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jueves, 24 de enero de 2019

En tu corazón ... un día




En tu corazòn... un dìa 

En un lejano pueblo, muy cerca de donde vosotros vivís, donde la gente era respetuosa de las leyes,
decentes, en una de sus calles, no recuerdo cual, vivía una chica con su abuela,
(señora de edad indefinida pero al verla, cualquiera vería que había vivido mucho).

Su nieta, chica joven, como mucho tendría diecisiete años, negro sus ojos, de figura fina.

Una vez a la semana, precisamente los Sábados al atardecer, la veían como salía de casa y encaminaba
sus pasos a las afueras del pueblo, deteniéndose a la orilla del camino que lo rodeaba, y allí se quedaba esperando.

Las señoras del pueblo veían como después de un rato, se detenía un camión, se abría la puerta,
la chica subía --
Algunos veían como esta abrazaba y besaba al conductor, luego marchaban y se perdían en el atardecer,
dejando tras ellos una nube de humo y polvo que tardaba en desvanecerse.

A las dos horas el camión volvía, se abría la puerta, bajaba la chica, el camión se iba, y la chica se
quedaba mirándo hasta que la nube de humo y polvo se desvanecía.
Luego cabizbaja, lentamente
encaminaba sus pasos a casa de su abuela.

Así pasó más de un año, cada Sábado, la misma chica, el mismo camión, la misma puerta que se abre,
el mismo conductor, el mismo abrazo, el mismo beso y la misma nube de humo y polvo que se desvanece.

Algunas señoras comentaban: "Pobre muchacha, debe tener mucha necesidad para tener que hacer eso".
Otras, decentes ellas, decían: "No podemos consentirlo, y en nuestro pueblo, y ante nosotras".
Mas otras añadían: "Tendremos que reunirnos para decidir que hacemos". "¡Qué descaro!.
Con el cura hay que hablar".

Se supo, por no se sabe quien, que de los hombres del pueblo, mas de alguno le ofreció a la chica dinero,
para que le hiciera no se sabe que favores. 
La chica ya no hablaba, ya no sonreía, ni siquiera salía de casa,
solo ese día, Sábado al atardecer.

Un día, uno de tantos días, algunas señoras vieron como la chica
encaminaba sus pasos a las afueras del pueblo.
.--Pero no era Sábado, tampoco era al atardecer.

"¡Cómo es posible!": Dijo una mujer, y
añadió: "¿Es que ya no se conforma esta muchacha?".

"Ahora no se podrá negar", decían los hombres
del pueblo.

Vieron como la chica llegó al camino, no era Sábado, no era era al atardecer, no habìa camiòn.....alguien vió que no
se detenía donde siempre lo hacía, sino que cruzaba el camino y se internaba en el prado por donde
pasaba el río.

Dos días mas tarde la encontraron,
colgada del puente que mas allá del camino, cruzaba el río.

Cuando la fueron a enterrar, en el cementerio a las afueras del pueblo,
a la orilla del camino, toda la
gente del pueblo asistió, algunos a regañadientes, otros,
por que había que estar, aùn otros, para saludarse
ya que poco se veían, y uno que otro, por que era un acontecimiento,
ya que en el pueblo nunca pasaba nada.

Los hombres, todos los del pueblo, todos ellos, resignados,
lamentándose en sus corazones de no haber podido obtener de la
chica los favores que tanto habían deseado,
(Pero hablándo entre ellos,
cada uno se vanagloriaba de haberlos obtenido).

Mientras todos, tanto hombres como mujeres se decían de si mismos,
lo buenos y honestos que eran,
lo dignos y honrados, escucharon un ruido.
.--intrigados dirigiéndo las miradas al camino vieron, que
se detenía un camión, el mismo camión, el mismo conductor.

"¡Qué descaro¡", exclamaron algunas
señoras, "Presentarse aquí".

Otra dijo: "¡No hay respeto!".

Todos vieron como se habría la puerta, no la misma puerta,
si no la del conductor, y bajaba un hombre
de mediana estatura con fino bigote.

Algunos vieron, que en su mano llevaba una flor,

"¡Inconcebible!" decían las mujeres,

"Tendremos que reunirnos para decidir que hacemos".

