitres,
que se llenaban con 30 alumnos, la pizarra que abarcaba casi todo
el frente del muro y delante, el escritorio.
Tomè
asiento detràs del escritorio, y les dije que sacaran su libro de
cuentos titulado, “Hansel y Gretel” para comenzar a leerlo.
La
idea era que unos cuantos alumnos fueran leyendo el cuento, y cada
uno leìa uno o dos pàrrafos, y asì en unos 20 minutos, ya tenìamos
el cuento totalmente leìdo.
Y
entonces comenzaba yo a relatarles el cuento nuevamente, pero a mi
manera.
Mientras
algùn alumno leìa su pàrrafo correspondiente, Valentina, (que
estaba sentada en un pupitre doble), estaba dibujando o escribiendo
en un cuaderno y no levantaba cabeza, excepto cuando terminaron de
leer y comencè yo.
Allì
se sentò muy derechita y cruzò sus manos y se puso a escuchar
atenta el relato que yo exponìa.
Luego
de terminar de relatarles el cuento, recorrì los pupitres dàndoles
una hoja a cada alumno y alumna informandoles que cuando estuviesen
en sus hogares, escribieran en esas hojas, si es que el cuento les
habìa parecido interesante o no, lògicamente encabezàndolas con
sus nombres.
Terminò
la clase y yo salì de la sala, dàndole una ùltima mirada a
Valentina, (que estaba sentada en la quinta hilera, pegada a la
ventana que daba al patio).
Cuando
caminaba por el patio, alejàndome de la sala, donde ya estaba
entrando a dar su clase de historia la profe Sofìa, mirè hacia la
ventana en la que estaba Valentina, y la vì allì, con su carita
pegada al cristal mirandome, le hice un gesto de despedida con la
mano y ella respondiò con otro.....-Tenìamos ya nuestro
secreto....-
Le
comentè a mi tìa Jennifer que tenìa que llevar algunas
herrramientas a un taller, para que las dejaran aptas para el
trabajo que debìa efectuar el dìa ( Sàbado).
Porque
para ese dìa por la tarde, mi abuelita Consuelo habìa quedado de
enseñarme a plantar camotes, .-...- .
“”los
camotes son tubèrculos que al asarlos, son un manjar””, en la
parte de adelante de una de las salas de clases habìa una “cancha”
de unos cinco metros de ancho por veinte de largo que yo tenìa que
ir preparando haciendo los surcos con el azadòn mas sus
correspondientes montìculos.
Pero
habìa que “arreglar” algunas herramientas, asì que con el visto
bueno de mi tìa, , sin esperar el 2ª recreo ni nada, cogì las
herramientas y salì de allì.
No
volvì hasta que habìan terminado las clases, porque mientras
caminaba hacia el taller fui pensando en las cosas con Valentina, y
ya estaba tembloroso de que se supiese o que alguien nos viera,
realmente tenìa temor. ¿Que harìa yo con una niña de nueve
años?.
Y
sin embargo luchaba yo por no sentir lo que estaba sintiendo, pero
era imposible negarme a que
me
gustò lo que habìa sucedido con Valentina ese dìa, realmente me
exitò, me agradò enormemente, sentì mucho cariño hacia ella y por
què negar que muchos deseos sexuales tambien.
VIERNES
Pero
tenìa un pavoroso miedo, miedo a que se supiera, miedo a las
consecuencias, asì que al dìa siguiente, (Viernes por la mañana),
casi no aparecì por los alrededores de las salas de clases, y en el
primer recreo, desaparecì completamente.
Nadie
me llamò, ni mi tia Jennifer me llamò.
Asì
que me dije mas tranquilo, que, ya quedarìa todo eso en el olvido
tanto de Valentina como de mi.
Y
como era dìa Viernes, me dije: “”No verè a Valentina ni hoy por
la tarde, ni el Sàbado, ni el Domingo, ese tiempo seguro que calmarà
mis ansias y deseos y los de ella.
¡¡¡Craso
error!!....¡¡¡Nunca se debe subestimar la inteligencia de una niña
de nueve años!!!
¡¡Martìn!!..-
escucho que me llama mi tìa Jennifer desde la oficina.- .
“Ahora
voy tìa”.- le contesto yo.- Y mientras me preguntaba yo lo que
tenìa que decirle a mi tìa con respecto a Valentina, me fui
acercando a la oficina, entrè casi sin pasar de la puerta, y escuchè
a mi tìa decirme muy seria.
“Martìn,
necesito que hagas algo importante”, .- Si tìa.- le dije yo. ¿que
es lo que desea?.
“Pues.-
me dijo.- Acaba de informarme Beatriz, (la profe del cuarto), que
Valentina, una de sus alumnas està en la sala quejàndose de que
le duele el estòmago, y està llorando, asì que ve ahora que ya
estàn a punto de salir al segundo recreo, la llevas a la casa, le
preparas una “manzanilla”, que la tome y que se acueste en mi
cama un rato a descansar. “Si tìa”.- le respondì.-
¡Martìn!.-
me llamò otra vez, ¿Si tìa?.- le preguntè.-
Y
me dijo.- “”Y no la dejes sola, quèdate con ella hasta que estè
mejor””. Yo .- añadiò mi tìa.- llamarè a sus papàs para ver
que hacemos.
Entonces
fue cuando yo exclamè en mi interior...- ¡¡Me cagò la niña!!.
Debo
informar que a mi tìa, las mamàs y los papàs de las y los alumnos,
le tenìan mucha confianza, tanta, que muchas veces algùn alumno o
alumna se quedaba el fin de semana en el colegio, ya que sus padres
debìan de viajar a convenciones o reuniones empresariales que les
tomaban un par de dìas.
Lògicamente
los hijos e hijas podìan quedarse en sus hogares con las nanas, pero
en el colegio habìan àrboles, juegos, columpios, juegos de salòn,
sala para dibujar, una salita para practicar la danza, etc. fuera de
que siempre habìa un par de compañeras que tambien se quedaban, asì
que para los niños y las niñas, quedarse en el colegio el fin de
semana era como estar en el paraìso.
Para
esos casos, mi tìa Jennifer habìa mandado a edificar una habitaciòn
especial para los o las alumnas que podrìan quedarse los fines de
semana, esta habitaciòn estaba un par de metros mas hacia el fondo
de donde estaba la habitaciòn que ocupàbamos Manuel y yo.
Y
constaba de un par de camarotes dobles, un pequeño refrigerador, un
televisor y al costado de la habitaciòn una salita de baño.
Fui
a la sala de clases del 4ª, allì estaba Beatriz, (la profe), y
sentada en su silla , pero inclinada hacia adelante, con su cabeza
sobre el pupitre, Valentina gimiendo, y con sus manos en su estòmago
y diciendo con voz entrecortada: “”me duele mucho”.
Me
acerquè, la cogì con mis brazos, la izè, la apretè hacia mi, y
caminè con ella hasta la casa, cuando entramos a la casa, fui
directo a la habitaciòn y allì la depositè suavemente, quedando
ella en posiciòn fetal.
Fui
a la cocina y preparè un agua de manzanilla para que se lo bebiese
calientito.
Cuando
volvì a la habitaciòn con la manzanilla, ella seguìa en la
posiciòn que la habìa dejado, asì que dejè la tasa sobre el
velador y me sentè en la cama y acariciè su cabello y su mejilla
susurrandole bajito: “” ¿te duele algo mi princesa?. ¿te duele
la barriguita?.
Yo
me comencè a preocupar, seguramente era cierto que se sentìa mal,
entonces, ella se girò y quedò de espaldas en la cama, y cogiò mi
mano derecha y la llevò a su mejilla para acariciarse con mi mano
entonces cuando me mirò supe.
Supe
que todo era una farsa , un teatro montado por ella para seguir con
lo nuestro.
Antes
de que yo pudiese reaccionar, ella se sentò en la cama y me abrazò
de la cintura y me dijo: “”no me dejes nunca mas”.
En
ese momento, debo reconocer que se me confundieron no solo las ideas,
sino tambien mis sentimientos. Yo la deseaba, me excitaba su
cuerpecito, porque para ser una niña de nueve años, ella tenìa un
cuerpo bastante armonioso y deseable.
Pero
con esas palabras que me dijo allì abrazàndome, sentì como un
remolonazo de cariño hacia ella.
De
repente siento cerca de la casa, los pasos de mi tìa Jennifer,
ràpìdamente hago que Valentina se vuelva a tumbar y yo me levanto
de la cama y cojo la taza con la manzanilla y me quedo de pie como
esperando que la niña se siente.
Y
entra mi tìa, la ve que està acurrucada en la posicion fetal y me
dice:” Cuìdala y cierra la puerta por dentro para que no venga
nadie a molestarla”.
Era
lo que faltaba, que me dejaran a solas con ella.
“Pongan
al gato a cuidar el pescado”..- pensè para mis adentros.-.
Entonces
mi tìa me dice: “yo tengo que salir pronto y no volverè hasta las
nueve de la noche, asì que hazte cargo de Valentina mientras veo lo
que dicen sus padres””. Y se fue.
Yo
estaba preocupado, porque una cosa era cerrar la puerta de la casa
por dentro, y otra muy diferente que los que anduvieran por allì no
atisbaran, (incluso sin querer), por las dos ventanas que daban al
patio de recreo.
Asì
que le dije a Valentina, mientras tomaba sus mejillas entre mis manos
y le daba un suave beso en sus labios que, yo iba a salir para
vigilar que no anduvieran alumnos rondando cerca de las ventanas, y
que ella descansara un ratito, y le encendì la tele.
Salì
de la casa y fui al patio de recreos a darme unas vueltas.
Es
que realmente querìa pensar, es que no era tan fàcil que tuviese
que estar con ella, yo querìa poseerla, querìa hacerla
completamente mìa, pero pensaba yo en mi pene, era tan largo y
grueso para ella, que yo temìa partirla, y no porque no me habrìa
gustado sentir sus desgarros, sobre todo anal, sino que si a ella le
doliera tanto que al final hubiese que llevarla al hospital o se lo
contara todo a sus padres, entonces si que quedarìa la cagà.
Y
mientras tanto, dieron las doce, la una, y ya cuando dieron las dos
de la tarde, casi todos ya se habìan ido, y como siempre a Maureen
la habìa venido a buscar su mamà, su excitante mamà en su
excitante traje cortito de jugar tenis.
¡¡¡Què
mujer mas deliciosa!!.
Siempre
me miraba de lejos y me sonreìa hacièndome un gesto de saludo con
su mano, mientras Maureen me lanzaba besos, y se iban las dos
caminando hacia a las afueras del colegio por el camino central que
dividìa la huerta.
Y
de allà de lejos, se volteaban las dos y me hacìan gestos de
despedida con sus manos...¡Ahhh!!,
si
pudiera hacerla mìa.- pensaba yo mirando como se alejaba cimbreando
sus caderas Vanessa, la mamà de Maureen.
Luego
sacudìa la cabeza y me decìa.... “Martìn, que eso es fruto
prohibido, no tienes posibilidades””.
Manuel,
el hombre que solìa mantener en funcionamiento el huerto de la
abuela, y que hacìa aseo en el colegio me dijo que esa tarde iba a
salir.
Debo
advertiros que cuando Manuel decìa que iba a salir, por ejemplo un
Viernes por la tarde, esa tarde se le alargaba hasta el Lunes a
mediodìa., asì que le dije. “Tranqui Manuel, yo no pienso salir a
ninguna parte este fin de semana.
De
repente escucho el telèfono allì dentro de la casa y corro para
saber quien llama.
Era
mi tìa Jennifer, y me llamaba para informarme que los papàs de
Valentina justamente ese fin de semana tenìan que asistir a un par
de conferencias, asì que Valentina se quedarìa,.- añadiò mi
tìa.- en el colegio todo el fin de semana.
La
ùnica alumna que se quedarìa ese fin de semana en el colegio, era
Valentina.
Al
final yo no sabìa si todo eso que estaba pasando ese Viernes era
bueno para mi o era malo.
Todo
se estaba confabulando para que Valentina y yo estuvièsemos juntos
ese fin de semana.
Estaba
claro que era allì, y en ese fin de semana que se decidirìa si
Valentina serìa completamente mìa o no, porque si yo no poseìa ese
fin de semana a Valentina, teniendo todos los factores a mi favor,
entonces, nunca lo harìa.
Asì
que entrè a la casa, fui al dormitorio donde estaba recostada y
mirando la tele Valentina, la desplacè un poco hacia el centro de
la cama y me recostè junto a ella poniendo mi brazo izquierdo por
debajo de su cuello, y sin mirarla lancè una frase al aire diciendo:
“”Siempre seràs mi princesa””.
Entonces
ella, que estaba de espaldas a la cama, se girò hacia mi, puso su
piernecita izquierda sobre las mìas y su mano izquierda sobre mi
pecho y dijo con su tierna voz: “”Tu siempre seràs mi rey””.
Y
asì nos quedamos un buen par de horas, como serà que hasta nos
dormimos un buen rato, despertè medio asustado porque no sabìa
cuanto rato nos habìamos dormido, y escuchè unos ruidos allì en
el patio de los recreos.
Me
asomè por la ventana y vi que era mi tìa Jennifer que recien
llegaba y estaba quitando un triciclo de algùn alumno que estaba
molestando la pasada.
Entonces,
salì de la casa casi en puntillas, para que Valentina no despertara.
Y
cuando me encontrè con mi tìa Jennifer, esta me dijo de entradita:
“”Martìn, ya saquè el pasaje para ir a -.....- buscar a
Emilia, (su hija de 10 años), asì que.- añadiò .- en una hora
sale el autobùs y volveremos el Domingo por la noche, los papàs de
Valentina.- añadiò mi tia.- van a llamar un rato mas por telèfono
para decirle a la niña que se va a quedar en el colegio el fin de
semana y despedirse de ella porque ya casi estàn viajando.
Entonces
yo le dije a mi tìa: “”Pero, (haciendome el preocupado por la
niña), ¿por què no vinieron a avisar antes de que la niña se iba
a quedar acà?.
Si
lo iban a hacer.- me respondiò mi tìa .- pero .- y añadiò.- como
yo me comuniquè antes con ellos, ellos me lo dijeron allì.
¡Ahhh!,
le respondìa a mi tìa como asintiendo y dàndome por enterado.
A
las cuatro y treinta de la tarde, mi tìa se despidiò de mi,
diciendome que viera que a la abuelita Consuelo no se le olvidara
tomar sus medicinas, y se fue, y desde ese momento, Valentina y yo,
quedamos totalmente solos en el colegio.
Bueno,
tambièn con la abuelita Consuelo que estaba en la casa de al lado
con la vecina.
Cuando
mi tìa se fue, Valentina saliò de la casa y me dijo: “”tìo,
tengo hambre”.
Ya.-
le respondì yo.- voy a buscar unas frutas que hay en el refri para
que comamos.
Y
abriendo el refrigerador saquè un melocotòn, un melòn y un montòn
de uvas.
Ella
cogiò el plato con uvas, y volviò a entrar a la casa y acostandose
en la cama comenzò a comer uvas mirando la tele.
A
esa hora aùn era una hora de calor y no apetecìa casi no hacer
nada, asì que me recostè en la cama junto a Valentina y le fui
robando de vez en cuando algunas uvas del plato.
Entonces,
puse mi mano izquierda otra vez debajo de su cuello y con mi derecha
cogì una uva, la metì en mi boca, acerquè la cabeza de Valentina
hacia mi haciendo que me mirara y que su boca quedara a la misma
altura que la mìa y la besè.
Y
con mi lengua, la metì entre sus labios haciendo que ella abriera un
poco su boquita , entonces trasladè la uva que estaba en mi boca,
hacia la suya sellando sus labios con mi mano para que no pudiera
sacarla fuera.
Valentina
entonces me mirò como preguntandome que es lo que tenìa que hacer,
asì que le dije: “còmetela princesa”.
Y
entonces comenzò un pequeño juego.
Le
pusimos por nombre: “El juego de las uvas”, y era un juego solo
nuestro y para nosotros.
Ella
entonces comenzò a coger una uva con sus labios, metersela dentro de
su boca, partirla un poco, ponerla sobre su lengua y sacarla para que
yo cogiera con mis labios la uva de su lengua.
Luego
hacìa yo lo mismo.
Todo
esto, yo lo hacìa con la clara intenciòn de que a ella le gustara
hacer cosas conmigo, que implicaran deseos, excitaciòn, etc..
Necesitaba
que a ella le gustara, que ella me deseara tanto o mas que como la
deseaba yo, era la ùnica manera de lograr que se entregara a mi.
Y
ese Viernes por la tarde, yo tenìa que lograrlo.
El
juego durò lògicamente hasta que se terminaron las uvas.
Entonces
ideamos otro juego mas o menos parecido al de las uvas pero que
seguro serìa mucho mas excitante sexualmente.
Entonces
le dije: “”si yo te beso en la mejilla izquierda, tu como
respuesta, tienes que besarme tambien en la mejilla izquierda,
luego
te tocarìa a ti besarme en cualquier parte de mi cuerpo,
y
yo como respuesta te besarìa en la misma parte en que me besaste tu.
Y
luego otra vez me tocarìa a mi besarte en cualquier parte de tu
cuerpo y tu como respuesta tambien me besarìas en la misma parte
en que te besè yo.
Y
asì.- le añadì.- hasta que no quede ni un lugar de nuestros
cuerpos sin besos.
Tengo
que reconocer que me gustò idear ese juego, y mas me gustò cuando
Valentina, (inocente ella), aceptò encantada.
Entonces
, acomodàndome casi sobre ella, con mis codos apoyados sobre la cama
a sus costados, me acerquè y la besè en su frente, y me volvì a
tender en la cama de espaldas a su lado, entonces Valentina captò el
juego y ella se incorporò un poco de la cama y se subiò sobre mi, y
me besò en mi frente. Y luego me besò en la mejilla derecha.
Luego,
cuando me tocò a mi, le di un beso en su mejilla derecha, y a
continuaciòn le di un beso en su cuello.
Le
di besos en varias partes de su cuerpo, incluso le saquè el vestido
para darle besos en la espalda, y me saquè la polera para que ella
pudiera darme los suyos.
Entonces
quedò solo con los sujetadores puestos, (que cubrìan sus nacientes
pechos), y sus bragas de color rosa con bordados.
Y
cuando ya nos habìamos casi besado uno al otro todos nuestros
cuerpos, (solo quedaban sus nalgas y el interior de ellas, y su
vagina), aunque mi lengua habìa recorrido sus ingles muy cerca de
su vagina, y yo a la vez, ya me habìa quitado los pantalones).
Cogì
sus manitas, con mis manos, las puse por arriba de su cabeza,
(estando ella acostada de espaldas), y con una de mis manos sujetè
las dos suyas.
Y
asì una de mis manos quedò libre para subirle el sujetador, cosa
que que quedaran al descubierto sus pechos que ya tenìan sus pezones
bastante erectos, (quizàs las caricias o quizàs la excitaciòn
intrìnseca que poco a poco se iba manifestando en ella, habìan
hecho que se produjera en ella una clara erecciòn de sus pezones),
).
Y
sin aviso previo, puse mis labios en su pezòn derecho y lo apretè
con ellos, hasta que mi boca se abriò para meterse dentro de ella el
bocado exquisito de todo su naciente pechito derecho.
Y
lo succionè sin detenerme, mientras ella se agitaba ya que no se lo
esperaba, y Valentina se movìa de derecha a izquierda queriendo
zafar su senito de mi boca,
pero
estando yo sujetando sus dos manos con mi mano y poniendoselas por
encima de su cabeza, muy poco ella podìa hacer para que yo no
siguiera succionando ahora su pezòn,
¡¡Yo
querìa sacarle leche!!!.
Y
no quitè mi boca, ni dejè de chuparle su pezòn hasta que ella
soltò un grito como de ahogo.
Como
yo no sabìa a que venia ese grito, dejè de succionarle su pezòn y
le di un beso en la boca.
Entonces
me puse de espaldas a su lado y la cogí pasando
mi
mano por debajo de su espalda y atrayendola hacia mi le dije:””
Te toca besarme””. (Su grito ahogado se debiò a su excitaciòn),.
Antes
de que terminara ese Viernes, Valentina tenìa ya que ser mìa.
Ella
quedò , (cuando la atraje), montada encima de mi con su pequeño
sujetador casi en su cuello, asì que tomè su sujetador de allì de
los costados y se lo quitè subiendolo por sus brazos y su cabeza.