(las mismas que nunca se atrevieron).

Hasta el cura del pueblo decía en su corazón:
"Esto es un sacrilegio, tendré que informar".

Y los hombres del pueblo decían:
"¿Cómo es posible que esta muchacha estuviese con
"esta cosa",
cualquiera de nosotros es mas guapo que "esto".

Sin saber como ni porquè, cuando el hombre dirigió sus pasos,
acercándose lentamente a los allí reunidos,
arrastrando los pies, casi encorvado,
pareciendo mas pequeño aún, estos, todos,
todos le abrieron camino.


El hombre se acercó cansadamente a la tumba de la chica,
vieron todos como se arrodillaba,
--algunos--como depositaba la flor que en su mano llevaba.

Las mujeres: sus bocas cerraron.

Los hombres: su corazón encogieron.

El cura del pueblo: quieto dejó su rosario.

Dos perros gruñendo por un hueso: dejaron de hacerlo.

El trinar de los pajarillos: cesó.

Hasta los árboles se inclinaron: para escuchar mejor.

Cuando todos--todos,
hasta el mismísimo cielo escuchó al hombre decir:



"¿Por qué?...¿Por qué hija mía?".

"¿Qué va hacer ahora papá...
sin ti?

A ver.... aclaremos una cosa


A VER... ACLAREMOS UNA COSA....... ....... ....................... ....... ...
Yo en las Europas estaba bien, luego pasaron cosas y uno de los resultados fue que me enfermé.

Así que pensé que ya era hora de volver.
Un par de meses antes, conocí por internet a una chica del sur de Chile, .
Realmente era bien díscola y provocadora.
Nos declaramos amor pero ella flirteaba con algunos en el foro.

Así que nuestras discusiones eran pan de cada día.
Ella solía llamarme por teléfono casi todos los días.
Pero siempre terminábamos discutiendo
Nunca nos vimos , ni siquiera en un chat.
Pero estábamos enamorados uno del otro.

Un día le dije que volvía a Chile, y le di la fecha y hora.

Claro, se la di en una conversación normal entre parejas, aunque fueramos parejas virtuales.

Ella me hablaba de su pueblo, (Pucón), y en nuestras conversaciones a veces ella me decía que cuando iba a la plaza del pueblo,
solía ir sin calzones, (bragas), para provocar a los hombres que paseaban por la plaza.
Que eso le hacía sentirse bien

Eso a mi me ponía furioso, pero me calmaba pensando que solo era algo virtual, que con ella al final no pasaría nada.
Bueno, el día que llegué al aeropuerto, a una de las personas que llamé por teléfono para avisar que ya había llegado, fue a ella.
Claro, la llamé con la seguridad de yo en Santiago, ella en Pucón, a mas o menos 800 kilómetros de distancia.

La comenté que me iba a ir para el norte porque en una época estuve trabajando por allí etc. etc..
Ella me dijo que ¿por qué no nos veíamos?

Yo le contesté de que estábamos muy lejos uno del otro, que ya habría oportunidad de conocernos personalmente, que dejara que yo me asentara.

Entonces ella me contestó de que no estaba en Pucón, de que estaba en Santiago.

Me sorprendí porque yo creía que ella aún estaba en su pueblo.

Entonces quedamos de vernos al día siguiente cerca de las dos de la tarde.
La condición era que , cuando nos viéramos, nos saludaramos, conversáramos un poco,
y si alguno ella o yo se decepcionaba.
Que nos despediríamos amablemente deseandonos buenas cosas.

Así que quedamos de reunirnos en la plaza que hay al costado del cerro Santa Lucía.

Ella me dijo que aparecería por la calle tal y tal, y que cruzaría la Alameda justo al frente de la plaza.
Yo llegué antes de la hora, y estuve "vigilando", quién de toda la gente que cruzaba la Alameda allí, sería ella.

Al poco, entre la multitud que cruzaba la Avenida, vi a una chica, de mas o menos 24 años, con una peque, que cruzaban a paso ligero la Alameda.

Yo soy mucho mayor que ella.