Asì
Valentina quedò con sus pequeñas y nacientes tetitas, totalmente
presentadas para mi para cuando yo quisiera cogerlas.
Presionado
su pecho contra el mìo, yo sentìa sus pequeños pezones que aùn
estaban erectos que se “clavaban” en mi pecho.
Entonces
ella, poniendo sus manos en mis hombros tratò de bajar un poco para
que su boca quedara a la altura de mis pezones y pudiera besarlos.
Como
yo la tenìa rodeada con mis brazos, casi inmòvil, tuve que dejar de
ejercer presion en su espalda y yo mismo la tomè de la cintura y la
desplacè hacia abajo.
Como
ella no se habìa decidido a hacer lo que le tocaba hacer, cogì con
mi mano derecha su cabeza por su cola de caballo, y tomandolo
firmemente en mi mano, guiè su cabecita hasta que su boca estuvo
sobre uno de mis pezones, y le dije en tono imperativo: “”lame y
chupa””. (se lo dije asì porque mi idea era otra, es que querìa
que ella fuera aprendiendo los tèrminos que mas adelante tendrìa
ella que obedecer.)
Entonces
ella acercò tìmidamente sus labios a mi pezòn izquierdo y comenzò
a darle besos, tomè su cabecita con mis manos y presionè su boca en
mi pezòn diciendole que lamiera, y ella comenzò a lamer mi pezòn
y los alrededores ya que yo con mis manos cogiendo su cabecita, la
guiaba.
Estuvimos
un ratito asì y le dije que le daba permiso para morderme el pezòn,
ella moviò la cabecita hacia los lados en un claro tono de negaciòn,
pero le volvì a repetir que mordiera mi pezòn, entonces ella lo
cogiò entre sus dientes y lo apretò.
Yo
sentì como una pequeña corriente elèctrica en el pèzòn, y le
apretè su carita contra mi pecho mientras ella mantenìa mi pezòn
en su boca, y aprovechàndo de que le tenìa su cabecita cogida entre
mis manos, la comencè a subir hasta que sus labios llegaron a la
altura de los mìos.
Y
pegando mis labios a los suyos, la hice que me besara y cogì sus
mejillas con mi mano y las apretè para que su boca quedara como un
morrito y puse mi lengua entre medio obligàndole a abrirla un poco
, entonces fue a jugar mi lengua con la suya, buscandola en su boca.
De
esa manera estuvimos un buen rato, hasta que tomando a Valentina por
sus caderas la puse a mi costado boca abajo y me subì sobre ella
manteniendo mi cuerpo pegado a todo su largo, cuidando de que mi
erecto pene quedara entre sus nalgas pero “mirando hacia abajo”,,
lògicamente, sus braguitas y mi calzoncillo eran los lìmites entre
su desnudez y la mìa.
Y
me quedè sobre ella, acariciando su cabecita, besandola allì en su
blanco cuellito, mientras yo me movìa pausadamente sobre ella
friccionando mi pene entre sus nalguitas, era delicioso tenerla asì.
Querìa
poseerla pero ya, para que durante el fin de semana se fuese
acostumbrando a que me pertenecìa, y por que no decirlo, al dolor
que seguro le causarìa al penetrarla desvirgandola.
Mas
lo que me preocupaba , era el dolor que Valentina tendrìa cuando
la penetrara por detràs, cuando la enculara, siempre me habìan
atraìdo los culitos de las jovencitas, hermosos , redondos,
tiernos,
frescos, crujientes, totalmente excitantes.
Realmente
nunca me pregunté el porqué me atraían tanto los culitos, era algo
que no tenía respuesta.
Por
eso, me interesaba que ese dìa Viernes, Valentina fuese
totalmente mìa, y de allì que yo no querìa bajarme de sobre ella,
no me cargaba mucho sobre ella para no asfixiarla con mi peso, pero
si que mi pubis con mi pene la tenìa bien aprisionada.
Ella
estaba callada y con su mejilla apoyada en la cama, asì que con mis
manos la cogì suavemente del cuello, dàndole pequeños apretones
para luego despues de contar tres, dejar de ejercer presiòn, y asì
estuve haciendolo durante un buen rato.
Le
apretaba su cuello, contaba tres, y dejaba de ejercer presion y
contaba tres y volvìa a apretar su cuello y contaba tres, y asì.
Ella
, cuando le apretaba su cuello, lanzaba un quejido como de arcadas,
como cuando dan ganas de vomitar, y se tensaba, luego cuando dejaba
de apretar, entonces ella se relajaba.
Entonces,
cuando vi que Valentina no hacìa resistencia a mis apretones de su
cuello, dejè de apretarselo, con ello querìa dejarle en claro a
Valentina que yo era su dueño y señor.
Porque
si habìa algo seguro, era que cuando yo enculara a una chica,
mientras las estaba enculando, les apretaría el cuello con mis manos
de la manera en que acaba de apretarselo a Valentina.
Eso,
en primer lugar , producìa en mi una total excitaciòn al tener
pràcticamente la vida de la chica en mis manos, decidir yo, cuando
permitirle respirar, y por otro lado, la niña, se mostraría
totalmente sumisa y entregada sabiendo que yo era su total dueño y
que tenìa la potestad de permitirle respirar.
Y
eso quería yo que Valentina entendiera, que era mía totalmente.
Era
como un acuerdo comùn: Yo te doy permiso para respirar y tu, te
entregas totalmente a mi.
Debo
aclarar que mi ilusión o fantasía era que yo no sería de esos que
se acuestan de espaldas en la cama, con las manos detràs de la
cabeza, esperando que la mujer sea la que haga lo que quiera. ¡No!
Yo
soy de los que poseen, yo poseo a la mujer, la domino, le enseño que
yo soy su dueño, que yo soy el que le permite respirar, el que les
da permiso para vivir. Esos son mis sentimientos sexuales.
En
un momento me deslicè a un costado de Valentina, dejando mi pierna
izquierda sobre sus piernas y mi pene pegado a sus nalgas, puse mi
brazo sobre su espalda y mi manos cogiendo su cola de caballo y asì
nos quedamos a descansar.
Valentina
no decìa nada, era como si su lengua se la hubieran tragado los
ratones, quizàs se empezaba a dar cuenta de que la cosa esa de los
jueguitos amorosos, no iban a ser tan delicados.
Asì
nos dormimos por un rato, cuando despertè, me incorporè y fui a la
cama del otro lado de la habitaciòn, la de la abuela, y cogì las
cuatro almohadas y las llevè a la cama donde estaba aùn durmiendo
Valentina.
Las
dejè allì a la espera , y Valentina comenzò a despertar, entonces
ràpidamente cogì sus braguitas con mis manos y se las comencè a
bajar dejando sus nalgas totalmente a la vista de mis ojos.
Cuando
ya iba por los muslos a la altura de sus rodillas, Valentina comenzò
a gemir y a decir : “”¡No!. ¡no!.
Y
con sus manitas trataba de subirse otra vez sus braguitas, asì que
cogì sus manos y las apartè y con la otra mano seguì bajàndole
sus bragas.
Cuando
ya lleguè con ella a los tobillos, se las quitè totalmente, por fin
Valentina estaba totalmente desnuda para mi.
Entonces
girè a Valentina dejandola de espaldas a la cama y expuesto su sexo
hacia mis ojos y le dije suavemente: “Me toca darte besitos”.
Tomè
sus manos con las mìas, las puse a su costado e inclinè mi cabeza
hacia su pubis y comencè a besarlo.
Valentina
estaba quieta, no se movìa, asì que pensè que le habìa dado temor
el que yo la hubiese cogido del cuello y se lo hubiese apretado y
soltado varias veces.
Asì
que subì un poco mi cara para besarle en su barriguita y mis manos
comenzaron a llegar hasta su cuello y lo acariciè suavemente, luego
pasè mis dedos por su boca y tambien suavemente la acariciè hasta
que Valentina me dijo : “me gusta”.
Se
le habìa quitado el temor.
Por
eso continuè unos momentos con mis besos en su barriguita y por los
alrededores de su cintura, (algo que le hacìa cosquillas), hasta
que bajè con mis labios y mi lengua hasta su sexo.
Besè
la parte interna de sus muslos y allì en el nacimiento de sus
piernas , sus ingles, y mi lengua tenuemente rozaba sus pequeñìsimos
labios inferiores, y mi lengua, entonces penetrò en su hermosa y
limpia vagina.
Pasè
ràpidamente mis manos por debajo de sus piernas y estas quedaron por
sobre mis hombros mientras mi boca estaba “pegada” literalmente a
su vagina.
Y
mi lengua que no paraba de moverse entre su casi invisible clìtoris
y la parte que casi colinda con su ano, y asì estuve lamiendo,
saboreando de arriba hacia abajo, de un lado hacia el otro la
exquisitèz de su fruta del cual esperaba deleitarme con su
almìbar, apresando de vez en cuando con mis labios su clìtoris y
sintiendo extasiado sus bruscos movimientos de pequeños “saltitos”
que le producìan en su cuerpecito las caricias de mi lengua que no
paraba de moverse.
De
vez en cuando Valentina sufrìa unos pequeños espasmos en el cuerpo,
probablemente por efecto de que se estaba excitando.
Mis
manos que estaban por debajo de sus piernas, (mas precisamente la
parte superior de sus piernas allì en sus muslos, estaban a la vez
subiendo y posándose sobre su barriguita como amasando aquella,
sintiendo como se agitaba casa vez mas su respiraciòn.
Yo
querìa que Valentina tuviera un orgasmo, su orgasmo.
¿Podìa
tener una niña de nueve años un orgasmo?.
Ni
me lo planteaba, yo solo querìa que ella gozara.
Acto
seguido tomè a Valentina por debajo de su cadera izquierda y la puse
un poco de costado, metì bajo su cuerpo dos almohadas, una sobre
otra, y puse a Valentina sobre ellas de espalda.
Me
quitè ràpidamente mis calzoncillos y me montè sobre ella poniendo
mis piernas por el interior de las suyas obligandole a abrirlas
casi totalmente.
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Y
levantàndole sus piernas por los tobillos, se las abrì y acerquè
mi pene.
Ahora
si que mi pene estaba entre sus desnudas nalgas y libre de pasear
por ellas y por su vagina, y conocer ese pequeñito orificio que se
le mostraba tan excitante y deseable.
Entonces
Valentina, acomodò sus piernecitas alrededor de mi cintura como
queriendo aprisionarme entre ellas.
Yo
me sentì sorprendido, porque no me lo esperaba.
Y
entonces comencè a sentir sus labios recorriendo mi pecho y ella
sacando su lengua comenzaba a lamer mis pezones.
Fuè
un èxtasis total para mi.
Entonces
Valentina se revolviò de debajo de mi, y esforzandose saliò de allì
y se puso a mi lado muy junto a mi pero de espaldas, poniendo su
trasero pegado a mi pubis y cogiendo mis manos se rodeò su cintura
con ellas y asì quedò totalmente pegada a mi.
Creo
que le agradaba mucho esa posiciòn de estar asì conmigo, y de
repente, sin darme cuenta, me dormì junto con ella.
El
despertar fue un poco brusco, porque de repente, entre sueños sentì
ruidos de golpes y cuando abrì los ojos, era la puerta de la
cocina y la abuelita Consuelo que golpeaba la puerta de madera.
Me
levantè apresuradamente, cubrì bien a Valentina, (que estaba
completamente desnuda), me vestì ràpidamente y fui a abrir.
Ya
la tarde habìa oscurecido, yo no sabìa la hora que era, y la
abuelita venìa a acostarse, (siempre se acostaba muy pronto).
Asì
que ella entrò, viò a Valentina aùn durmiendo y me preguntò. ¿se
va a quedar por el fin de semana?. ¡Si! .- le respondì.- Bien.- me
dijo mi abuelita.- y añadiò. “”Cuida que no me rompa las
plantas””. “¡Vale! ¡Vale!. le respondì.-afirmando con la
cabeza. Y se acostò.
Entonces
yo encendì la tele para que la abuelita viera su teleserie favorita
mientras yo iba a calentar agua y hacer unos panes con queso para
cuando despertara Valentina.
Cuando
Valentina despertò, ya le esperaba un buen pan con queso y una gran
taza con leche allì en el velador.
Se
sentò en la cama y bebiò àvidamente mientras saboreaba el
sandwich.
No
se habìa dado cuenta de que la abuela estaba allì en la otra cama,
por eso yo ràpidamente cogì una sàbana que habìa a los pies de la
cama y la cubrì, ya que ella al sentarse quedò desde la cintura
hacia arriba totalmente desnuda.
Cuanto
terminò, se volviò a tumbar y yo me di la vuelta por el otro lado
de la cama y con cuidado me acostè a su lado, sin que la abuelita se
percatara mucho de la situaciòn.
Me
puse por detràs de Valentina que seguìa desnuda y la rodeè con mis
brazos por la cintura y me apeguè a ella.
SÀBADO
Lamentablemente
para mi, nos volvimos a quedar los dos dormidos, y ya por la mañana,
a eso de las nueve, despertè.
No
es que acostarme con Valentina me produjese sueño, es que su
cuerpo era tan suave y càlido, que realmente me apetecìa dormir
totalmente pegado a ella.
Por
eso, cuando despertè, me encontrè casi completamente encima de
Valentina, estando ella boca a bajo y mi pene estaba totalmente
erecto y metido entre las piernas de Valentina, mientras la sangre
que llenaba por completo las venas de mi pene que , le hacìa tener
“latidos” fortìsimos sobre todo en mi glande que pràcticamente
a cada latido, se hinchaba hasta casi reventar.
Entonces
fue cuando algo me ocurriò en mi pensamiento.
Me
levantè de sobre Valentina, me puse a su lado, levantè un poco la
sàbana y vi mi pene.
Realmente
era grueso, y mi glande era muy, pero muy grueso, puse mi mano
abierta desde el nacimiento de mi pene hasta tratar de llegar a mi
glande y vi que sobraba pene , casi tres centìmetros le faltaba a mi
mano abierta para llegar a la punta de mi pene.
Veinticinco
centìmetros de verdad que era mucho para Valentina, y el grueso de
mi glande, (de la cabeza), es que la partirìa, ni su vagina ni su
ano podrìan soportar ese tamaño, por muy elàstica que fuera su
preciosa fruta.
Asì
que en ese momento, esa mañana, optè por retirarme de la cabeza y
del corazòn, los deseos de poseerla de esa manera, pero si que le
podrìa hacer gozar de otras formas y de esas otras formas ella
tambien me podrìa hacer gozar.
Asì
que adiòs posesiòn completa de Valentina por Martìn ese fin de
semana.
Me
levantè despacio, para que la abuelita Consuelo no me viera que me
habìa acostado con Valentina y fui a la cocina a preparar algo de
desayuno, bueno, lo de preparar algo es un decir , porque lo ùnico
que hice fue poenr la tetera con agua a hervir, ya que a los cinco
minutos apareciò la abuelita y se puso a tostar pan y a sacar una de
sus deliciosas mermeladas y ella preparò un suculento desayuno para
los tres.
La
abuelita en un momento me dijo que, fuera a despertar a Valentina
para que se levantara a tomar desayuno, y asì lo hice.
Me
acerquè a la cama y descubrì un poco a Valentina y acerquè mi cara
a su cara y la besè en la mejilla susurràndole al oìdo palabras
bonitas que le gustaran y diciéndole que habìa que levantarse,
porque el desayuno ya estaba servido.
Mientras
le susurraba, mi lengua paseaba por sus hombros y por su cuello, y
detràs de las orejas, y lamièndo mas que besando su espalda,
mientras mi mano derecha subìa y bajaba por la parte exterior de su
muslo izquierdo....
Es
que era una delicia, era como un sueño, porque Valentina se dejaba
acariciar.
Introduje
mi mano derecha entre sus piernas y la obliguè a abrirlas un poco,
entonces fue cuando penetrè con mis dos dedos, el medio y el ìndice
entre sus labios verticales, y al introducir mis dedos allì, ella
apretò sus piernas aprisionandome la mano.
Y
entonces, teniendo mis dedos dentro de su vagina, los arquèe, y la
tomè por el hueso pèlvico , (como si le hibiese introducido un
gancho), y de esa manera la atraje mas hacia mi, era una sensaciòn
excitantemente maravillosa poder hacer que Valentina se moviera
solamente con la “orden” que le daba yo con mis dedos al
presionar a un lado o a otro de su vagina..
Le
insistì que se moviera hacia delante y hacia atràs y lo hizo, lo
hizo varias veces pero no hubo el resultado que yo esperaba, un
orgasmo de ella.
Claro,
aùn era muy pequeña y quizàs para despertar su apetito sexual se
requerìa mucho mas tiempo.
Quedaba
la casi totalidad del año escolar para lograr mis propòsitos con
Valentina.
El
problema es que yo era impaciente, me habìa vuelto impaciente al
tener tan al alcance de mi mano a tan hermosa y excitante niña.
Asì
que tuve que calmar mi impaciencia y vestirla para ir a la mesa a
tomar el desayuno.
Despuès
de desayunar, la abuelita Consuelo se fue a la huerta para arreglar
algunos surcos donde plantarìa las raìces que darìan camotes.
Yo
me quedè con Valentina desayunando, y al finalizar, fuimos al baño
y le dije que se duchara, fui a buscar al cuarto del fondo, una
toalla y se la pasè junto a shampòo y jabòn. Valentina se metiò
bajo la ducha y aprovechè de entrar con ella y comencè a
enjabonarla.
De
hecho, acariciè todo su hermoso cuerpecito, entonces la puse frente
a mi y tomandola con mis manos de sus nalgas , la levantè lo
suficiente para que quedaran sus pechitos frente a mi boca, y comencè
a chuparlos,
¿serìa
yo capàz de sacarles leche como era mi intenciòn desde el dìa de
ayer?.
Ella
puso sus manos sobre mis hombros, mientras yo acariciaba su ano con
mi mano derecha tratando de introducir mi dedo en el, pero Valentina
se resistìa y se movìa tratando de que mi dedo anular no pudiera
penetrar su ano.
Entonces
la bajè y comencè a lavar su cabello, mientras le cogì una de
sus manos y la llevè junto a mi pene para que ella fuera
conociendolo.
Valentina
en principio se resistiò a coger mi pene con su manita, pero con mi
mano izquierda comencè a acariciarle su vagina y le dije: “ Si yo
te acaricio allì, y te gusta, pues a mi tambien me gusta que me
acaricies aquì.
Entonces
fue que Valentina cogiò mi pene en su manita y comenzò tìmidamente
a acariciarlo.
Cuando
ella lo estaba acariciando la cogì con mis manos de los lados de su
cabeza y la obliguè a bajar , arrodillàndose para que su boca
quedara frente a mi pene.
Cuando
quedò en la posiciòn que yo querìa, entonces le ordenè que
abriera la boca y sacara la lengua.
Siempre
teniendola con mis manos aprisionada por los costados de su cabeza,
le ordenè que cerrara sus ojitos y puse mis pulgares sobre ellos
para que los mantuviese cerrados.
Entonces
acerquè su cabeza a mi pene y su boca quedò tocando mi glande, y
le dije otra vez que sacara su lengua, entonces puse mi glande entre
sus boca abierta haciendolo descansar sobre su lengua y le ordenè
que.....
“Comienza
a lamer como si estuvieras comiendo un helado”.- le dije.- y
Valentina comenzò a lamer mi glande y acariciarlo con sus besos.
Ella
quizàs no se percataba de lo que estaba haciendo, por eso la mantuve
con sus ojos cerrados presionando sus pàrpados con mis pulgares.
Cuando
ya iba a eyacular, (estuve a punto de hacerlo dentro de la boca de
Valentina), retirè mi pene de su boca y poniendola de pie , abrì
la ducha nuevamente, (antes la habìa cerrado), y saltò mi semen
sin poder contenerlo, y se derramò en su cintura a la altura de su
estòmago.
Entonces
la cogì con mis manos de las caderas y la girè para dejarla de
espaldas a mi, y pegado a ella con mi pene aùn completamente erecto,
la levantè un poco del suelo y le puse mi pene entre sus piernas,
como montada a caballo, mientras que con mis manos que rodeaban su
cintura comenzaba a friccionar mi semen por todo su estòmago y por
sus pechitos.
De
esa manera querìa hacerla sentir que era completamente mìa.
Y
luego, tuve que comenzar otra vez a ducharla.