Crucé a la inversa y me las crucé, (como para asegurar que era ella, porque nunca nos habíamos visto, pero si que nos habíamos dicho por internet mas o menos como éramos físicamente).

Entonces cuando las crucé, me di media vuelta y me puse al lado de la peque, caminé con ellas, y le dije a la mamá, (para asegurarme de que era ella).

""Hola Carolina".
Ella me miró un poco sorprendida, y me dijo un "Hola". Y seguimos caminando los tres , hasta cruzar totalmente la Alameda.

Caminamos por el borde del cerro Santa Lucía, y quedamos de ir al Parque Forestal ya que allí, (según ella), habían juegos para que la peque se columpiara etc.

Nos fuimos en silencio todo el trayecto por esas calles de noches bohemias, hasta llegar a la parte donde estaban los juegos.

Allí nos detuvimos.

Mientras la peque se fue a columpiar,

Yo puse mi brazo sobre su hombro pasándolo por detrás de su cuello y ella no se movió ni se molestó.

Pero la bomba , el arma mas mortífera que pudo utilizar esa mujer contra mi, fue cuando........

¡No!. No fueron esos profundos ojos negros que enamorarían a cualquiera, que no fuera yo.

¡No!. Tampoco esos finos y deseables labios que sonreían tenuemente a la luz del atardecer.

¡No!. Tampoco fueron esos senos que turgentes desafiaban mis ojos como diciendo
"¡Atrévete a mirar sin pestañear".

¡No! Ni siquiera fue su mano cuando cogió la mía y la acarició con suavidad.

¡No! Tampoco fue su naríz aguileña con su cara de diosa griega la que doblegaría a mi corazón que curtido en mil batallas, no se inclinó jamás ante nadie.

¡No!. El arma con la que me atacaste Carolina, nadie, ni siquiera yo,
curtido en cien mil batallas, habría podido estar incólume de pie,
manteniendo enarbolada la bandera de la libertad cuando ...............

La peque bajó del columpio
Yo detuve mi susurro al oído de Carolina
La peque caminó hacia mi
Yo mantuve mis piernas sin temblar
La peque me miró.....
Yo la miré......
Entre cerró un poco sus ojitos........
Yo los cerré más aún......
Me cogió de la mano.....
Yo le recibí su mano......
Se puso frente a mi.....
Miró hacia arriba....
se puso de puntillas....
quedé frente a ella...
miré hacia abajo...
incliné mi cabeza...
Con su otra mano se cogió de mi cinturón....
y acercándo su boca a mi oído....
me dijo en un susurro::
""¿Tío?. ¿me vas a querer a mi también?.
Entonces dentro de mi corazón, algo hizo....... ¡¡¡Plop!!!.
Entonces te digo mujer...eso es ser mala.
Eso mujer....... es ser cruel.
Eso mujer......... es ser malvada
Eso mujer,......... es llevar la maldad hasta las últimas consecuencias.


Utilizar un arma de tremendo calibre, una bomba que te hace explosionar el corazón y te lo derrite.

Y ves sin poder alejarte de ese holocausto, como a cada sonrisa inocente de ella, tu corazón se va disolviendo.

Y ves como el horizonte de tu vida huye despavorido porque sabe que.......

Entonces, como salvavidas que llega al rescate, ella baja su cabecita, la apoya a la altura de mi cintura y me dice: 
""Porque yo ....... yo si te voy a querer"".


Entonces mi corazón, vuelve otra vez a latir.
Y caigo rendido a sus pies, nada puedo hacer, solo dejar que ella se asiente dentro de mi corazón, como dueña, señora, reina y princesa de mi vida.

Pero Carolina... quiero que sepas mujer, pero que de verdad sepas..... Nunca te lo voy a perdonar.
Fuiste artera....... fuiste engañadora...... fuiste.... fuiste...... y la traías escondida.... como si no quisiera la cosa...... 

Yo no quería una mujer con una hija, no estaba en mis planes, yo quería libertad.............

y cuando ya me iba....... ella , ella me robó el corazón.... y dejó temblorosa mi alma, para toda mi vida.......

y se convirtió en mi latir primero, en mi respirar profundo....en la dueña de mi existencia.....y.
........
....................Ya no puedo vivir sin ella.