Después
de ello, la llevé nuevamente a la cama y la acosté debajo de las
mantas, y Valentina, quizás por la impresión de estar haciendo esas
cosas conmigo, se durmió o tra vez, y no despertó hasta por la
tarde, parece que le gustaba el olor de la cama, olor que se mezclaba
entre el de ella y el mío.
Era
como una combinación extraña, pero a la vez, muy agradable de
inhalar.
Valentina
, a eso de las cuatro de la tarde, se levantó, se puso los calzones,
(bragas), el vestido, y salió al patio descalza, su cabello casi
rubio le caía sobre los hombros.
Se
veía muy hermosa, sobre todo cuando fruncía su boca como haciendo
“morritos”” que invitaban a besar su delicados y finos labios.
Se
acercó a mi, ya que yo estaba con la manguera, regando el patio,
porque ese día estaba haciendo mas calor que los días anteriores, y
aunque vivíamos en un clima que quedaba dentro de uno de los
Trópicos, realmente vivíamos casi al límite de el, por tanto las
temperaturas no variaban mucho, se podría decir que era templada,
con 21 grados centígrados de promedio en verano y 17 en invierno.
Pero
ese día, la temperatura había subido hasta los 27 grados, y eso
para ese lugar.. era mucho calor.
Yo
me había puesto unos short medio sueltos de piernas y de la manguera
salía un buen chorro de agua, .
Entonces,
al ver a Valentina que salía somnolienta, refregándose los ojos por
haber despertado recién, es que le mandé sin que se diera cuenta,
un chorro de agua que al parecer la hizo despertar rápidamente
porque lanzó un grito, que casi me deja sordo, y huyó.
Mientras
ella huía, yo la perseguía mojandola mas aún, hasta que ella se
dio media vuelta y fue directamente hacia mi, con esa carita que
ponía cuando estaba a punto de enfadarse, así que devié un poco el
chorro de agua y dejé que se acercara.
Apenas
llegó a mi altura, tendió sus brazos hacia arriba como esperando
algo que ella ya sabía.
Yo
la cogí con mis manos por debajo de sus piernas, , debajo de su
trasero y la levanté poniendo su carita a la altura de la mía.
Ella
me rodeó el cuello con sus brazos, apegó su cabecita con sus labios
posandose tenuemente en mi cuello y me susurró. “””voy a
soñar””.
Yo
no le dije nada, al parecer ese era un momento muy delicado para
ella, y me mantuve en silencio, y sentí, mas que sentir, escuché,
como susurraba cerca de mi oído diciendo. “”eres mi rey, yo soy
tu princesa””.
Entonces
supe, supe que había hecho muy bien al no insistir en poseerla
físicamente, porque por un lado, la habría destrozado con mi pene,
y por otro lado, le habría tambien destrozado su pequeña y hermosa
vida, su futuro como personita.
Y
entonces sentí, un tremendo cariño y afecto por una niña que sin
pensarlo, me lo estaba dando todo.
Entonces
la tuve así en mis brazos casi una hora, mientras yo le susurraba,
“”Nunca dejarás de ser tu, mi única princesa””.
Cuando
la dejé sobre el suelo, la posé muy delicadamente, como una flor de
esas que apenas hay que tocar para que no se rompan.
Cuando
la bajé, me dijo “llévame a la habitación”, entonces yo la
cogí de la mano y comencé a caminar hacia la casa para llevarla a
la habitación de mi tía Jennifer, pero ella me detuvo y me dijo.
“”¡¡No!!.
quiero ir a mi habitación, esa de allá!!”” y apuntando con su
dedo hacia la habitación de las alumnas que suelen quedarse algún
fin de semana , comenzó a caminar hacia ella, cogiéndome con su
mano derecha por el short y prácticamente arrastrándome hacia el
cuarto.
Entró,
y fue directamente a una de las camas, (hay dos literas dobles). Y se
tumbó en una de las, (la de abajo) que quedaba cerca de la ventana.
Y me dijo. “”Esta es mi cama””, y me invitó a tumbarme con
ella.
Al
hacerlo, me di cuenta de que ella seguía mojada.
Así
que abría las mantas de su cama, y a Valentina le quité el
vestido, las bragas (calzones), y la metí debajo de las mantas, ella
se dejó hacer y se acurrucó en la cama y se movió hacia el muro
como haciéndome espacio, para que yo también me acostara.
Así
que fui a la puerta, puse el pestillo, (por si aparecían intrusos),
y rápidamente me acosté junto a Valentina.
Mi
pene, al haber estado mojado tanto tiempo, pues con todo esto, no se
había erectado, así que eso me ayudó mucho a poder acostarme con
Valentina sin tener mi pene entre sus piernas.
Sin
embargo ella bajó su manita, y con delicadeza lo cogió entre sus
dedos y así mantuvo su manita sujetando mi pene, como para cuidar
que este no quisiera marcharse.
La
apegué a mi de frente y mi mano derecha la pasé por debajo de su
axila hacia atrás de su cabeza y la cogí de su cabello y la atraje
hacia mi y con mi mano izquierda la cogí de sus nalgas y la apegué
mas aún hacia mi, mientras su manita no soltaba mi pene.
Ese
fue , por el rato que duró, un momento muy hermoso, eran dos cuerpos
que se fundían entre ellos, llenos de cariño, llenos de inocencia.
Yo,
la acariciaba de arriba hacia abajo, tratando de no dejar ni un
poquito de su cuerpo sin ser acariciado.
Entonces
al no soltar ella mi pene de su mano, este comenzó poco a poco a
reaccionar, (típico de mi pene).
Mientras
acariciaba su cabeza y su cuello, me di cuenta de que pronto
anochecería, así que me levanté de la cama, le dije a Valentina
que ya volvía, y salí.
Me
tenía preocupado el que la abuelita Consuelo no daba señales de
haber llegado, mas cuando iba cruzando el patio, la vi que venía por
el camino.
Se
acercó y me preguntó si acaso la niña dormiría otra vez en la
cama de Jennifer, a lo que yo le contesté que no, que la niña
Valentina dormiría en la habitación de las alumnas.
¡que
bien!.- exclamó la abuelita .- y añadió.- porque anoche esta
niñita no paró de hacer ruido ni de moverse.
A
lo que yo le dije.- Pues ahora ya no la molestará.
Y
la abuelita Consuelo dió media vuelta y caminó hacia la cocina,
entró y ya no volvió a aparecer hasta la mañana siguiente.
Yo
caminé hacia la salida del colegio, cerré el portón y volví sobre
mis pasos para ir donde me esperaba Valentina.
Ya
se me había secado el cuerpo, por tanto también mi pene se había
secado y comenzaba a nuevamente erectarse, cuando entré en la
habitación, Valentina estaba viendo televisión.
Entonces
yo me metí en la cama, la abracé, la puse de costado de espaldas
hacia mi, puse mi pene entre sus piernas a la altura de las nalgas,
la abracé rodeándola por la cintura, y apegué mi cara sobre su
carita y me puse a mirar televisión con ella.
Entonces,
como que no quiere la cosa, le pregunté por la noche anterior y le
dije: ¿qué tanto te movías anoche?.
A
lo que ella me respondió.- es que me puse a jugar con eso, y tomó
suavemente mi pene con su manita, levantando un poco su pierna
derecha para poder coger mi pene, y lo acarició,.
Vale,
.- le dije yo.- está bien.- añadí con una sonrisa.-.
Entonces
supe que Valentina comenzaba a apreciar el sexo, le di un beso en su
mejilla y nos acomodamos mejor en la cama, hasta lógicamente
quedarnos dormidos.
Pero
antes de dormirme, me dije .- voy a aprovechar esta noche y mañana
Domingo de estar casi sin despegarme de Valentina.- es que le había
cogido tanto cariño, que era como si yo hubiese decidido acariciar
su vida.
Entonces
desperté por la madrugada, con mi pene totalmente erecto, lleno de
fuerza y energía, y comencé a acariciar a mi Valentina, pero la
sentí tan delicada que solo la llené de caricias casi toda la
madrugada, y ella mientras dormía respondía a mis caricias
moviéndose de vez en cuando, como si estuviese soñando, y volví
ya cerca del amanecer, a quedarme dormido.
DOMINGO
por la mañana:
Despertamos
cerca de las nueve, y nos pusimos a mirar televisión, (es que anoche
se quedó encendida).
Al
rato le dije a Valentina.- Ya princesa, hay que levantarse para
aprovechar el día.-
a
lo que ella a regañadientes aceptó, tampoco ella había dormido muy
bien.
Las
bragas y el vestido ya se habían secado, así que se vistió, de
hecho ella se puso el vestido y yo le puse sus bragas, (calzones).
Y
salimos al patio, ya la abuelita Consuelo estaba por la huerta, y me
recordé de que me había dicho que le ayudara en la huerta, porque
quería enseñarme a plantar camotes.
Así
que me acerqué a ella con Valentina y le dije.- Abuelita .- lo de
enseñarme a plantar camotes dejémoslo para otro día porque la tía
Jennifer me encargó que cuidara a Valentina.
La
abuelita me miró, miró a Valentina, y dijo:
Bien,
cuida a la niña, y que se vaya a lavar la cara que parece que aún
duerme.
Si
abueli.- le respondí rápidamente.- y me llevé a Valentina de
allí.-
y
mientras nos marchábamos de la presencia de la abueli,
escuché
decir a la abuelita Consuelo: .- y que se ponga las chalas que hay
detrás de la puerta que así como anda parece pordiosera.
Entramos
a la cocina, puse a hervir agua, preparé un par de panes con
mantequilla y abrí un pote de mermelada y la esparcí por los panes.
Luego
se me ocurrió una idea con lo de la mermelada.
Así
que le di prisa a Valentina para que se tomara el desayuno rápido,
y cuando terminó, salimos a caminar un poco por el camino y
llegando a la calle, estuvimos unos momentos allí y luego nos fuimos
adentro.
Entonces
introduje a Valentina en el baño para darle una ducha, pero con
mucho cuidado que no me viera la abuelita Consuelo, entonces también
entré y nos duchamos.
Yo
era el “”encargado””, de lavarla y de enjabonarla
completamente.
Luego
de aclararnos y quitarnos el jabón, nos rodeamos con las toallas, y
le
dije que fuera a la habitación, yo entré a la cocina y cogí la
mermelada, (era la típica mermelada de durazno, o melocotón).
Cuando
llegué a la habitación, Valentina ya estaba dentro de la cama,
totalmente desnuda.
Yo,
dejé mi toalla con la que me cubría allí encima de una silla,
y
me introduje dentro de la cama con mis pies acariciando los pies de
Valentina, y le dije,
:
.- Traje una sorpresa.- entonces ella quiso ver lo que traía en la
mano, eso que yo escondía tras mi espalda, y le mostré el pote con
mermelada y le dije.
“Quiero
que aprendamos a tomar desayuno.
Bueno
.- me dijo ella.- pero ¿cómo?.
Yo
te enseñaré .- le contesté.-
Acuéstate,
.-le ordené suavemente .-, así de espaldas y abre un poquito las
piernas.
Valentina
así lo hizo, entonces yo acerqué el pote con mermelada sobre sus
pechos, y derramé algo allí sobre sus pequeños pezones, y a
continuación derramé mermelada sobre su pubis, y un poco de esa
mermelada de melocotón en su vagina.
Ella
se estremeció un poco, al ver y sentir que la mermelada era un poco
fresca, pero luego se calmó.
Y
acerqué mi boca a sus pechos, lamiendo amorosamente la mermelada de
sus pezones, y tomando sus pezones con mis labios los tuve medio
mordisqueando suavemente, y poco a poco bajé mi lengua, sin dejar de
lamerle su cuerpecito, pasando por su ombligo hasta sus........
Entonces
yo me puse con mi cabeza entre sus piernas y comencé a lamer la
mermelada que había en su vagina.
A
Valentina al parecer le gustó porque se puso a mover hacia los lados
mientras yo no cejaba, y seguía lamiendo sus pequeños labios
verticales.
Y
en un momento la cogí con mis manos por las nalgas y la apreté
hacia mi cara, e introduje mi lengua en su vagina, cogiendo entre mis
labios su aún minúsculo clítoris.
Y
sentí como Valentina, mi princesa, gemía de placer, y con sus
manitas, me cogía de mis brazos y me rasguñaba causándome un
placer indescriptible, y unos deseos enormes de que ella también
tomara desayuno de mi pene.
Lamí
y lamí hasta que acabé la mermelada y todo el sexo de Valentina
quedó totalmente limpio de mermelada.
Si
Valentina no eyaculó y no tuvo un orgasmo, sería porque aún, a su
corta edad, no estaba su cuerpo preparado para esos placeres, pero
sus reacciones fueron lo mas cercano a un orgasmo que yo pude
conocer.
Cuando
“terminé”, con mi lengua, de comerme toda la mermelada de su
cuerpecito.
Mi
pene que ya no podía aguantar mas las ansias y deseos de ser lamido
por la lengûita de Valentina, “saltó” prácticamente de entre
mis piernas y se puso duro como un palo y mi glande totalmente
hinchado, casi mas que otras veces.
Y
me retiré de mi posición en que estaba con Valentina y cogí el
tarro con mermelada, e introduje mi pene dentro y lo saqué lleno mi
glande de esa deliciosa mermelada que ahora le tocaba comer a
Valentina.
Incluso
unté mis dedos con mermelada y embadurné mis testículos con ella
para que Valentina también los lamiera.
Me
puse de pie, frente a la cama, puse un par de almohadas en la orilla,
y luego invité a Valentina a ponerse boca abajo con su pechito sobre
las almohadas, por tanto su cabecita quedaba sobresaliendo de la
cama, y le cogí del cabello, claro que esta vez por el que estaba
cerca de su frente.
Así
pude “levantarle” un poco su cabeza para que su carita, con su
boca, quedara mirando a mi pene.
Entonces
le dije: “Ahora te toca tomar desayuno”.
Y
acto seguido, con mi mano izquierda tomando su boca, se la abrí y le
dije en tono imperativo.: ¡Saca la lengua!.
Y
Valentina tímidamente sacó su lengua y acerqué a ella mi pene
lleno de mermelada, y entonces le dije a Valentina que lamiera.
Y
Valentina comenzó a lamer la mermelada de mi glande, (de la cabeza
de mi pene).
Ya
en un momento, con mi mano izquierda cogí mi pene, y lo puse
“mirando” hacia arriba, ya con mi glande sobre mi pubis y así
entonces quedaron la base de mi pene y mis testículos frente a la
boca de Valentina.
Y
acerqué mis testículos a su cara y ella sin que yo se lo pidiera u
ordenara, comenzó a lamerlos de abajo hacia arriba para “comer su
mermelada”.
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Sentir
su lengua acariciando mis testículos era realmente delicioso,
excitante, y mi pene parecía que había crecido más aún de lo que
era.
Entonces
cogí con mis dos manos la cabecita de Valentina por los costados y
comencé a dirigirla por aquí y por allá para que ella lamiera las
partes que mas me excitaban.
Valentina
lamía y tragaba mermelada, lamía y saboreaba la mermelada.
Cuando
estaba llegando al clímax de mi excitación, puse mis dedos pulgares
sobre los párpados de Valentina para que no mirara lo que le tocaría
hacer ahora.
Y
mientras le cerraba los ojos, yo dirigía mi pene apuntalando ya
hacia su boca, y cuando estuvo frente a su boca, le dije a Valentina
que chupara.
Y
Valentina, comenzó a lamer y a chupar mi glande , (cabeza de mi
pene), pero como la cabeza de mi pene era tan grande como la boca
abierta de Valentina, entonces fue cuando le cogí con firmeza su
cabecita entre mis manos y acomodé mi pene y lo apuntalé para que
entrara en su boca, (solo pudo entrar la cabeza de mi pene en su
boca), y fue cuando eyaculé.
Tanta
fue la excitación que tuve, que mi eyaculación fue como el chorro
de agua con el que perseguía a Valentina cuando estaba yo regando.
Aún
cuando Valentina trató de zafarse porque la cantidad y la fuerza de
mi semen dentro de su boca, este traspasó su garganta tragando
parte de mi semen.
Yo
la sujeté con fuerza para que nada de mi semen se perdiera de su
boca, pero como ella tosió porque se atragantó con mi primer
chorro, una parte de mi semen salió despedido de su boca.
Entonces
cogí su cabecita fuertemente y la puse casi boca arriba, girándo
su cuerpo y quedara casi de espaldas a la cama, para que ella no
pudiera derramar ni una gota mas fuera de su boca.
Y
le ordené que tragara, y Valentina fue poco a poco tragando, no sin
haber antes hecho esfuerzos por no toser.
Por
fin, después de tanto bregar por tantos días, Valentina llegó a
ser mía, es cierto que no la había penetrado ni vaginal ni
analmente pero esto de ahora. Era maravilloso.
Cuando
vi que Valentina ya había tragado la totalidad de mi semen, entonces
le quité mis pulgares de sus ojos y retiré mi pene de su boca.
Me
acosté a su lado rápidamente, la abracé y le susurré a su oído
que era ella la chica mas deseada de mi corazón y la mas linda, ella
se acurrucó con su cabecita en mi pecho y descansó.
Luego
me incorporé de la cama, le dije a Valentina que ya volvía y fui
rápidamente a la cocina a buscar un par de panes y algo de queso,
regresando rápidamente junto a Valentina, le di un pan con queso,
ella lo devoró.
Y
al rato, volvió a recostar su carita en mi pecho y así poco a poco
fue durmiéndose.
Ya
podía darme yo ahora, por contento, y le brindé a Valentina durante
el resto del día muchas caricias y cariño y muestras de afecto,
porque se había comportado como mi verdadera chica, como mi
verdadera princesa.
A
las 9 de la noche, sentí ruidos afuera y me levanté, Valentina
quería levantarse también pero le dije que mejor se quedara
acostada, que yo iría a ver quien había llegado.
Y
Valentina se quedó allí en la cama, bien acurrucadita.
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LLEGADA
DE EMILIA
Era
mi tía Jennifer que llegaba con la niña Emilia, su hija de diez
años, de tez un poco mas morena que la de Valentina, (por el hecho
de vivir en zona desértica), ojos muy negros, mas alta que
Valentina, (lógico con diez años pensé yo), venía con un vestido
que le marcaba su ya casi delineada figura, sus pechos ya estaban
ràpidamente formándose, y sobresalían de debajo de su vestido
unos pezones que no podía ella negar que eran herencia de su mamá,
(grandes y erectos de por si), cabello largo con caída hasta la
cintura donde se detenía allí para dejar ver la salida de un
precioso trasero, sus piernas se verían ya mas contorneadas que las
de Valentina.
Salude
a mi tía con un beso en la mejilla casi al borde de la comisura de
sus labios.
Me
acerqué a Emilia para saludarla también con un beso en la mejilla
pero esta bajó la cabeza y dió un paso atrás, así que no le dije
nada, cuando de repente Emilia alzó su cabeza y miró por detrás de
mi,.
Cuando
giré la cabeza para mirar hacia atrás, vi que era Valentina la que
salía de la habitación y se acercaba para saludar a mi tía
Jennifer.
Cuando
Valentina se acercó a mi tía y le dió un beso en la mejilla,
Emilia la miró de reojo, y Valentina respondió a esa mirada con una
mirada fija y casi sin pestañear.
Es
que Valentina se sentía segura de que era ella mi Princesa y le
estaba dando a entender a Emilia que yo era su rey . Y que ella,
(Emilia), solo era una recién llegada.
Lo
que sucede es que esa recién llegada, me había impactado, me había
impresionado su linda cara, su cabello muy largo, sus pezones que se
marcaban por dentro de su vestido floreado, sus piernas un poco mas
llenitas que las de Valentina y …. su trasero.. ¡¡Que culito mas
hermoso!!. Era, ese culito, totalmente deseable.
En
un momento la imaginé desnuda y entre mis brazos gozando sin parar,
y haciéndome gozar.
Pero
Emilia no sería fàcil, al parecer mi tía, durante el viaje le
había hablado de mi, y Emilia se hizo a la idea de que yo era un
competidor, alguien que quería “robarle” el cariño de su mamá.
Por
eso, Valentina se acercó a mi tía, la saludó, pero a Emilia no la
saludó ni Emilia saludó a Valentina, (parece que es lo que suelen
hacer las niñas).
Mi
tía correspondió al beso de Valentina y le preguntó que, ¿qué
tal lo había pasado el fin de semana?.
A
lo que Valentina respondió, mirándome a mi un buen rato y después
a Emilia, y contestó: “Muy bien tía, lo he pasado muy bien, el
tío , (tomándome de la mano), me ha enseñado muchas cosas, y
volvió a mirar a Emilia.
Algo
tramaba esta Valentina, no se, pero algo tramaba.
Yo
me sentí algo incómodo así que para aliviar el momento, (ese
momento mío), cogí la maleta de Emilia y el bolso de mi tía
Jennifer y me encaminé hacia la casa.
En
ese momento Emilia le dijo a mi tía que ella quería dormir en la
habitación de las alumnas, donde estaba durmiendo Valentina),
entonces mi tía me dijo: “”Martín, lleva la maleta de Emilia a
la habitación de las niñas”.
A
lo que yo asentí con la cabeza y partí para allá mientras mi tía
entraba a la cocina a preparar una ensalada para todos.
A
Emilia parece ser que le gustaba dormir sola, y otras veces ya se
había quedado allí en esa habitación.
Ya
después de haber cenado, mi tía Jennifer dijo. : “Ahora hay que
acostarse porque mañana tenemos que levantarnos temprano”.
Entonces
Valentina, y Emilia se levantaron, salieron de la cocina, Valentina
entró al baño a asearse y al poco salió y se encaminó a la
habitación allá al fondo, Emilia hizo lo mismo y también encaminó
sus pasos hacia la habitación del fondo.
Mi
tía me dijo que las acompañara para hacerles, (ordenarles), las
camas.
Así
que me di prisa y llegué a la habitación, le arreglé un poco a
Valentina su cama de debajo de la litera, y también le arregle la
cama a Emilia, que seguía sin mirarme, y si lo se encontraban
nuestras miradas, ella fruncía el ceño.
Es
que parece que no le gustaba nada que yo fuera el sobrino querido de
su mamá.
Quizás
que cosas le habló mi tía durante el viaje acerca de mi, que al
verme, me rechazó inmediatamente.
Emilia
se metió así como estaba dentro de la cama al igual que lo hizo
Valentina.
Entonces
me acerqué a Valentina y le traté de dar un beso en la frente
mientras ella movía la cabeza para darme un beso en la boca,
(siempre tratando de que Emilia mirara).
Luego
que pude darle el beso en la frente, me cogió de la mano derecha, y
dijo en voz alta. :”tío, las sábanas parece que tienen migas de
pan”.
Así
que cogí a Valentina de la cama y la levanté en brazos, (una mano
por la espalda y la otra debajo de su trasero), y la puse sobre la
litera de arriba mientras sacudía las sábanas de su cama.
Luego,
cogí nuevamente a Valentina y la deposité cariñosamente en su cama
y la cubrí con la manta.
Parece
que Emilia miraba todo eso y “hervía” de celos, se le notaba
cierta sensación de deseos en su carita, mientras cogía sus
manitas y las refregaba entre ellas.
Entonces,
me despedí de Valentina y acercándome a la litera de abajo de
Emilia también quise darle un beso en la frente, pero ella cogió
con sus manos la manta y se cubrió hasta la cabeza.
Así
que dije un : “Hasta mañana princesita Valentina” y salí de
allí y me fui a mi habitación que quedaba un par de metros más
hacia afuera..
Lo
dije así para que Emilia supiese que Valentina era mi princesa, y
para incentivarla a que quisiera ella mirarme mejor.
Cuando
entré a mi habitación, Manuel no estaba, claro, aún era Domingo y
el no aparecería hasta el Lunes a mediodía.
A
eso de las dos de la madrugada, sentí ruidos en la habitación de
las niñas y escuché que Valentina me llamaba: “tío, tío .-
decía.- venga rápido”
Así
que nada mas me puse los pantalones, y fui.
Entré
a la habitación, encendí la luz y vi que Emilia estaba acostada con
Valentina, (en la cama de Valentina), acurrucada de cara a la pared,
y Valentina estaba acostada de costado hacia afuera.
Le
pregunté a Valentina que ¿qué es lo que pasa?. Y ella me dijo que
le tenían miedo a las arañas y habían visto una allí cerca de la
cama de Emilia.
A
ver.- voy a aclara una cosa... ¡¡¿¿Qué Valentina le tiene miedo
a las arañas??!!. ¡jua! ¡jua! ¡jua!.
Bueno.
Entonces me puse a revisar los rincones de donde estaba la cama de
Emilia, le quité todas las mantas y sábanas, la sacudí completa ,
la volví a hacer y no encontré a la famosa araña.
Pero
Valentina, al ver a Emilia que temblaba un poco, (por el miedo a las
arañas), le preguntó a Emilia:”¿Quieres que se quede el tío con
nosotras mejor?”.
A
lo que Emilia no dijo palabra pero asintió con su cabeza.
me
dijo : “Tío, quédese acá porque puede aparecer otra vez la
araña”.
Y
diciendo eso, Valentina se puso de costado de cara a la pared,
pegada su cuerpo al de Emilia y sus piernas pegadas a la parte
posterior de las piernas de Emilia.
Ella
ya era especialista en estar en esa posición.
Yo
me acerqué a la puerta, la cerré bien con el pestillo y apagué la
luz.
Entonces
yo, me bajé a medias mis pantalones, y me acosté de la misma forma
en que estaban ellas, bien pegado a Valentina y quedando mi pene,
entre sus piernas.
Metí
mi brazo derecho por debajo de la cintura de Valentina y la abracé
con el.
Mi
brazo izquierdo lo pasé por sobre su cintura para poner mi mano
abierta, (a Valentina le gustaba que la tuviese así), sobre su pubis
y acariciarlo suavemente.
La
cuestión es que al pasar mi mano hacia delante de Valentina, rocé
el trasero de Emilia, (ya que Valentina estaba bien pegada a Emilia
por detrás).
De
hecho, el roce fue bastante significativo, porque pude sentir la
unión de sus tersas nalgas en mi mano.
Incluso
pude percibir que las nalgas de Emilia “daban pequeños saltitos”
como pequeñas convulsiones cuando las toqué.
Valentina
tocando el hombro de Emilia le dijo. : “mi tío se va a quedar con
nosotras por si la araña aparece”.
A
lo que Emilia le respondió casi en un susurro: Bueno”.
En
todo caso abracé muy bien a Valentina y así nos quedamos.
Al
tener a las dos allí, me entró una excitación que apenas podía
aguantarme,
así
que eso de dormir, como que esa noche pasó a la historia.
Mas
o menos a las cuatro y media de la madrugada, yo, medio dormido pero
medio despierto, quité mi mano del pubis de Valentina y la estiré
mas allá.
Necesitaba
que mi brazo descansara un poco de estar tanto rato recogido, sin
embargo al estirarlo, este “descansó” sobre la cintura de
Emilia.
Ella
durmiendo profundamente, (cansada lógicamente por el viaje), ni se
percató de que mi brazo estaba casi rodeándo su cintura.
Me
apegué mas aún a Valentina, (que tambien dormía profundamente),
para que mi brazo abarcara la mayor cantidad del cuerpo de Emilia,
entonces fue que mi mano, la llevé a depositarla en el pubis de
Emilia, lo mas abajo posible, lo más cerca de su virginal vagina.
De
la misma forma que le gustaba a Valentina, y comencé suavemente a
acariciar su pubis.
Emilia,
aún en su profundo sueño, no se percató de que levemente abrí
sus piernecitas y pude meter mas aún mi mano y ponerla sobre su
vagina, (claro que todo esto por sobre su vestido).
Entonces
yo , decidí en ese momento, que alguien, de una u otra manera, tenía
que ser completamente mía.
Era
ya desesperante sentir esos deseos y esa constante excitación, día
y noche, .
Si
estaba con mi tía, no paraba de pensar excitadamente en ella, si
estaba con Valentina, no paraba de pensar excitadamente en ella,
ahora que llegó Emilia, ya no paraba de pensar excitadamente en
ella.
Ya
se estaba convirtiendo en un deseo imperioso.
Mi
tía Jennifer sería en algún momento completamente mía, pero para
eso, necesitaba ganarme a Emilia.
Tenía
que lograr que Emilia se excitara conmigo.
Que
sintiera ella que llegaba a ser mi preferida.
Sin
embargo eso tenía que ser con el tiempo, porque lo importante ahora
era que Emilia dejara de “odiarme”, y la manera de lograrlo,
tenía que ser con Valentina.
Así
que Emilia, de costado de cara a la pared, con las piernas recogidas
y casi cubierta hasta la cabeza.
Valentina
de costado de cara a la espalda de Emilia, pegadas sus piernas a la
parte posterior de las piernas de Emilia y con su brazo izquierdo
pasando por sobre el hombro de Emilia y descansandolo sobre el.
Yo,
de costado mirando la parte posterior de la cabecita de Valentina y
pegadas mis piernas a la parte posterior de las piernas de Valentina
y con mi mano pasando por sobre la cintura de Valentina y llegando
al pubis y vagina de Emilia acariciandolas, me quedé dormido.
Como
prácticamente por la noche no dormí, pues me levanté bien pronto,
(como a las seis y media de la mañana), fui a la cocina y me preparé
un té, Necesitaba pensar, porque Emilia venía para quedarse un par
de semanas, ya que el papá tenía que ir a la capital para asistir a
unos cursos.
Y
si ya bastantes deseos tenía hacia mi tía Jennifer, y bastantes
deseos hacia Valentina, pues ahora que se le vinieran a juntar a esos
deseos, los que comencé a sentir por Emilia, es que era el no va más
de la cuestión.
Luego
de beberme el té salí al patio y me puse a regarlo para que no se
levantara tanto polvo.
Ya
cerca de las siete y media de la mañana se levantó mi tía, y
saliendo al patio me dijo que fuera a despertar a las niñas para que
desayunaran, para que estuviesen listas cuando comenzaran las
clases.
Yo
entonces fui a despertarlas, y cuando entré a la habitación las vi.
Estaban
muy abrazadas frente a frente casi besándose, entonces. Entonces se
me vino una idea a la cabeza.
Haría
que ellas se quisieran y se gustaran, y fueran novias entre ellas y
novias mías.
Así
que me senté en la cama y acaricié la carita de Valentina
hablándole suavecito para que despertara.
Y
lo mismo hice con Emilia, aunque esta, me quitó un poco la cara
sorprendida, pero al abrir los ojos, se dejó acariciar un poquito.
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VACACIONES
ESCOLARES CORTAS
Un
dìa, mi tìa Jennifer me avisò que ese dìa serìa el ùltimo dìa
de clase porque salìan de vacaciones por un par de semanas.
La
semana que siguiò a ese dìa, transcurriò sin nada que destacar.
La
abuelita Consuelo, estaba feliz de que por un tiempo no iba a tener
que luchar con los alumnos para que no le pisaran la huerta y
destruyeran sus plantaciones.
Sin
embargo, otro que estaba contento de que llegaran las vacaciones, era
Manuel., ya no necesitarìa estar sobrio ni el Viernes ni el Lunes,
que eran los dìas en que mas le costaba estar “vivo”.
Por
eso, ese Viernes, Manuel me invitò a ir a una fiesta allì por la
calle de detràs del colegio. Era la tìpica fiesta de gente de
trago.
Le
dije a Manuel que yo lo acompañarìa pero que recordara que yo no
bebìa.
El
me dijo que si, que no me preocupara, que tambien habìan Coca Colas.
A
las nueve de la noche partimos a la fiesta, al principio todo iba
muy bien, hasta que Manuel, bastante bebido, se pone a discutir con
unos chicos de allì, de esa parte del barrio.
En
realidad a Manuel le vino eso al que le llaman, “el tabacazo”.
El
tabacazo es algo que le pasa a algunas personas que beben mucho y
acompañan el trago fumando tabaco, pero que de alguna manera ese
tabaco, se mezcla con el trago, sea vino o sea cerveza.
Y
Manuel bebìa vino, y fumaba cigarrillos sin filtro, asì que en
algùn momento, Manuel tiene que haberse tragado, (borracho el), un
poco de las hojas del tabaco y eso debe haberle causado esa “locura”,
porque estaba realmente desaforado amenazando a un grupo de seis
hombres jòvenes que tambien estaban bebidos.
Cogì
a Manuel como pude, y a empujones lo saquè de esa casa.
El
problema estaba que Manuel seguìa amenazando a esa gente, gente que
no se veìa que era de buena cepa.
En
ese momento me preocupè un poco, porque la “patota”, (grupo de
amigos que actùan juntos cuando existe un problema), querìa darle
de cuchilladas a Manuel.
Entonces,
ya en la calle recordè que por allì vivìa un compañero del club
de fùtbol con el que yo jugaba, pero como no sabìa en cual de las
casas vivìa comencè a llamarlo a gritos.
Es
que esa muchachada ya querìa tambièn incluìrme a mi en lo de las
cuchilladas.
Pasados
unos minutos, cuando ya Manuel y yo estàbamos acorralados por esos
enojados jòvenes, entonces sin saber por donde, apareciò mi
compañero de club.
Era
un joven de cerca de un metro noventa y de contextura gruesa y lo mas
importante es que conocìa a los chicos, asì que el los calmò y de
esa manera pudimos Manuel y yo , salir de ese atolladero y caminar al
colegio.
Manuel
entonces se recordò de los empujones que yo le habìa dado cuando lo
saquè de esa casa, y mientras caminàbamos hacia el colegio, me fue
amenazando y diciendome que yo lo había dejado solo, que no lo había
defendido ni apoyado etc. y se me acercaba amenazante.
Así
que cuando llegamos al colegio, (ya eran las dos de la madrugada),
pasamos directamente al fondo, donde estaba nuestra habitación.
Manuel
se tumbó en su cama pero seguía farfabullando de que yo no lo había
defendido y etc..
Asì
que por precaución, ya que si me acostaba en la misma habitaciòn
con el, lo mas seguro es que ya por la madrugada Manuel
despertara, cogiera un palo y me diera con el en la cabeza, es que
optè por dejarlo allì que durmiera la “mona”, y salì de la
habitación, crucè el patio y entré a la cocina.
Ya
en la cocina me acerquè a la puerta de la habitación de mi tía
Jennifer y golpée.
Mi
tía respondió con un “¿que pasa?”.
A
lo que le respondì: “Soy yo tìa, ¿puedo entrar?”
Ella
me dijo que si, y entrè, la abuelita Consuelo estaba durmiendo ya,
acostada en la cama de la izquierda de la habitaciòn, y mi tìa en
la otra cama estaba mirando televisión.
Le
comenté a mi tìa lo que había sucedido con Manuel en la fiesta y
de como estaba Manuel.
Y
le preguntè a mi tía Jennifer si acaso podía quedarme esa noche a
dormir allí.
Mi
tía me respondió que si, que me quedara y que al día siguiente
ella hablaría con Manuel.
Y
se movió un poco a la orilla de la cama para hacerme sitio.
Así
que yo rodée la cama y fui por el otro lado y sin sacarme los
pantalones , levanté la manta, dejándo la sábana con la que se
cubría mi tía, por debajo de mi, así que mi tía quedò debajo de
la sábana y yo quedé con los pantalones puestos y encima de la
sábana. Habré sido imbécil.
Porque
debo confesar que esa noche la pasé muy mal.
Los
calzoncillos me apretaban, el pantalón me producía un calor
agobiante, mi tía se movía inquieta, quizás también incómoda al
estar yo sobre la sábana aprisionandola prácticamente dejándole
poco movimiento.
El
cansancio de la incomodidad al parecer hizo que nos durmiéramos.
Antes
de dormirme, pensaba que estaba muy bien lo que sucediò con Manuel,
porque asì yo podía comenzar a “entrar”, y poder tener una
relación mas cercana, (en términos sexuales), con mi tía Jennifer.
Porque
yo, a fin de cuentas, no deseaba solamente sus turgentes pezones, es
que quería yo poseér completamente su trasero, me excitaba tanto
ver su trasero cuando ella caminaba que solamente pensaba en
encularlo. Donde ella caminara, allì estaba yo tratando de rozar sus
nalgas.
Pero
pasó esa noche, y no sucedió nada, mi juventud quizás, o mi nada
de experiencia, me estaban jugando una mala pasada.
Ya
a la mañana siguiente, mi tía se levantó primero que yo, entonces
pude ver que ella para acostarse, utilizaba una enagua de seda
blanca, y no vi que se le marcara algo así como los bordes de
alguna braga o calzón que llevara puesto.
Por
tanto, mi tía Jennifer, solía acostarse sin calzones, y
lógicamente también sin sujetadores.
Por
lo menos, algo había yo adelantado.
A
lo largo del día, al parecer mi tía Jennifer habló con Manuel, y a
este lo vi que comenzaba a arreglar y a ordenar sus cosas, pero salió
por la tarde y al rato lo vi volver con una botella de vino y se
encerró en la habitación.
Así
que ya por la noche, al ver yo que Manuel seguía bebiendo, pues como
a las once de la noche entré a la habitación de mi tía Jennifer,
y7 la vi que estaba acostada, y sin decirle yo nada, ella me
preguntó. ¿Manuel dónde está?. En el cuarto.- le respondí.- ¿y
sigue tomando?..- me preguntó mi tía.- Si. Le respondí.
Entonces
duerme acà porque Manuel se va mañana de vacaciones.
A
mi se me encendió la excitación... ¡Mi tía me invitaba a
acostarme con ella!!.
Entonces
comencé a cranear mi estrategia. Mi tía dormía sin bragas,
(calzones), sin sujetadores, (sostén), solamente con esa enagua
blanca de seda.
O
sea, especial para mi. Ya no iba a cometer la tontería de la noche
anterior.
Esta
vez avanzaría con más resolución para llegar a mi meta.
La
tele estaba encendida, y la abuelita Consuelo estaba interesadísima
en la película que estaban exhibiendo.
No
sería yo tan imbécil como la noche anterior, y me fui al otro lado
de la cama, me saqué la polera, me quité el pantalón y solamente
quedé con el boxer puesto.
Levanté
las mantas, (con la sábana incluída), y me introduje en la cama, en
principio me acosté de espaldas a la cama mientras mi tía estaba de
costado mirando hacia la orilla de la cama, de hecho estaba
acurrucada y con dos almohadas bajo su cabeza mirando la tele.
Como
la cama, (de hecho el somier), era de esos de alambres enroscados,
pues con el uso ya estaban esos alambres vencidos y es por ello que
quien se acostara en esa cama, sin querer llegaba a estar semi
hundido en el centro.
Y
eso es lo que le pasaba a mi tía, que estaba al centro semi hundida
y acurrucada.
Por
eso, al yo acostarme, sin querer quedé “pegado” a ella, mi
cadera totalmente pegada a su trasero.
Así
estuvimos casi una hora, yo casi sin moverme, pero sintiendo su
blanca y sedosa enagua por mis caderas y mis muslos.
Entonces
acabó la película, y la abuelita Consuelo dijo: “”Jennifer,
apaga la tele que voy a dormir”. Entonces mi tía echó para atrás
las mantas y se incorporó.
Entonces
pude vislumbrar , (a la luz de la tele), que debajo de esa casi
transparente enagua, no llevaba nada, solo su excitante cuerpo
incluyendo ese hermoso, tierno y crujiente culito.
Mi
tía llegó a los pies de la cama, apagó la tele y volvió a
acostarse,.
En
el momento en que se metía a la cama para ponerse como estaba antes
de levantarse, (acurrucada dándome la espalda), yo, ni corto ni
perezoso, aprovechando sus movimientos, me puse también de lado
poniendo mi pubis, (con mi pene ya casi erecto), pegados a su
trasero.
Ella
no dijo nada, era normal que termináramos en esa posición, ya que
la cama obligaba a estar así.
Como
estábamos los dos de costado, yo detrás de ella y pegados, tuve que
subir mi mano derecha entre su cabeza y la mía, pero la izquierda,
al no tener donde ponerla, “”no me quedó mas remedio”” y
“sin querer” , que dejarla caer sobre su muslo izquierdo un poco
mas abajo de su cadera.
Mi
tía no se movió, y yo por un rato no moví tampoco mi mano de allí
, (sobre su enagua claro), esperando que pasara un poco mas la noche,
esperando que ella se quedara dormida.
Mi
pene terminó de erectarse, y quedó “mirando hacia abajo”,
pegado casi a mi muslo, (por efecto de mi boxer), pero sobresalía de
la tela casi la mitad hacia abajo.
Entonces
bajé mas mi mano por el muslo de mi tía y la puse allí donde
terminaba la enagua que estaba un poco mas arriba de su rodilla.
Mi
mano entonces quedó la mitad sobre la enagua y la otra mitad, sobre
su desnuda pierna, y allí la dejé por unos minutos, esperando y
deseando que mi tía no hiciera algún movimiento que me “sacara”
mi mano de su pierna.
Entonces
como no había movimiento por parte de mi tía, comencé a subir mi
mano, sin despegarla de su pierna y arrastrando hacia arriba , su
enagua hasta que mi mano llegó a estar sobre su cadera.
Su
piel, era tersa, deseaba tenerla para mi, deseaba poseerla
completamente.
Estaba
allí, con su culito descubierto, pegado a mi, y mi pene entonces
sintió el calor de sus nalgas que habían quedado, (por lo menos la
izquierda), totalmente descubierta, mientras que la derecha solo
quedó a medias.
Pero
el culito de mi tía estaba lo suficientemente al aire como para que
mi pene, (que seguía estando bajo mi calzoncillo, pero con la mitad
afuera), pudiera pasear mi glande, por su muslo y por su nalga,
mientras mis piernas se “pegaban” a las de ella.
Y
poniendo mi pierna izquierda sobre el interior de su pierna derecha.
(posición natural para dos personas que duermen en una cama que se
hunde por el medio).
De
esa manera pasaron varios minutos hasta que el sueño, (maldito
sueño), me venció.
Sin
embargo , ya de madrugada, comencé a sentir que soñaba, enculando a
mi tía , y que la embestía por detrás mientras ella refregaba su
trasero por mi pene.
De
pronto desperté, y me encontré teniendo a mi tía, tomada con
firmeza de la parte de adelante de la cadera y embistiéndola por
su trasero mientras ella se apegaba a mi pubis y a mi pene, y movía
su culo hacia atrás, hacia adelante y hacia los lados.
Entonces,
cuando en segundos me di cuenta, (despues de despertar) lo que estaba
sucediendo, dejé de moverme, y mi tía , al parecer también
despertó y quizás tambien se dio cuenta de lo que pasaba y dejó de
moverse.
Yo
dejé de presionar su cadera con mi mano , y relajé esta para que
ella notara que yo me volvía a dormir, (caso que no era así).
De
hecho, nos quedamos los dos quietos, y yo comencé a sentir una
pequeña humedad que al parecer había salido de mi pene.
Había
eyaculado, y mi eyaculación había recorrido parte de las nalgas de
mi tía y parte del borde de su enagua.
Yo
sentía en mi pubis, algo de esa humedad viscosa, pero no me moví,
porque si me separaba de mi tía, entonces ya no habría habido
excusa para seguir pegados y habría habido una incomodidad de parte
de los dos por culpa de mi eyaculación.
Así
que yo me relajé y ella por lo visto hizo lo mismo y nos dormimos
hasta la mañana.
Cuando
desperté, casi inmediatamente me levanté de la cama, y fui a
ducharme.
Cuando
salí del cuarto de baño, mi tía estaba esperando la ducha, me
miró, me saludó con un “Hola” y al salir yo, ella entró.
Nada
pasó, nadie dijo nada, nunca pasó.
Y
así transcurrió el día.
Al
día siguiente, cuando salí a hacer algunas diligencias al centro de
la ciudad, de vuelta subí a un bus equivocado que casualmente
pasaba por el estadio de la ciudad.
Así
que decidí bajarme allí , (siempre me gustaron los deportes), y
entré al estadio.
Me
fijé que habían bastantes deportistas de atletismo entrenando tanto
en el campo como en la pista.
Me
acerqué a un señor de edad, que parecía ser el entrenador y
después de saludarle, le comenté mi situación.
Yo
jugaba en un club de fútbol, y lo hacía de delantero, mas
propiamente de puntero izquierdo, (al yo ser zurdo).
Pero
la cuestión es que yo era malo para el fútbol, y aunque era el
goleador, y el que mayormente convertía los goles, pues nada mas era
por mi rapidez.
Es
por eso que quería probar cuán tan rápido era.
Es
señor este me dijo: “Pues ve a la pista y yo te cronometro”
¿Así
mismo como estoy vestido?.- le pregunté.-
“Si,
.- me respondió.- Si eres rápido, tengas puesto lo que tengas
puesto, serás rápido”.
Resultó
que para los cien metros planos era nada mas del montón, pero para
los doscientos, entonces es que era una bala.
Y
eso era porque me costaba mucho salir de los tacos, la salida mía
era lenta, pero ya cuando cogía el tranco, allí si que era rápido.
Por
tanto, si era rápido, también sería un buen saltador de largo.
Y
fue así que poco a poco me metí en ese club de atletismo.
Esto
fue allí, estando aún en el colegio antiguo.
Y
lógicamente, me puse a “pololear” Romina, de 16 años, la hija
del entrenador.
Pero
con ella solo nos tomábamos de la mano y uno que otro “atraque”.
El
“atraque” solo eran manoseos y forcejeos de quién se apretaba
mas al otro, pero de allí , no se pasaba. Era como tener sexo.....
pero con ropa.
Romina
era una chica muy linda y bonita, muy bonita figura.
Debo
decir que me fue bien en cuanto a resultados en los deportes , porque
en salto largo,
fuí
campeón de la competencia entre clubes.
Y
la gente del club quedó de hacerme una fiesta en mi honor-.
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COLEGIO
NUEVO
Cuando
llegó la finalización de las clases en el colegio, (a mediados de
Diciembre), mi tía Jennifer, al parecer alquiló otra casona muy
grande para instalar allí el colegio,
La
nueva casona tenía un terreno bastante grande, en su parte delantera
estaba llena de árboles grandes y frondosos, y el suelo era una
alfombra de hierba verde.
Luego
estaba la gran casona, tenía varias “habitaciones y un par de
salones muy grandes, luego, detrás de la casona había un terreno
que subía , como una pendiente en que la mayoría del suelo era de
arena, y hierba.
Y
a la orilla del muro que hacía de división con la propiedad
adyacente, pues estaba desde el principio hasta el final del terreno,
lleno de árboles grandes y frondosos.
Y
al final ya del terreno, en la parte de arriba, dominaba una piscina
de grandes dimensiones, rodeada por hierba y unos cuantos árboles
medianos que procuraban sombra a su alrededor.
Al
término del colegio nuevo, había como un cerro de rocas que el
espacio que había entre algunas de ellas se asemejaban a unas
cuevas, y servían para meterse allí cuando uno quisiera que nadie
lo encontrara je je .
A
un costado de la piscina, había una serie de tres cuartos
contiguos, en el que uno servía para guardar las herramientas con el
que se mantenía la piscina y sus alrededores, los otros dos estaban
vacíos, o sea, para mi y mis sexuales ideas..........todo era un
paraíso.
Mi
tía Jennifer un día, (un 3 de Enero y estando aún en el colegio
antiguo, Manuel llegaría cerca del mes de Marzo), me dijo:
“Martín,
debemos trasladar todo lo de acá al colegio nuevo, pero antes
debemos limpiar allá, así que hoy comenzaremos a llevar las cosas
de aseo, y mañana llevaremos mantas y un colchón porque tendremos
que quedarnos allí de vez en cuando, hasta que terminemos de
trasladar todo”.
El
camino de un colegio a otro no era muy largo, pero si lo suficiente
como para no tener que andar volviendo cada día.
Así
que ese día por la mañana, mi tía y yo llevamos varios utensilios
de aseo.
Cuando
llegamos, vimos que la gran casona, (o sea el nuevo colegio), quedaba
a la orilla del río San josé,
y
aunque este la mayor parte del año estaba seco, cuando llegaban las
tormentas dela cordillera lejana, este río llegaba a producir
inundaciones graves en la comarca por el caudal que solía llevar.
En
el mapa se podrá ver lo que era la inmensa casona, o el ya colegio
de mi tía Jennifer.
El
primer día que llegamos mi tía y yo, hicimos un recorrido por todo
el colegio.
Llegamos
hasta la piscina y allí mi tía me dijo que yo en ese mes haría un
curso de monitor de natación para que fuera el monitor y cuidador de
los alumnos que fueran a la piscina.
Porque
mi tía vió en la piscina, otra fuente de ingreso que redundaría en
una mejor vida, y de paso los alumnos y sus familias podrían
pasarlo muy bien un par de días a la semana..
Yo
asentí a esa propuesta de mi tía y pensé que si, que yo trataría
de pasarmelo muy pero muy bien.
Luego
revisamos las salas y estuvimos “diseñando” cuales serían para
cuales cursos etc. y vimos una sala especial para párvulos, tenían
todas unos grandes ventanales por las que se podían ver la
inmensidad de tantos árboles.
Ese
primer día, hicimos aseo a unas cuantas que serían las salas de
estudio de los alumnos. Ya cerca de las nueve de la noche comenzamos
a marcharnos de allí, salimos a la calle y vimos que estaba
oscureciendo rápidamente y que la calle por la que teníamos que
transitar era larga, muy larga y solitaria, y encima....oscura ya que
no tenía farolas.
Llegamos
al antiguo colegio y mi tía se duchó primero, después lo hice yo
y nos acostamos en su cama pero sobre las mantas, porque teníamos
aún mucho calor y de rendidos que estábamos, nos dormimos.
Como
a las doce de la noche, la abuelita Consuelo, que viajaba al día
siguiente muy temprano, porque tenía que volver a su hogar que
quedaba en la capital a mas de mil kilómetros de distancia, pues nos
despertó y nos tenía preparado un a buena taza de café con leche y
unos sandwich de mermelada con queso blanco.
Mi
tía que no le gustaba mucho el café con leche prefirió servirse
ella un té solo. La abuelita entonces se acostó y nosotros nos
quedamos comiendo esa deliciosa “merienda”.
Entonces
mi tía, después de comer, se levantó, fue al baño y cuando a los
cinco minutos volvió, venía con su sedosa enagua blanco invierno
puesta en su cuerpo , (nunca dijo algo acerca de lo que pasó esa
noche, acerca de mi semen en su enagua), y como era su costumbre, sin
nada debajo.
Yo
tuve que contener mis ansias porque casi exclamo en voz alta. “”Que
cosa mas rica””. Menos mal que me di cuenta a tiempo y cerré mi
boca.
Mi
tía me dijo que me levantara un momento de la cama, entonces ella la
abrió, (quitó las mantas), y se acostó, dejando mi lado abierto,
con las mantas atrás para que yo me acostara a su lado.
Yo
me quité el pantalón quedando solamente con un boxer puesto, y me
acosté a su lado, quedando totalmente pegado mi cuerpo a su cuerpo.
Creo que para ella eso era natural, no había en ella nada que
pudiera mostrarme algo como que lo hacía para provocarme o algo
parecido, fui entendiendo que mi tía, era así.
Era
como si ella dijera: “”Eres mi sobrino, yo soy tu tía, y no pasa
nada, no hay ningún problema, puedo mostrarme ante ti ya que somos
familiares””. Pero yo......
¡No!!!
Yo no pensaba así.
Para
mi ella tenía que un día, el menos pensado, ser totalmente mía,
nada de sobrino o tía o lo que sea, mi tía Jennifer, sería mía
costase lo que costase, como si tuviese que atarla completamente para
poseerla.
Es
que cada día me entraban a mi mente, mas y mas deseos hacia ella, se
estaban volviendo incontrolables, una vez al día me encerraba en el
baño y me masturbaba solamente pensando en ella, estaba ciego de
deseos por ella.
Los
recuerdos de haberla visto , (cuando yo de pequeño), totalmente
desnuda desde ese agujero que había en la puerta de mi habitación
que daba al cuarto de baño.
Agujero
que apuntaba directamente a la bañera, habiéndose quedado pegados
en mis deseos ese trasero tan tierno de mi tía y esos grandes
pezones, es que de verdad que me tenían loco.
Día
y noche pensaba, craneaba, maquineaba la forma de hacerla mía, era
imposible que de la forma en que estaban sucediendo las cosas, yo no
la hiciera mía.
Encima
de que al día siguiente, otra vez dormiríamos juntos y a solas, y
ahora donde nadie escuchara, ya que el nuevo colegio estaba casi
lejos de todo vecino, y podía poseer a mi tía día y noche, y nadie
se daría cuenta.
Pensando
e imaginando todas esas cosas, me di vuelta quedando mi tía dándome
la espalda y con su trasero bien apegado a mi pubis, (como esa vez de
lo de Manuel).
Esta
vez pasé mi mano izquierda por debajo de su brazo y la puse con mi
palma abierta, sobre su cara, pero suavemente, ella no dijo nada, no
se movió como rechazo a esa acción, así que de esa manera la dejé
un buen rato.
Le
estaba mostrando a mi tia que comenzaba a ser mía, mientras ella se
dejaba porque se sabía sumisa ante mí.
Con
mi pene erecto, puesto hacia arriba pegado a mi pubis, sobresaliendo
por la parte superior de mi boxer, muy bien asentado entre las nalgas
de mi tía, pero por sobre su enagua, de rendido de haber trabajado
mucho limpiando salas en el otro colegio, pues me dormí.
Desperté
bastante pronto por la mañana.
Serían
las seis de la mañana y me encontré que tenía a mi tía muy
apegada a mi, abrazándola con mi mano izquierda, y mi pierna
izquierda sobre su pierna derecha y bien apegada por detrás de su
pierna izquierda
Prácticamente
la tenía atenazada, solo faltaba que mi mano derecha pasara por
debajo de su cintura para completar ese atenazamiento, pero claro, no
podía hacerlo, aún no era el tiempo adecuado.
Yo
ya había diseñado el lugar, (en el colegio nuevo), y la forma,
(esa era variable), en donde la haría completamente mía..
Después
de un rato, despertó la abuelita Consuelo, y se levantó para
ordenar las cosas que pondría en la maleta.
Y
allí sentí moverse a mi tía que seguro también al igual que yo ,
se había quedado profundamente dormida, entonces me retiré
suavemente como si fuese por casualidad, y me separé de su cuerpo
para darle libertad de desperezarse y a continuación levantarse.
Entonces
mi tía se levantó de la cama, y cuando lo hizo, pude observar otra
vez bajo su enagua, esas hermosas y tiernas nalgas que ….¡¡que
culito mas delicioso y tierno el de mi tía Jennifer!!. .- me dije
para mis adentros.- .
Yo
voy a llevar a mi mamá al terminal de autobuses, .-me dijo mi tía
.-, mientras se ponía por los pies una falda ceñida que le costó
subir, y que mientras se esforzaba por ponérsela, lo que hacía era
dejarme ver sus nalgas ya que mientras ella subía la falda, también
subía la enagua.
Y
pude ver, un poco de esas nalgas que me tenían loco.
Así
que tu lleva.- continuó diciéndome.- al colegio nuevo, (ya
habíamos comenzado a llamar al otro colegio, “colegio nuevo”).
Una
manta y sábanas y un par de velas y una caja de fósforos,
(cerillas).
Bien
tía.- le respondí.-
Y.-
añadió.-
cuando
vuelva de dejar a mi mamá, nos llevamos entre los dos este colchón
para allá.
¡Claro!.
Tenía que ser entre los dos, porque la calle para llegar al colegio
nuevo era larga, pero muy larga.
Lo
de las velas era porque aún no habían ido a restaurar la energía
eléctrica.
Como
a las 8:30 mi tía Jennifer con mi abueli, partieron para el
terminal de autobuses.
Yo
me levanté, me duché para refrescarme,
me
bebí una taza de te con un pan con queso,
cogí
todas las cosas que mi tía me había dicho que llevara.
La
manta y las sábanas las metí en una bolsa grande junto con dos
velas y una caja de cerillas.
Y.
(esto es un secreto), cogí de su ropero, de uno de los cajones, tres
pañuelos grandes de seda que mi tía utilizaba en los inviernos y
que ya los tenía guardados porque se acercaba el verano.
Estos
pañuelos serían parte de mi estrategia sexual para mas adelante,
es que quería tenerlos a mano para cuando llegara el momento en que
poseyera a mi tía.
Había
visto, (en el cuarto de baño grande allí en el colegio nuevo), una
pequeña estantería allí arriba sobre el espacio que había, (un
armario empotrado), donde se colgaban las toallas y trajes de baño.
Esta
estantería estaba a una altura tal, que mi tía no podía alcanzarla
ni aún estirando sus brazos hacia arriba, ni subiéndose a una
banqueta de unos treinta centímetros de alto.
Encontré
que era especial para ir guardando allí , mis otros implementos
sexuales, como una pluma grande que hay colgada de adorno en medio de
una sala del colegio antiguo, y un cinturón de cuero de pantalón de
hombre, con su correspondiente hebilla de bronce que hay en algún
cajón del ropero de mi tía Jennifer.
La
pluma no se si es de ganso o de pavo, pero es grande fuerte y
flexible.
Esa
pequeña estantería que estaba allí sobre el armario empotrado en
uno de los muros del cuarto de baño, sería mi cofre del tesoro.
Así
que me encaminé hacia el colegio nuevo, llevando al hombro la bolsa
en que dentro llevaba la manta, las dos sábanas, las dos velas, la
caja de cerillas, y en mis bolsillos, los tres pañuelos grandes de
seda.
Me
quedé toda la mañana limpiando las salas allí en el colegio nuevo,
y me dediqué también a limpiar el cuarto de baño.
Este
era grande, bastante grande.
La
puerta de entrada al cuarto de baño era de cristal, de ese como
arrugado, que solo dejaba ver las siluetas de quienes estaban dentro.
Apenas
uno entraba, ya a su izquierda estaba ese armario empotrado con la
estantería allí arriba que sería mi “cofre del tesoro”.
Luego
a continuación seguía el muro que daba a uno de los patios, en ese
muro estaba el lavamanos, el bidé y ya un poco mas arriba de mi
cabeza, una pequeña ventana sin cristal que dejaba entrar la brisa
en los días de mucho calor.
En
el siguiente muro, el que quedaba al frente del muro del armario
empotrado, estaba la taza del excusado o el water, y un espejo que
iba desde el suelo hasta casi el techo, uno se paraba frente a el, y
podía verse entero.
Y
pegado al muro que quedaba frente al muro de la ventana pequeña,
estaba lo más importante para mi..
La
dichosa bañera, esta era blanca, sin pifias por ninguna parte, o sea
muy bien cuidada, y lo importante, bastante larga, yo cabía
completamente estirado dentro de ella y aún así, sobraban como
cuarenta centímetros.
Algo
tendría yo que inventar, para que ese cuarto de baño, y
especialmente la bañera, fueran testigos de algún enculamiento que
le daría yo a mi tía Jennifer.
Es
que era todo el día, no paraba de pensar en la manera de poseer
sexualmente a mi tía.
Cada
rincón de ese nuevo colegio, era para mi, parte de un instrumento
que serviría a mi propósito de poseer sexual y completamente a mi
tía Jennifer.
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Cuando
estaba en lo mejor limpiando el cuarto de baño, apareció mi tía
Jennifer.
Traía
un bolso de mano colgando de su hombro izquierdo y se le veía muy
contenta, dejó el bolso en el suelo y subiéndose un poco el vestido
para bajarse las bragas, (calzones) , y sentándose en la taza del
baño con la clara intención de orinar, me dijo:
Traje
un regalo.-
Será
algo interesante.- le repliqué yo.-
Y
estirando la mano cogió su bolso y sacó de dentro un mazo de naipe
inglés.
Ella
tenía la costumbre de jugar con la abueli Consuelo al Carioca, un
juego donde se utilizan doce cartas en la mano y se comienza
tratando de hacer un trío de cartas con números iguales y un par,,
y se supone que hay que “bajarse” con ello y poco a poco ir
eliminando las cartas que le quedan en la mano, al ir “robando”
de un montón de cartas que quedan en la mesa.
Luego
hay que armar dos tríos, y así sucesivamente hasta terminar en que
hay que completar una escalera del mismo color y de la misma pinta.
Gana
quien tiene al final del juego.... menos puntos, porque cuando uno se
“baja” y luego se descarta de todas las cartas que le han quedado
en la mano, en teoría gana esa partida, (el juego aún no).
Y
al que le quedaron cartas en la mano se cuentan lo que esas cartas
valen y se van sumando como puntos de pérdida.
Así
que le contesté a mi tía, ¡¡Que bien, así podremos entretenernos
algo. ¡Si!, me dijo mi tía, y podemos jugar apostando. ¡Claro que
si!.- le repliqué e inmediatamente se me vino a la cabeza lo que
“apostaríamos”.
En
cuanto a que mi tía entró al cuarto de baño casi corriendo y
mientras entraba se iba subiendo el vestido y casi al mismo tiempo
bajándose las bragas para sentarse en el water.
Debo
decir que mi tía, era así de natural, yo en principio pensaba otra
cosa, pero al ver que esas cosas las hacía de manera normal estando
yo presente, pues lo vi esa vez, normal.
Y
lo digo porque allí comprendí que cuando yo era pequeño, y en otra
ocasión, (la segunda), en que vi a mi tía Jennifer desnuda, fue
tambien en el cuarto de baño.
Esa
vez que yo entré a lavarme las manos y la cara, (con siete años), y
mi tía entró detrás de mi , se quitó toda la ropa y se metió a
la bañera y comenzó a ducharse.
En
esa ocasión, también admiré su cuerpo, sus nalgas y sus grandes
pezones.
Bien,
pero retomando el punto en que mi tía saca el mazo de cartas del
bolso, me pregunta:
¿Sabes
jugar al Carioca?. Pues no.- le respondo.-
Bien.-
dice ella.- no te preocupes que yo te enseñaré como se juega.
¡¡Ya!!!
.- le dije yo.-
Contento
de que poco a poco mis maquiavélicos planes en cuanto a poseer a mi
tía Jennifer, iban adelantando .
Se
levantó del water, se limpió, se subió las bragas, (calzones), y
el vestido cayó suavemente por la fuerza de gravedad cubriendo parte
de sus piernas casi hasta las rodillas y salió del cuarto de baño.
Terminé
de limpiar el cuarto de baño y fui donde mi tía que había entrado
a la cocina a hacerse un té.
Y
entrando yo a la cocina le pregunté:
¿
Por qué llegó tan contenta tía?.
Entonces
ella sonriendo me dijo que, después de haber ido a dejar a la abueli
al terminal de autobuses,
fue
a la Dirección del Ministerio de Educación, y se encontró con la
buena noticia de que ya habían homologado al colegio nuevo.
Y
añadió sonriendo: “Habrá que celebrarlo algún día de estos”..
¡¡Si!!
le contesté efusivamente!
Pensando
yo para mis adentros:
“Ya
se yo la forma que que vamos a celebrarlo”.
Es
que es cierto, cada cosa, cada palabra que escucho de mi tía o frase
o acción, siempre la llevo a ese momento, al momento en cuando
poseeré completamente a mi tía Jennifer.
Ya
como a las seis de la tarde, después de merendar unos sandwich que
trajo mi tía con unos refrescos, encaminamos nuestros pasos a
buscar el famoso colchón.
Cuando
lo traíamos, tuvimos que hacer bastantes “paradas” porque era
incómodo de trasladar, yo lo llevaba por delante y ella por detrás,
como lógicamente yo era mas fuerte, pues lo cogí casi de la tercera
parte, así que podría decir que lo llevaba solo.
Llegamos
al colegio nuevo, y pusimos el colchón en el suelo de lo que iba a
ser la habitación de mi tía. Y después de ello, rápidamente me
fui a duchar. Apenas salí de la ducha medio desnudo, entró mi tía
Jennifer con una bata de baño.
Mientras
yo frente al espejo me sacudía el cabello, ella entraba a la bañera
y sacándose la bata comenzó a refrescarse, al quitarse ella la
bara, pude ver su hermoso cuerpo llamándome.
Yo
salí casi sin mirarla, (sentí que no debía mirarla, quizás por
respeto de que fuera mi tía o quizás porque no me habría podido
contener, pero por algo fue.) Lo único que se, es que esa noche, yo
dormiría con ella en ese colchón.
Entonces
escuché a mi tía llamarme desde el baño.: “¡Martín!, ¡Martin!.
Tráeme la toalla por favor”. Ahora mismo tía .- le contesté
desde el pasillo, y fui a la que sería su habitación.-
Busqué
una toalla, y no encontraba ninguna, hasta que no rebusqué en su
bolso, y allí la encontré.
Abrí
la puerta del cuarto de baño que estaba entreabierta, y entré
llevando la toalla en mi mano derecha, mientras con mi mano
izquierda, (sin que se notara), sacaba mi pene, y lo refregaba en la
toalla, (quería dejar en su toalla el aroma de mi pene incrustado).
Cuando
pasé por el lado de mi tía que estaba sentada en la bañera
cubierta de agua hasta casi el ombligo, ella me dijo: “”Déjala
arriba del lavamanos”. Y allí la dejé.
Entonces
cuando me giré, quedé mirando a mi tía Jennifer, sus piernas, sus
brazos con sus manos cubriendo apenas sus pechos, y me dijo:
“Martín, friégame la espalda ¿quieres?.”.
Bueno.-
le respondí.- y cogiendo una esponja de la misma bañera allí en el
agua, me incliné y con mi mano derecha comencé a pasarle la esponja
a mi tía por toda la espalda.
Si
hubiese sido más valiente, si hubiese sido más decidido, me habría
metido a la bañera por detrás de ella, me hubiese sentado por
detrás de ella y le habría pasado la esponja no solamente por la
espalda, si no por todo su frente, y especialmente por sus pechos.
Pero
¡no!. Me quedé allí , “acariciando “ su espalda, nada mas
que eso.
De
repente le digo que ¡ya terminé!, y dejé la esponja en el agua,
Y
luego salí del cuarto de baño.
Como
ya se hacía de noche, mi tía me dijo que cogiera las velas que
estaban en la cocina, (ella estaba a medio camino, entre la cocina y
el que sería su habitación”.
Cuando
cogí las velas, las encendí y caminé por ese pasillo hasta
encontrarme con mi tía Jennifer.
Ella
me dijo : “Yo llevo las velas, tu dirígeme, claro, porque yo al ir
detrás de ella, no veía nada hacia adelante, así que cogí a mi
tía por la cintura, la rodée con mis brazos y la levanté un poco,
lo suficiente como para que ella se subiera sobre mis pies.
Y
así nos fuimos caminando, yo abrazándola por la cintura y ella
encima de mis pies llevando las dos velas..
Cuando
llegamos a la habitación, mi tía acomodó las velas sobre unos
platillos que encontró por la cocina, estiró la sábana sobre el
colchón y se sentó sobre el al modo oriental.
Yo,
por mas que intenté, no hubo caso, ni modo oriental ni nada, me puse
de costado con el codo sobre el colchón y frente a mi tía,. Es que
iba a comenzar al juego de cartas en que mi tía me enseñaría a
jugar “Carioca”.
FEBRERO
A FINALES
Esa
tarde comenzaron a llegar mis compañeros del club de atletismo y de
otros clubes.
Los
llevé a una sala, que mas que sala era un salón muy grande.
Algunos
comenzaron a instalar los implementos que habían traído, como
parlantes, micrófonos, dos tocadiscos, y mucha bebida de la una y de
la otra.
Como
por ejemplo Colas, y vino tinto y vodka y ron.
Ya
cerca de las 21:00 comenzó en serio la fiesta de celebración por
mis triunfos en la pista de atletismo.
Poco
tardó para que los primeros fiesteros estuvieran ya medio ebrios.
Suelen
ser esos que beben y beben pero no comen, o sea no afirman el
estómago.
Ya
cerca de la 1 de la madrugada , la gran mayoría no sabía ni
siquiera donde estaba.
Unos
estaban dentro de la piscina, chapoteando, (menos mal que estaba de
agua hasta la mitad nada mas),.
Alguien
me dijo (mientras yo bailaba con Romina, la hija del entrenador, que
unas chicas estaban en el cuarto de baño, (el grande), y que al
parecer habían roto algo.
Así
que fui a ver, y efectivamente habían roto una jabonera de
porcelana.
Les
conminé a que se fueran al otro cuarto de baño, (mas pequeño),.
Cuando se fueron, arreglé un poco el desastre.
Salí
del cuarto de baño, y en vez de devolverme por el camino de la
cocina, (que era mas corto para llegar al salón de baile), me
encaminé hacia la derecha para salir por la sala de parvularios al
patio del frente, el que da al portón de calle, mas que nada para
controlar un poco como estaba todo..
Pero
al caminar por el pasillo , me encontré pasando frente a la puerta
de la habitación de mi tía Jennifer.
Entonces
sentí algo en mi interior, algo muy raro pero a la vez excitante.
Algo
que no puedo describir tan sencillamanete, pero mi cerebro comenzó
a trabajar muy rápidamente.
Y
puse mi mano izquierda sobre la manilla de la puerta, y con la
derecha di tres golpes suaves, y llamé diciendo: “”Tía
Jennifer, ¿está ahi?.
Tía.-
volví a decir.- ¿está dormida?..
Como
nadie contestó, (yo sabía que mi tía estaba allí acostada porque
se acostó bastante pronto).
Entonces,
me fui hacia la cocina, busqué en un armario un frasco pequeño que
tenía unas dos pastillas para poder dormir.
Esas
me las había dado el entrenador de atletismo, cuando le dije que
me costaba mucho conciliar el sueño, pero nunca las utilicé.
Cogí
una pastilla, la puse dentro del moledero, que es un cuenco de
madera, con una maza pequeña con la que se aplastan algunas especias
como el ajo o la pimienta etc.. hasta que quedan totalmente
trituradas, y molí la pastilla hasta que quedó como un polvo
blanco.
Luego
cogí un vaso, puse dentro de el la pastilla ya molida, y lo llené
con vino tinto de una botella que estaba allí en la alacena
esperando ser abierta para la celebración del colegio, (en su
inauguración),.
Con
una cuchara revolví y revolví hasta que se perdió todo vestigio
de que allí dentro del vaso había una pastilla.
Entonces,
cogí el vaso, la botella, pasé por el cuarto de baño, cogí de mi
“cofre del tesoro” los tres pañuelos de seda, y con todo ello
,me dirigí hacia la habitación de mi tía Jennifer.
Volví
a golpear tres veces la puerta, y llamé: “¡Tía!. ¿Está
despierta tía?.
Como
no contestó.
Entonces
giré despacio la manilla, y la abrí un poco.
Las
puertas del colegio nuevo no tenían pestillos ni pasadores, ya que
era por seguridad de los alumnos, para que no se quedaran por
casualidad encerrados.
Como
en la oscuridad no veía nada, pues abrí mas la puerta y recién
pude vislumbrar algo.
Mi
tía estaba cubierta hasta casi los ojos con las mantas, y sus manos
cogiéndolas como si estas fuesen un escudo protector, (igual como se
tapa Emilia),.
La
ventana que daba al patio de salida, tenía una cortina gruesa que
hacía que la habitación fuese oscura, por tanto, aunque la noche
estaba estrellada y con luna llena, la gruesa cortina tapaba la
entrada de la luz.
Y
en el pasillo, las chicas habían quebrado la bombilla, por tanto no
se veía bien.
Pero
entré, me senté al borde de la cama, y le dije a mi tía: “”Vamos
tía a bailar, que la fiesta está muy buena”.
Mi
tía no me respondió, pero lanzó algo como un gemido, y movió la
cabeza negativamente.
Deposité
en el suelo a un costado de la cama la botella de vino y el vaso,
los pañuelos los dejé sobre la cama a la altura de los pies de mi
tía.
Noté
que mi tía no se movía, estaba en la misma posición, de costado
mirando hacia la parte de afuera de la cama, pero cogiendo las mantas
con sus manos y llevándo las mantas hasta taparse casi sus ojos..
Entonces
le dije: “”Tía, ahora es el momento en que tenemos que celebrar
la inauguración del colegio nuevo, aprovechemos la fiesta”.
“Así
que.- continué diciéndole.- traje una botella de vino para que
celebremos.
Mientras
le hablaba así a mi tía Jennifer, con mi mano derecha arreglaba
suavemente su cabello, como dándole a entender que no me tuviera
miedo, que yo no estaba borracho, (ella no sabía que yo no bebía
licores).
Como
mi tía no decía nada, (seguro estaba nerviosa), cogí el vaso con
vino.
Entonces
miré a mi tía y teniendo yo el vaso en mi mano izquierda, cogí su
cabeza por detrás, (mas bien del cabello),, y se la levanté un
poco.
Mi
tía, trató en un momento resistirse a ello, pero al ver mi
determinación al cogerla del cabello, pronto dejó de hacerlo.
Eso
hizo que mi tía se sintiera obligada a levantarse mas aún, hasta
que forzosamente tuvo que bajar los pies de la cama y sentarse.
Tengo
sueño.- me dijo con la cara medio escondida y como bostezando.-
Entonces
la cogí firmemente del brazo izquierdo y la casi obligué a sentarse
recta, y puse el vaso lleno de vino, tocando sus labios y le dije
imperiosamente:
“” ¡¡Brindemos
por el colegio, .- y añadí susurrándole al oído.- y bébaselo
todo!!.
Luego
dormirá tranquilita.
Mi
tía me miró, quiso negarse a beber, pero yo la miré como con enojo
y
diciendo esto, le cogí la barbilla y puse el vaso sobre sus labios,
con una leve inclinación, y entonces mi tía abrió la boca un poco
y se puso a beber.
Luego
ella tímidamente cogió el vaso de mi mano, y bebió hasta que
terminó todo el vino del vaso.
Cogí
nuevamente el vaso y la botella y lo volví a llenar de vino,.
Al
pasárselo en la mano le dije; “”Brindemos ahora, porque en este
nuevo colegio nos vaya bien”.
Y
terminando de decir eso, le ayudé a su mano, (que tenía el vaso
lleno con vino), a llevárselo a la boca y comenzar otra vez a beber.
Mientras
ella bebía en silencio, yo, con mis manos la cogí de la cintura y
la puse de pié.
Ella
estaba con su enagua de seda, y al ponerla de pié, alcancé a tocar
un poco mas abajo de su cintura y noté que , no tenía las bragas ,
(calzones), puestas.
En
ese momento se escuchaba desde el salón de fiesta, una melodía de
esas canciones lentas, así que abrazándo a mi tía por debajo de
sus hombros, y atrayéndola hacia mi, le dije: “Ahora bailemos”.
Yo
estaba sorprendiéndome de que mi tía estuviese tan sumisa conmigo,
pero en principio no le di importancia, pero si yo con mi mano
tocaba su cabeza dándole un par de golpecitos en su nuca, ella
inmediatamente acercaba su boca a mi cuello y se ponía a besarlo.
Esos
golpecitos eran para ella como una orden.
Sin
embargo yo no sabía el por qué mi tía estaba siendo tan sumisa,
tan obediente.
No
sabía yo cual era la razón de que me obedeciera en silencio, sin
reclamar.
¿Sería
quizás que mi tía ante mi se sentía totalmente desvalida?.
¿O
quizás era el nerviosismo de saber que esos momentos serían los
momentos en que sería poseída por mi?.
¿O
ella en su interior quizás estaba deseosa de que eso pasara y poder
entregarse libremente a mi ya que durante tanto tiempo siempre se
estuvo a punto pero nunca pasó nada?.
¿Podía
ser el nerviosismo de tener tanta gente en la casona y que ella no
conociera a nadie?.
¿O
podía ser que se daba cuenta de que yo, ya estaba decidido a
poseerla, y la mejor manera era entregarse a mi sin chistar pero
estar lo menos consciente posible, (por lo de haberse bebido los dos
vasos llenos con vino?.
Como
esas veces que teníamos roces casi totalmente sexuales, pero que los
dos hacíamos como que no los habíamos tenido, como cuando la vez
esa de Manuel, en que me acosté con ella y le manché la enagua con
semen, pero ni ella ni yo , dijimos “ni pío”?.
Yo
me inclinaba mas por lo de que quería quedar inconsciente ya que
sucediera lo que sucediera, ella tendría el argumento de haber
estado “dormida”, de que no estaba enterándose de lo que le
pasaba.
Aunque
pensándolo bien, yo creo que todas las posibilidades aportaban con
algo y eran las correctas.
Mi
tía se bebió todo el vino del vaso y ya había hecho yo que
pusiera sus brazos alrededor de mi cuello, y su cabeza apoyada en mi
hombro mirando hacia mi cuello.
Yo
me estaba moviendo suavemente, y hacía que ella se moviera conmigo.
Pero
ahora que tenía rodeado mi cuello con sus brazos y su cabeza caída
mas que apoyada sobre mi hombro.
Es
que puse mi pierna derecha entre sus dos piernas y dejando mi mano
derecha sobre su espalda a la altura de su cintura, la atraje hacia
mi.
En
un momento, con mi mano derecha le di otra vez, dos golpecitos en la
nuca, y ella inmediatamente, puso su boca en mi cuello y comenzó a
besarlo.
Estaba
dominandola, ella estaba comprendiendo de que sería mía.
Mi
mano izquierda la puse sobre su trasero, mas bien sobre su nalga
derecha y masajeándola y haciendo presión, la apegaba a mi cuerpo
de tal manera que su pubis y su sexo, se friccionaban en mi pierna.
Y
algo hermoso sucedía también.
Pezones....
esos hermosos, grandes y turgentes pezones, estaban presionando mi
pecho.
Y
yo la movía, (presionando su espalda), cosa de que ella sintiera
como sus pezones se friccionaban sobre mi pecho y como su sexo estaba
atenazado prácticamente por mi pierna, a la altura de mi muslo,
casi levantándola por su vagina.
Así
estuvimos un buen rato, incluso hasta después que terminó la
canción.
Entonces
me acerqué a la cama bailando con mi tía, moviéndonos
cadenciosamente, e hice que se sentara nuevamente sobre el borde de
la cama mientras yo me inclinaba para llenar otra vez el vaso.
¡Venga
tía! .- le dije a mi tía, casi ordenándole que se levantara.-
Al
hacerlo, le pasé el vaso con vino, y luego de cogerlo a
regañadientes, y comenzar a bebérselo a sorbos, yo la cogí
nuevamente con mi brazo derecho de la espalda y con el izquierdo de
su trasero, que ella comenzaba a moverlo como para defenderlo de ese
ataque de masajes que le daba con mi mano.
Mi
tía se bebió la mitad y quería pasármelo, pero le dije que no,
que tenía que bebérselo todo, así que cogiéndola por el cabello
detrás de la cabeza, la sujeté firmemente y tomé su mano que
tenía el vaso y le acerqué a su boca y la hice beberse todo lo que
quedaba de ese tercer vaso de vino.
Cuando
terminó de beberse el licor, cogí el vaso y lo tiré a la cama y le
dije a mi tía que me abrazara del cuello , mientras yo con mis dos
manos la cogía de las nalgas.
Poco
a poco, mientras nos movíamos lentamente, noté que mi tía
comenzaba a tastabillar y a dejar caer la cabeza sobre mi hombro
como adormilada, gimiendo entrecortadamente.
El
alcohol y la pastilla para dormir del primer vaso de vino seguramente
estaba haciendo efecto.
Entonces
al estar cogiéndola de las nalgas, la sujeté fuertemente y la
levanté del suelo unos veinte centímetros, manteniéndola bien
apretada a mi, mientras mi pierna derecha seguía “incrustada”
entre sus dos piernas.
Así
es como yo quería tener en esos momentos a mi tía Jennifer, y
seguro que así es como ella quería estar poco a poco siendo
poseída por mi.
Ya
que las veces anteriores ella nunca estuvo realmente dormida o
inconsciente, como para no darse cuenta de lo que sucedía.
Solamente
nos hacíamos los dormidos o que no nos enterábamos, excepto esa vez
de lo de Manuel
Por
eso ahora, y en estos momentos, todas las condiciones estaban dadas,
para que mi tía Jennifer fuera total y completamente mía.
Ya
que la única manera de que mi tía se sintiera poseída por mi, era
entre ebria, (borracha), y dormida como lo estaba ahora.
Entonces
con ella cogida entre mis manos de las nalgas, y levantada del suelo
unos veinte centímetros, y su vagina y pubis siendo friccionado por
mi pierna derecha, y con sus brazos rodeándome el cuello, mientras
su cabeza mirando a mi cuello descansaba sobre mi hombro, di unos
cuantos pasos y me incliné hacia la cama para ponerla allí.
Cuando
lo hacía, escuché que mi tía, balbuceaba algunas palabras como por
ejemplo: “Martín, ¿que me has dado?. Soy tu tía Martín”. Y
entre balbuceos y balbuceos, se quedó dormida.
La
deposité con cuidado sobre la cama y fui hacia la puerta, cogí
una silla y la puse un poco inclinada debajo de la manilla, para
evitar que alguien quisiera entrar.
Ese
era mi tiempo tan deseado, ese era el momento en que por fin , mi tía
Jennifer, sería total y completamente mía.
Me
acerqué a la cama, ya mis ojos se habían acostumbrado a la tenue
luz que había en la habitación.
La
miré, y seguramente por efecto de las bebidas, mi tía dormía
profundamente.
Así
que para probar si ella estaba dormida, la cogí del cabello, por
detrás de la cabeza, y le levanté un poco la cabeza y soltándola
la dejé caer sobre la cama.
Ella
no lanzó ni un gemido, ni hizo algún movimiento como para demostrar
que estaba algo despierta.
Entonces,
con mis manos tomé de sus hombros los tirantes de su enagua, y los
comencé a deslizar por sus brazos hacia abajo.
La
enagua aún le cubrían sus senos así que cogí la enagua del
centro, (entre medio de sus senos), y la deslicé hasta llevarla a
la altura de su estómago.
Entonces
pude contemplar la hermosura de sus pezones, que estaban como
llamando a mi boca para ser chupados, turgentes y deseosos de ser
succionados.
Me
tenían extasiados, eran mas hermosos de lo que yo recordaba.
Mientras
sus senos dispuestos a ser parte de mi boca esperaban también ser
acariciados por mi lengua y mis labios.
Le
retiré la enagua hasta las rodillas y mientras lo hacía pude
admirar su pubis, (con algunos rubios rizos), su vagina, sus labios
mayores, de verdad que mi tía era muy deseable.
Le
retiré la enagua por los pies y entonces mi tía Jennifer quedó
totalmente desnuda ante mi.
Admiré
sus bien contorneadas piernas, yo estaba totalmente excitado y mi
pene ya no podía soportar tanta espera.
Entonces
me quité el short, y quedé desnudo.
Así
que me tumbé a su lado estando ella de espaldas a la cama y yo de
costado.
Pasé
mi brazo derecho por sobre su cintura pero acercando mi mano a su
seno izquierdo, lo cogí y comencé a apretarlo intermitentemente,
como cuando se ordeña las ubres en una vaca, dejando que su pezón
sobresaliera de entre mi dedo índice y mi pulgar.
Me
quedé admirando su pezón derecho que estaba erecto como desafiando
a mi boca, y comencé a chuparlo.
Al
principio bien suavemente, pero cada chupada que venía era mas y mas
fuerte y con bastante ímpetu.
Y
abriendo totalmente mi boca, traté de introducir todo su seno dentro
de ella, y comencé a mordisquearlo, sintiendo como “crujían”
sus nervios mamarios dentro de su pecho izquierdo.
Luego
solté de mi mano su seno y pezón izquierdo, y bajé mi mano derecha
y la puse entre sus piernas, acariciando su vagina, y tratando de
separar un poco sus piernas.
Poco
a poco se las fui separando haciendo fuerza con mi mano entre sus
rodillas, me subí sobre ella y metí mi pierna derecha entre sus
piernas, y así pude hacer fuerza para abrirle mas aún sus piernas.
Al
estar sobre ella me acomodé para que mi boca quedara a la altura de
sus senos y comencé rápidamente a chupar su pezón izquierdo, (que
aún no lo había tenido en mi boca), unas pocas veces y luego
cambiaba a su pezón derecho, y así sucesivamente.
Eran
tanto los deseos que tenía de chupar esos pezones, ya que desde mi
niñéz que los deseaba, que cada vez lo hacía con más ímpetu, con
mas fuerza, tratando casi de tragarme sus pezones que yo aplastaba
entre mi lengua y mi paladar, hasta que sentí que algo salía de
ellos, quizás un líquido o quizás algo de leche, pero se que algo
salió de esos pezones, por eso, desde ese momento los consideré que
serían solamente para mi.
En
una de esas succionadas, quité mi boca y miré su seno derecho.
Un
líquido blanco en forma de gotitas salía por los poros de su
pezón.
¡¡Eso
era lo que quería que mi tía me diera!!
Mi
tía, mientras yo le chupaba sus senos junto a sus pezones, se movía
casi por inercia.
También
le escuchaba gemir, seguramente estaba soñando, porque sus caderas
también se movían levemente, ya que mientras le chupaba sus senos ,
mi mano derecha hurgueteaba su vagina jugando con su clítoris,
haciéndola reaccionar.
O
sea , ella aún dormida, estaba respondiendo.
Mi
pene. ¿qué puedo decir de mi pene?.
Este
ya no era un palo, estaba tan duro como el acero, yo me lo tocaba y
realmente era un cilindro del mas duro hierro.
Después
de solazarme chupando los pechos de mi tía, sus pezones, comencé
nuevamente a tratar de coger todo su pecho izquierdo con mi boca y
comencé a presionar su seno con mis dientes, sintiendo crujir entre
mis dientes todos los nervios mamarios.
Cuando
ya de tanto chupar, casi le separo los pezones de sus senos, descansé
un momento dejando de chuparlos y noté que mi tía Jennifer, aún se
movía , sobre todo las caderas y seguía emitiendo leves gemidos..
Lo
mas probable es que entre dormida, sentía el dolor que le causaba
esa fuerza succionadora de mi boca en la que casi me trago sus
pezones.
Pero
se confundía con el vaivén de sus caderas que al parecer se sentía
gustosa.
Al
parecer, mi tía estaba soñando, como esa vez cuando nos
despertamos y nos dimos cuenta de que soñábamos el mismo sueño.
Yo
enculándola y ella siendo enculada, y que nos despertamos aún
moviéndonos, yo para adelante y para atrás con mi pene sobre su
trasero, y ella moviendo su trasero de un lado hacia el otro
refregándose en mi pene, mientras yo la sujetaba fuertemente de sus
caderas para mantenerla bien pegada sobre mi pene.
Sin
embargo yo de lo que estaba completamente seguro, era de que es
noche, nada ni nadie interrumpiría ni se opondría a la posesión
total y completa que yo haría de mi tía Jennifer.
Por
fin, casi un año entero de frustraciones, esa noche, llegarían a su
fin.
Al
estar casi sobre ella, con mis piernas entre las piernas de mi tía,
me puse de rodillas y fue que con mi mano derecha la metí por debajo
de su muslo de su pierna izquierda, a la altura de su pantorrilla y
levantándola , la puse sobre mi hombro derecho.
Lo
mismo hice con mi mano izquierda y al quedar las dos piernas de mi
tía Jennifer sobre mis hombros, (patitas al hombro), me incliné
hacia adelante.
Sus
piernas habían quedado sobre mis hombros y sus pantorrillas
descansaban sobre ellos, mientras sus tobillos quedaban casi a la
altura de mi cabeza.
Al
inclinarme sobre ella, sus tobillos quedaron a la altura,
(sobrepasandola un poco ), de su cabeza, entonces apoyé mis manos
sobre la cama un poco mas arriba de su cabeza, cabeza que quedaba a
la altura de mi cuello y mi pecho, y por ende...su boca.
Entonces
me cargué con todo mi cuerpo sobre ella, mientras con una de mis
manos la cogía fuertemente de su cabello para tener su cabeza pegada
su boca a mi pecho sin poder quitarla.
Al
cargarme de esa manera sobre ella es que su vagina y su ano quedaban
medio levantados y totalmente expuestos a cualquier contrariedad.
Y
mi pene, quedó allí, entre su vagina y su ano, como pensando, como
tratando de resolver ese nuevo problema.
Era
en ese momento que tenía que tomar una decisión importante.
¿por
dónde la penetraría?, ¿por delante?. ¿por detrás?.
Disyuntiva
que me tuvo pensando un par de minutos.
Me
habría gustado haberla penetrado por detrás porque su culito era el
sueño de mi niñez, era el sueño de cada día de mi vida.
El
problema es que yo cuando he soñado que la enculo, (y eso desde mi
niñez), pues la enculo estando ella despierta, sabiendo ella que va
a ser enculada por mi, haciendo que ella sepa que va a ser
penetrada analmente por mi largo y grueso pene.
Por
eso, al estar ella medio dormida, casi sin enterarse de lo que
estaba pasando, es que decidí penetrarla vaginalmente.
Al
tenerla tan inmovilizada, que solo le quedaban sus pies que
sobresalían de mis hombros para poder patalear y defenderse, es que
acomodé mi erecto y duro como un acero pene a la entrada de su
vagina.
Me
erguí un poco para poder ver la cara de mi tía, pero poco pude ver
ya que ella estaba con su cabeza a la altura de mi pecho, casi de mi
cuello.
Así
que puse bien mis codos a la altura de su cabeza, (, un poco mas
arriba), y puse mi brazo derecho sobre su boca, y el izquierdo sobre
su frente, cosa de mantener su cabeza completamente inmóvil, (lo de
la mano cubriendo su boca era porque me excitaba tenerla así.
Entonces
con mi pene totalmente duro, no le costó nada encontrar la entrada
que lo llevaría a las profundidades del éxtasis.
Y
mientras tenía a mi tía Jennifer en esa posición, puse mi pene
suavemente para que entrara solamente el glande, (la cabeza), y un
poco mas.
Quería
estar así unos momentos, realmente quería extasiarme sabiendo que
por fin a mi tía la estaba penetrando, y soñé lo que de allí en
adelante significaría, pero también vinieron a mi mente todos esos
momentos de frustración en que siempre estuve a punto de, a las
puertas de, y nunca resultó.
Recordé
esa vez, esa vez que Manuel se emborrachó y yo me tuve que acostar
con ella, y que la primera noche, (inocente o tonto), me acosté con
ropa, y se me viene el recuerdo de que a la segunda noche, ya me
preparé mejor, y allí hubo fricciones sexuales donde ella dormida y
yo dormido soñábamos con sexo y mi tía refregaba su culito en mi
pene mientras yo hacía movimientos de estar enculandola, fue esa vez
que eyaculé y le manché su enagua de seda.
Sentí
a mi tía moverse como si se hubiera percatado entre su inconsciencia
que algo la penetraba, entonces antes de que ella pudiese despertar,
moví mi pene para que entrara hasta la mitad, (unos 13 centímetros.
Entonces
preparé mi pene, me acomodé bien, metí a mi tía debajo de mi, y
comencé lo que sería follarmela. Poseerla.
Le
sujeté con mas firmeza aún su cabeza debajo de mi, apreté con mis
brazos sus piernas hacia su cabeza, y la embestí por segunda vez.
Y
mientras la embestía, recordé otra de mis frustraciones, como
cuando ella estaba en el cuarto de baño, allí dentro de la bañera
y me dijo que con la esponja le lavara la espalda, y yo le lavé la
espalda y no hice nada mas, cuando pude, haberme metido en la bañera
por detrás de ella y haberla poseído allí mismo.
Saqué
mi pene y lo acomodé para entrar a mas profundidad, en ese momento
mi tía se relajó.
Entonces
se lo introduje por tercera vez, ella se quejó, pero soportó el
embite, entonces dejé quieto mi pene dentro de lla, y sentí como
mi pene se llenaba y latía, y cada vez que latía este se hinchaba,
y sentí que mi tía cada vez que mi pene se hinchaba allí quieto,
ella lanzaba un gemido, es que la grosura de mi pene hacía que
apenas su vagina pudiera contenerlo.
Mi
tía, cuando yo embestía con mi pene se quejaba.
En
algún momento de mis embestidas, ella pareció que despertó un poco
porque entre gemidos, le escuchaba que decía : ¡Martín!
¡Martín!.pero luego callaba y seguía con sus gemidos.
Tenía
a mi tía tan sujeta que lo único que ella podía mover eran sus
pies de los tobillos hacia abajo, esa era la única forma de
comunicarse conmigo.
Por
eso, cuando la embestí fuertemente y mi pene entró mas de las dos
terceras partes de su largura, mi tía lanzó un grito, que se ahogó
al yo tener tapada su boca con mi mano, pero movió rápidamente sus
pies mientras retorcía sus dedos, entonces le pregunté:
“¿Le
duele tía?”. ¿te duele perrita mía?. Y ella con todo su cuerpo
trató de decirme que si, que le dolió.
Es
que mi pene había encontrado un muro, y chocaba mi glande en ese
muro, y cada vez que mi pene lo golpeaba, el cuerpo de mi tía sufría
espasmos que ella no podía dominar.
Dejé
de tapar su boca porque quería escuchar como suplicaba, y apenas
pudo comenzó a gemir entrecortadamente diciendo: “Martincito, por
favor me duele mucho”.
Pero
cuando la escuché, más ganas me dieron de meter todo mi pene
dentro de ella, aunque tuviera que traspasar ese muro que lo impedía.
Entonces
es que comencé a bombear con fuerza, cada vez con mas fuerza.
Y
comencé a bombear sin parar, mientras recordaba mas frustraciones,
como la de esa vez que estuve a punto de que ella me hiciera sexo
oral y yo lamerle su vagina hasta hacerla eyacular,.
Fue
esa vez que yo estaba acostado debido a no se qué razón comenzó a
dolerme el testículo derecho.
Y
cuando mi tía fue a donde estaba yo, le dije lo que me pasaba y
ella, sentandose en la cama y levantando las mantas, puso su mano en
mi ingle y después cogió mistestículos y comenzó a masajearlos
delicadamente.
Sus
dedos rozaban sin querer mi pene que comenzó a despertar de su
sueño.
Yo
con mi mano derecha la cogí del cabello por detrás de su cabeza y
comencé a acercar su cabeza hacia mis testículos, mas que a ellos
pues a mi pene que se estaba poniendo erecto, peeeeeero (siempre hubo
un pero), mi tía como despertando de un sueño, dejó de masajearme
los testículos, se levantó y me dijo que buscaría una crema etc.
etc.. y salió de la habitación.
Y
yo me quedé soñando y masturbándome pensando que mi tía tenía
que haberme chupado el pene y haber tragado todo el semen que yo le
daría directamente por la garganta.
Y
seguí embistiendo a mi tía Jennifer, cada vez mas ràpido,
tratando de trapasar ese muro que impedía que mi pene entrara
totalmente.
Un
bombeo de sube y baja rápido hizo que en mi cabeza hubieran algunos
“choques eléctricos”, Bueno, esa era la sensación, es que
estaba tan excitado que parecía un pulpo envolviendo a su presa.
Entonces
llegué al clímax de mi excitación, y con un sonido de rugido que
salió de mis entrañas eyaculé dentro de mi tía, allí al fondo de
su sexo.
Cuando
estaba eyaculando, con mi pene casi erecto, y casi totalmente dentro
de ella, pegado mi pene a ese muro que no podía traspasar, cogí con
tanta fuerza a mi tía, que ella no podía mover ninguna parte de su
cuerpo excepto un poco sus pies de los tobillos hacia abajo y sus
dedos.
Estaba
yo tan encima de ella cubriendo su cara con mis manos y manteniendo
su cabeza pegada a la cama que mi tía luchaba desesperadamente por
respirar.
Yo
de vez en cuando , dejaba de ejercer presión con mis manos sobre su
cara para permitirle respirar, pero luego volvía a cubrirle toda su
cara. Me gustaba esa sensación de sentir que mi tía se ahogaba y
que yo era quien le permitía respirar.
Estuve
sobre ella bastantes minutos.
Luego
que mi pene “bajó” un poco su presión sin dejar de estar casi
completamente erecto, me erguí un poco poniendo mis codos sobre la
cama a los costados de los pies de la cabeza de mi tía.
Luego
me erguí más aún y puse mis manos con los puños cerrados a los
costados de la cabeza de mi tía, mientras sus piernas seguían
estando sobre mis hombros pero ahora ya mas libres.
Y
miré hacia abajo de mi pecho.
Mi
tía Jennifer aún seguía bastante adormilada por efecto de los
tragos y la pastilla.
Entonces
apoyé mis rodillas sobre la cama, y fui retirando poco a poco mi
pene de dentro de su sexo. Sus piernas seguían sobre mis hombros,
pero mas libres aún de como las tenía antes, ya que no estaban
presionadas a la cama.
Me
quedé un rato en esa posición para que las piernas de mi tía se
fueran acostumbrando y no le diera un calambre porque yo sabía lo
doloroso que eran.
Apoyándome
con mi mano izquierda sobre la cama, con la derecha le quité sus
brazos que estaban cruzados sobre su estómago y los puse a sus
costados.
Entonces
cogí sus piernas y las retiré de sobre mis hombros y las dejé
caer suavemente sobre mis caderas.
Así
estuve un rato, mirando la carita de mi tía que dormía y se me vino
a la memoria otra de mis grandes frustraciones con respecto a poseer
completamente a mi tía.
Recordé
esa frustración de esa vez que ella encontró mi “cofre del
tesoro” allí en el cuarto de baño.
Ella
estando en el cuarto de baño, se fijó en las puertas pequeñas que
habían arriba del “ropero” empotrado al muro, y buscó una
escalera pequeña que encontró en el patio y subiéndose sobre ella,
alcanzó con sus manos las manillas de ese “cofre”. Al esforzarse
por intentar abrirlo, (cosa que no pudo hacer), la escalera cedió y
mi tía Jennifer quedó prácticamente colgando de un pequeño
saliente, mientras sus pies trataban de apoyarse en una de las tablas
donde se ponían las toallas.
Al
ver que la tabla tampoco resistía su peso es que comenzó a llamarme
a voz en cuello.
Cuando
llegué donde ella , la vi, estaba con sus brazos totalmente
estirados hacia arriba, mientras con sus manos trataba de no
soltarse.
Su
amplio vestido floreado que le llegaba hasta un poquito mas arriba de
las rodillas dejaban ver sus estilizadas piernas.
Sis
pantorrillas quedaban a la altura de mi pecho, Claro, una caída
desde esa altura no sería necesariamente fatal pero podría
romperse una pierna si caía mal o como muy poco podría producirle
un esguince.
Entonces
la escuché: “Bájame Martín por favor”.
Así
que me puse detrás de ella y mis manos las puse sobre sus
rodillas, sujetandola firmemente hacia mi pecho y le dije que se
soltara y comencé a bajarla despacio.
Mientras
ella se deslizaba hacia abajo , mis manos cada vez iban subiendo por
sus muslos, su vestido , (al estar ella bien apegada a mi , ya que su
trasero se encontraba a la altura de mi boca), comenzó a “quedarse”
pegado arriba, y mientras mis manos se deslizaban por sus muslos
hacia arriba, yo aprovechaba de ir como masajeándolos, ejerciendo
presión con mis dedos y apretando sus piernas hacia mi pecho
mientras mis manos ya estaban llegando al nacimiento de sus muslos,
entonces me di cuenta de algo maravilloso.
Debajo
del vestido, donde mis manos ya querían comenzar a hurguetear, me
encontré con la hermosa sorpresa de que mi tía estaba sin calzones,
(bragas).
Excitante,
no puedo decir otra cosa, completamente excitante.
Mi
tía de espaldas a mi, yo manteniendola en el aire con mis manos
firmemente sobre sus muslos, entonces la bajé un poco mas hasta que
mis manos quedaron a las puertas de su sexo.
Ella
aún , al parecer no se había percatado muy bien de la situación,
así que de repente la bajé hasta que quedó a unos veinte
centímetros del suelo mientras con mis manos, la cogía por
dentro de sus muslos, quedando mi mano izquierda cogiéndola del
muslo izquierdo y mi mano derecha de su muslo derecho pero casi
pegadas entre sí , solamente dejando un pequeño espacio entre ellas
para que la vagina de mi tía se sintiera aún libre.
Así
la tuve por unos momentos, mientras mi tía al parecer esperaba que
yo terminara de bajarla, pero no lo hice, porque rápidamente quité
mi mano derecha y dejándo solamente mi mano izquierda soportando el
peso de mi tía, puse mi mano derecha sobre su seno izquierdo
cogiéndolo con firmeza, mientras mi mano izquierda al mismo tiempo
se introducía entre sus piernas aferrándose a su vagina.
Sin
darle tiempo a mi tía Jennifer para que reaccionara, me giré con
ella en andas y quedamos frente al espejo que parecía mural, ya que
era para reflejar cuerpo entero.
Al
girar con mi tía en esa posición y verse ella de la manera que yo
la tenía, entonces mi tía lanzó un leve gemido, que se convirtió
en un gemido mas gutural y fuerte al yo introducir mi dedo índice
y el del medio dentro de su vagina a modo de gancho.
Resumiendo,
mi tía estaba “colgada” de mi mano con dos de mis dedos metidos
en su vagina como gancho para mantenerla separada del suelo mientras
con la otra mano la sujetaba del pecho, mas bien de su seno
izquierdo el cual con mis dedos presionaba intermitentemente.
Como
decía, al verse así en esa posición, mi tía echó su cabeza hacia
atrás quedando esta sobre mi hombro derecho mientras abría sus
piernas y las trataba de pasar hacia atrás de las mías cogiendo mis
pantorrillas con sus empeines, .
Mi
tía estaba totalmente excitada, y movía sus caderas y su culito de
un lado a otro, al yo mover de vez en cuando mis dedos dentro de su
vagina. Entonces le pregunté a mi tía. (como cuando un policía
pregunta en un interrogatorio a un criminal). “¿Qué estaba
haciendo allí arriba tía?
¿No
sabe que está prohibido ver lo que hay allí dentro?.
Mientras
le interrogaba, su vestido había quedado sobre su cintura y su
culito estaba totalmente descubierto pegado a mi pubis, solamente
faltaba que yo me bajara los short para encular a mi tía en ese
momento.
Pero
vaya frustración. En ese momento mi tía medio jadeando me dice.
“Recuerda Martín que tienes que ir a la feria a comprar”.
Entonces
dejé de ejercer presión con mi mano derecha sobre su seno izquierdo
y dejando a mi tía que apoyara sus pies en el suelo, quité mi mano
izquierda de su vagina, no sin antes apretar su vagina un poquito ,
presión que hizo que mi tía soltara un pequeño grito y una risita.
Pero
hasta allí llegó eso, ella se acomodó el vestido, yo cogí la
escalera y saliendo del cuarto de baño la llevé al patio donde la
lancé lo más lejos que pude, enrabiado de haber otra vez perdido la
oportunidad de haber enculado a mi tía.
Yo
seguí mirando como mi tía aún estaba adormecida y entonces me
retiré un poco más y dejé que las piernas de mi tía descansaran
ya sobre la cama.
Me
tumbé unos momentos a su lado y me puse a pensar. ¿En qué
posición pondría a mi tía para el enculamiento?.
Me
gustaría que mi tía llorara, gritara, me insultara, me suplicara,
pero obedeciera mis órdenes. Si todo eso sucediera como yo lo había
soñado, es que sería como estar en el Olimpo.
Me
levanté de la cama, como era una noche calurosa, cubrí hasta el
cuello a mi tía con una sábana y una manta delgada, para que no
cogiera frío al estar desnuda, me puse los short, y fui al cuarto de
baño, me di una ducha rápida, me puse una polera limpia y unas
sandalias y me encaminé al “salón de baile”.
Allí
estaba Romina, (mi polola), que por mucho rato me estaba buscando,
me acerqué a ella, nos besamos, en ese momento tocaron un lento y
nos pusimos a bailar.
El
problema es que yo venía de haber poseído a mi tía y mi pene aún
seguía medio erecto. (sufro de erección continua parcial), suele
estar así por horas y se “baja” en unas cuatro horas
suponiendo que entre esas horas no haya existido ningún estímulo
sexual, y recién, desde mi tía, habían pasado no mas de cuarenta
minutos.
Por
eso, en principio, durante el baile con Romina, mantuve mi pene y mis
piernas un poco alejados de su cuerpo. Romina era una belleza,
sensual, linda figura, senos turgentes, mirada pícara, etc. etc. y
etc.
Poco
a poco me fui acercando a Romina, la abracé por la espalda y apegué
sus pechos a mi pecho, ella se sintió mas confiada y me rodeó el
cuello con sus brazos.
Pasamos
bailando por el costado de una mesa donde habían unas botellas de
vino y de vodka, y nos detuvimos a beber un par de vasos de vodka con
limón.
Eso
al parecer alegró un poco mas a Romina, y a mi me dió algo de
“chispa”.
Y
ya nos pusimos a bailar mas apegados y mi pene se puso pegado a su
vientre, mientras yo la sujetaba hacia mi y mi pierna derecha se
introdujo entre sus piernas y ella comenzó a moverse cadenciosamente
apretándose a mi. Estábamos completamente excitados.
Entonces
Romina comenzó a susurrarme algo al oído, y me dijo: “Quiero
hacer algo peligroso, algo que me de la sensación de sentirme bien,
de sentirme poderosa”.
¿Y
qué te gustaría hacer?.- le pregunté.-
No
se.- me respondió.- pero quiero hacer algo que me haga salir de mi
aburrida vida porque hago todos los días lo mismo.
Voy
al colegio por la mañana, vuelvo a las cuatro de la tarde, hago aseo
en casa, después veo televisión, excepto cuando vas a buscarme para
salir.
Es
que necesito hacer algo peligroso.- reiteró Romina.- Quiero sentirme
viva. Porque me siento esclavizada
Entonces,
algo pasó en ese momento por mi cabeza, algo que cambiaría un poco
el rumbo de los acontecimientos, y le dije a Romina:”¿de verdad
que te gustaría hacer algo peligroso?.
¡Si!.
.-Me dijo.-
¿Lo
que sea?.- le pregunté.-
¡Si!.-
me contestó animada.- lo que sea.
Entonces.-
le dije.- vamos a hacer algo peligroso y que nos dejará
satisfechos, Tu.- le dije.- te lo pasarás bien, y será muy
arriesgado.
¡Si!.-
me dijo exclamando ansiosa.-
Bien
.- le dije yo.- pero Existe una regla en todo eso.
¿Cuál
es?.- me preguntó Romina.-
Pues
de que sea un secreto, nadie debe saberlo.
¡Si!
.- me dijo Romina.- Es cierto, tiene que ser un secreto
será
.- añadió.- nuestro secreto compartido.
Y
como comenzó otro lento , pues continuamos bailando, frotando
nuestros cuerpos, casi haciendo el acto sexual allí mismo.
Porque
yo cogí a Romina de las nalgas y la apreté a mi, mientras besaba
su cuello de tal manera que lo estaba dejando marcado.
En
un momento de la música, Romina me preguntó del porqué yo no había
ido el Sábado anterior al estadio, ya que me estuvo esperando casi
toda la tarde.
Yo
le comenté que mi tía Jennifer no me había dejado ir porque me
pidió que limpiara a fondo una de las que serían salas del
parvulario, y que por eso no había podido ir.
(En
realidad yo me había entretenido limpiando y controlando a mi tía
que estaba también allí, para ver si algo resultaba).
Entonces,
en ese momento, en ese preciso momento se me ocurrió construir una
pequeña trama.
Y
continué, (mientras nuestros cuerpos continuaban apretados y pegados
como si fuesen a querer fusionarse), diciéndole a Romina que en
varias ocasiones mi tía no me había dejado ir al estadio a entrenar
y así aprovechar de estar con ella, y por eso había ocasiones en
que no iba.
Entonces
romina me dijo: “Tu tía es un poco mala contigo”. ¡Si! .- le
respondí yo a Romina, y añadí.- Parece que tiene celos de que yo
conozca a alguien y la deje sola y me vaya del colegio.
Pues.-
me dijo Romina, tu tía necesita un correctivo, necesita una lección,
que sepa que tu eres libre y que puedes hacer lo que quieras.
Cierto,
.- le dije a Romina.- mi tía necesita una lección.-
Mientras
hablábamos acerca de eso, poco a poco la fui llevando fuera del
salón , camino por el pasillo hacia la cocina, y pasando por ella
la llevé hasta el otro pasillo donde estaba el cuarto de baño y un
poco mas allá la habitación en que mi tía Jennifer estaba
durmiendo.
Nos
metimos al cuarto de baño y comencé a desnudar poco a poco a
Romina.
Ella
por su parte me sacó la polera, y metió su mano por dentro de mi
short buscando lo que Romina deseaba.
Nos
metimos a la bañera, mi pene totalmente erecto, (aún seguía así),
y Romina comenzó a acariciarlo con su mano derecha mientras yo
acariciaba su espalda y su cuello.
Sus
senos que se apegaban a mi pecho, eran duros, turgentes, jóvenes,
dispuestos a ser acariciados y succionados.
Entonces
hice algo que sabía le iba a gustar a Romina, me arrodillé frente a
ella, hice que abriera sus piernas y fui con mi boca directamente a
su vagina y comencé a lamer su sexo.
Yo
quería que ella tuviera un orgasmo o eyaculara, porque mi idea era
que ella después chupara mi pene recibiendo su alimento.
Así
estuve sin sacar mi boca de su sexo, cogiendo con mis labios su
hermoso clítoris mientras mi lengua lo acariciaba haciendo que
Romina gimiera de excitación.
Era
una chica muy hermosa, su piel completamente suave y sin marcas , de
verdad que era bella y totalmente deseable.
De
repente sentí en mi boca un líquido que se inmiscuía entre mis
labios mientras Romina movía sus caderas, y cogiéndome la cabeza
con sus manos me la apretó hacia su vagina para que yo recibiera en
mi boca todo su torrente de deseos.
Me
deleité saboreando todo lo que pude su exquisitez y al poco
me
puse de pie lentamente , subiendo con mi lengua pegada a su cuerpo ,
lamiendo el camino que me llevaba hacia su boca.
Y
cuando mi boca encontró sus labios, le introduje mi lengua aún con
vestigios de su eyaculación, y la paseé por todo el interior.
Entonces
Romina quiso comenzar a ponerse de rodillas, pero la detuve y le dije
que aún no era el momento, que yo quería que fuese un momento
especial. (yo tenía ya preparado algo especial en mi mente para
Romina y para mi tía).
Romina
aún se encontraba excitada y me dijo que era bonito hacer cosas
peligrosas.
(seguramente
Romina pensaba que lo que hacíamos en ese momento era lo riesgoso y
peligroso).
Si.-
le respondí . Es excitante el peligro , pero hablando de eso.- le
dije a Romina.-
mi
tía está durmiendo en su habitación, y.- le informé a Romina.-
bebió bastante y está profundamente dormida, así que sería bueno
ir allí y que nos amemos junto a ella mientras ella duerme.
Eso
si que sería peligroso, eso sería un riesgo.- le dije a Romina.-.
¡Cierto!,
.-exclamó Romina.- y ya que está dormida.- me comentó Romina con
su mirada pícara.- podemos enseñarle, y castigarla por haberse
portado mal contigo.
Si.-
le dije a Romina.- ya allí idearemos algo.
Y
acto seguido me subí a una banqueta, (mientras Romina se vestía), y
abrí mi cofre del tesoro y saqué los pañuelos de seda y el
cinturón y la pluma de pavo o de ganso.
Cuando
Romina vió esos artefactos me preguntó que para qué eran, y le
respondí de que eran para “castigar” y para “premiar”.
Romina
se imaginó cual podría ser el uso de cada artefacto y le brillaron
los ojos, y me dijo.
Quiero
ser yo la que castigue y tu el que da los premios.
Como
quieras .- le dije besándola efusivamente en su boca.
Y
nos encaminamos hacia la habitación de mi tía, que esperaba yo que
aún estuviese dormida.
Mi
trama, estaba dando resultado, sobre todo porque nunca mi tía
Jennifer me había prohibido o me había dado algo que hacer que
impidiera que yo fuera al estadio y ver a Romina, ya que las veces
que no fui a ver a Romina eran porque yo estaba tratando de estar
con mi tía.
Me
alegré porque pensé que desde ese momento tendría una aliada
sexual, que me permitiría lograr mis objetivos.
Abrí
la puerta de la habitación de mi tía sumamente lento, para ir
viendo si mi tía había despertado o seguía en sus sueños.
Puede
comprobar que aún dormía., pero ahora ya no estaba de espaldas como
la había yo dejado, ahora estaba de costado.
Romina
entró detrás mío, y pronto se puso al lado de la cama mirando como
dormía mi tía Jennifer.
Entonces
cogí a Romina por la cintura y apretándola hacia mi , me puse a
bailar con ella simulando que tocaban un lento.
Poco
a poco la fui desnudando y yo me quité el short, así que quedamos
los dos totalmente desnudos.
Hice
que Romina se sentara sobre la cama, levantara la manta con la sábana
que cubría a mi tía, y se acostó tratando de no tocar a mi tía.
Le
indiqué con un ademán que se moviera para yo poder acostarme junto
a ella, así lo hizo, y quedamos, mi tía Jennifer al rincón, cerca
de la pared, y de costado mirando a ella.
Romina
, al centro, entre mi tía y yo.
Y
yo, pues a la orilla.
Entonces
cogí a Romina por las caderas y la giré para que quedara de costado
y pegada a mi tía, con su pubis pegada al trasero de mi tía,
mientras yo me ponía también en esa posición con mi pene pegado al
trasero de Romina.
Como
mi tía no daba visos de despertar aún, es que abrí un poco las
piernas de Romina y puse mi pene por detrás, entre sus nalgas, (otro
culito que sería mío), y comencé a buscar su vagina.
Entonces
acomodé mi glande frente a su vagina y lo introduje despacio, ya que
Romina dió un pequeño grito.
Necesitaba
hacer que Romina sintiera agrado porque llegado el momento, mi idea
era encular a mi tía Jennifer y a Romina esa misma madrugada.
Tenía
que actuar con precaución porque no quería perder a ninguna de las
dos, ni que lo pensado se me fuera de las manos.
Tenía
que incentivar a Romina para que en algún momento esas cosas
peligrosas y arriesgadas que ella quería hacer, tomaran forma
incluyendo a mi tía Jennifer.
Romina
en verdad que era hermosa, y me tenía tan excitado como me tenía
mi tía.
Por
eso comencé poco a poco a acariciar los senos de Romina, cogiendola
de la barbilla y haciendo que girara su cabeza lo suficiente como
para besar su voluptuosa boca, y sellando sus narices cosa de que su
respiración solo formara parte de la mía.
Entonces
comencé a penetrar con mas rapidéz a Romina haciendo que ella se
mueva cadenciosamente, mientras que cogí su mano derecha y la
llevé pasandola por sobre mi tía y se la acerqué al seno derecho
de mi tía para que Romina fuese entrando en acción.
Sentí
en un momento como mi tía ya se estaba moviendo como para
despertar, por eso había que actuar rápido, así que dejando a
Romina con su mano cogiendo el pecho derecho de mi tía , la tomé
por la cintura y fuí embistiéndola cada vez más rápido
Escuché
como Romina gemía y a veces su gemido se mezclaba de placer y dolor
ya que mi pene la hiba penetrando cada vez mas y en un momento sentí
como Romina gritó. La había desflorado, era una preciosidad,
entonces en ese momento no aguanté más y acabé, (eyaculé) dentro
de mi Romina.
Ella
sintió lo que derramaba yo en su interior y se excitó mas y mas sin
para de moverse y comenzó a jugar con el pezón del pecho de mi tía.
En
sus movimientos, Romina que estaba detrás y apegada a mi tía,
comenzó a mover sus caderas, en constante movimiento de atrás
hacia adelante para con su pubis ir presionando el trasero de mi
tía Jennifer.
Entonces
acerqué mi boca al oído de Romina y le dije: “¿Quieres hacer
algo de verdad arriesgado?.
¡¡Sí!!.-
me respondió rápidamente Romina.- ¡¡Quiero ahora!.- insistió.
Entonces.-
le dije.- Levantémonos y pongamos a mi tía en posición antes de
que despierte.
Y
acto seguido, nos levantamos de la cama, yo cogí a mi tía de su
hombro derecho y la giré para que quedara acostada de espaldas, y me
subí a la cama y me puse de rodillas a los pies de mi tía.
Entonces
le dije a Romina, que cogiera los pañuelos de seda y me los
acercara, porque lo primero que había que hacer era atar a mi tía
para que, cuando despertara no pudiera moverse mucho.
Romina
me acercó los pañuelos y yo cogí las piernas de mi tía por los
tobillos y se las levanté llevándolas hacia los costados de su
cabeza.
Mi
tía comenzó a gemir entre dormida dada la posición en que le
estaba yo poniendo sus piernas.
Entonces
le dije a Martina, (que estaba de pie al costado de la cama), que se
subiera a la cama y se arrodillara por detrás de la cabeza de mi
tía y que le sujetara los pies allí pegados a la cabeza de mi tía,
y yo cogí las manos de mi tía y se las pasé por encima de sus
piernas abriendo sus brazos a la altura de la parte de atrás de las
rodillas.
Y
cogiéndo sus manos, las pasé por su espalda, no sin antes
levantarla de su trasero para juntarle las manos por detrás.
Y
diciéndole a Romina que ahora ella ocupara mi lugar, nos
intercambiamos, y yo me puse a horcajadas sobe la cabeza de mi tía
mientras y levantándole su culito para que Romina pudiese atarle las
manos a la espalda.
Fue
que le dije a Romina, ¡¡átále ahora las manos por las muñecas!!,
y Romina le ató las manos con uno de los pañuelos poniendo bien
ajustadas sus ataduras.
Mi
tía ya gemía con más ganas y era porque ya estaba despertando,
pero ya por lo menos la habíamos en parte asegurado atándole las
manos a la espalda.
Entonce
le dije a Romina, (mientras yo giraba a mi tía para ponerla boca
abajo a la cama), que le atara un pañuelo al cuello de mi tía y que
uno de sus extremos lo atara al pañuelo que ataba las muñecas de
mi tía.
Eso
era para que mi tía, cuando se pusiera a hacer movimientos de querer
soltarse, no pudiera pasar sus manos atadas por debajo de su trasero.
Romina
ni corta ni perezosa, la ató rápidamente, y cuando terminó de
hacerlo yo le di la vuelta a mi tía.
Y
antes de que pudiera abrir los ojos, (tenía que hacerlo rápido), le
pedí a Romina que sacara del desván una pantaleta o un jersey con
el cual cubrir la cabeza de mi tía junto con sus pies.
Romina
encontró una chaleca entre delgada y gruesa y le conminé a que se
la pusiera en la cabeza a mi tía.
Y
Romina así lo hizo, quedando mi tía en una postura total de entrega
y sin poder ver quién o quienes la poseerían.
POSTURA
DE LA ALMEJA
POSTURA
DE LA ALMEJA SIN VER
Yo
miraba a Romina que estaba totalmente excitada, y ansiosa por
“castigar”, eso al parecer le excitaba mucho.
Entonces
mi tía Jennifer... despertó completamente y comenzó a gemir y a
preguntar que ¿que es lo que pasaba?. ¿quienes éramos?, que por
favor no le hiciéramos daño.
Y
suplicaba para que la soltáramos.
Entonces
con un ademán, le señalé a Romina que yo, estaría con la boca
cerrada, y que ella es la que hablaría.
Y
le pasé a Romina el cinturón y la pluma grande de pavo.
Y
le susurré al oído que le preguntara a mi tía “castigo” o
“premio”.
El
castigo, lógicamente sería el cinturón.
Y
el premio sería la pluma de pavo.
Mi
tía como recién había despertado, farfabulló unas palabras que no
se le entendieron y dijo ¿Martín?.
Yo
seguí en silencio y Romina le dijo que : “Martín estaba bailando
en la fiesta”.
Y
Romina volvió a preguntarle: ¿“castigo” o “premio”?.
Como
mi tía no sabía lo que sucedía, no respondió a las preguntas de
Romina ya que aún estaba mareada y encima en esa posición y
cubierta la cabeza sin poder ver, pues mal podía responder.
Sin
embargo Romina no dejaba de preguntarle “¿castigo?” o
“¿premio?”.
Como
mi tía seguía sin responder, Romina exlamó:
¡¡Contesta
vieja culiá! ¿castigo” o “premio”?. Si no eliges te voy a
meter a la bañera y la voy a llenar con agua. ¡¡¡¡¿Oíste!???.
Entonces
mi tía se dió cuenta de que estaba en manos de gente peligrosa y
pensó que era mejor responder.
Decidió
decir “premio” porque pensó que el castigo sería muy doloroso.
Entonces
pudimos ver, Romina y yo, que mi tía ya se estaba doblegando.
Y
que al final de cuentas, sería poseída completamente por mi, y como
premio, por Romina.
Ya
eran poco mas de las cuatro de la madrugada, como a las ocho de la
mañana yo daría por terminada la fiesta.
Le
dije a Romina en un susurro.
“quiero
hacerte el amor mientras estás encima de ella y le dices que es una
perra sucia y lo que se te ocurra, pero no quiero que te vea ni que
me vea, así no sabrá por un tiempo , quien la castiga”.
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